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Los retos del sector textil hacia un modelo de negocio sostenible en la UE

Cada año, se desechan unos 11,3 kilos de ropa por europeo, según la Comisión Europea

Tienda de ropa.
Tienda de ropa.Getty Images

Como cuarto sector más contaminante de la Unión Europea, la industria de la moda se enfrenta al reto de la economía circular empujada por nuevas propuestas de desarrollo sostenible en la UE para 2030, por hábitos de consumo más respetuosos con el medio ambiente, y por el auge de tiendas de segunda mano.

Esa mayor concienciación social sobre el origen de los productos que se consumen, su impacto y las consecuencias medioambientales de su producción se ha incrementado aún más, según los expertos, tras la pandemia del Covid-19.

"La crisis sanitaria ha ayudado a incrementar el entendimiento de la importancia de la industria textil, como el uso de las mascarillas, que ayudaron a entender que necesitamos una fuerte industria textil europea. También ha ayudado a la concienciación de sostenibilidad y el impacto de la industria en el clima", explicó a EFE Dirk Vantyghem, el director general de EURATEX, una organización centrada en la regulación de la industria textil.

Cada año, se desechan 5,8 millones de toneladas de ropa, lo que equivale a unos 11,3 kilos por europeo, según datos de la Comisión Europea.

Para tratar de revertir ese dispendio, la Comisión Europea presentó el 31 de marzo pasado una serie de propuestas que buscan reemplazar los productos textiles del mercado europeo por piezas de larga duración, recuperables y reciclables.

Una línea en la que se sitúa Les Petits Riens, una organización belga sin ánimo de lucro fundada hace 85 años para recolectar, clasificar y revender ropa a las personas con pocos recursos, aunque desde su nacimiento esta asociación ha evolucionado y ahora también financian diferentes proyectos sociales.

Y es que, según su directora de comunicación, Claudia van Innis, los visitantes de sus tiendas de segunda mano también han cambiado en los últimos 20 años, desde un perfil de consumidor con pocos recursos hacia un tipo de cliente más variado y preocupado por su huella ecológica.

"Hoy día podemos decir que tenemos un perfil muy diverso y al final hay gente que viene porque tiene esa necesidad de acceder a bienes de calidad a precios muy, muy bajos, pero también hay una franja de nuestro público, que es cada vez más y más importante, de gente que viene porque quieren consumir de otra forma", aseguró Van Innis a Efe.

Les Petits Riens recolecta cada año 9.000 toneladas de prendas en Bélgica, pero no todas se pueden reciclar por falta de baja calidad, por problemas con los materiales de fabricación o de diseño de las prendas.

"La proporción de rehusar y reciclar es aproximadamente del 5%. El resto se exporta, porque no es de alta calidad para el mercado europeo, o se recicla porque gran parte es basura y tienes que reciclarlo o producirlo nuevamente", explicó Franck Kerckhof, director de comunicación de Res Sources, la Federación de Empresas Sociales y Circulares.

Para reciclar se necesitan "algunas indicaciones": "Por ejemplo, en unos vaqueros, los botones y otras piezas metálicas son bastante difíciles de reciclar. No es posible meterlas en una máquina, por eso los productores necesitan construir un sistema de diseño ecológico que permita reutilizar y reciclar", dijo Kerckhof.

La Comisión Europea contempla el uso de diseños ecológicos entre sus propuestas para alcanzar una economía circular, con productos duraderos, reutilizables y reparables, algo que requerirá un esfuerzo por parte de las compañías del sector y financiación por parte de la UE.

Para Vantyghem, de EURATEX, esta transición es un proceso que "tomará tiempo", ya que se "necesita inversión" y una nueva regulación para productos de fuera de la UE, ya que, según él, la gran mayoría de los artículos de "fast fashion" no están hechos en Europa.

"El modelo de negocio es simple, tenemos que construir colaboraciones con los grandes productores para estar seguros de que podemos continuar colectando la ropa y que pueda ser reutilizada o reciclada y ser parte de esta economía circular", concluyó Kerckhof.

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