España no es sexi para los planes de pensiones paneuropeos
Las restricciones que se han fijado a las aportaciones no auguran un buen futuro ni para estos ni para otros planes individuales para la jubilación
El reglamento sobre el producto paneuropeo de pensiones individuales (PEPP), adoptado en 2019, acaba de entrar en vigor. Esto quiere decir que las entidades financieras ya pueden ofrecer estos planes de pensiones paneuropeos en todos los estados miembros, un elemento fundamental dentro de la estrategia de la Comisión Europea para reforzar la unión de los mercados de capitales.
Se trata de un nuevo marco con el que las personas tendrán más posibilidades de elección a la hora de ahorrar para su jubilación, al tiempo que gozarán de una sólida protección como consumidores. Pero el nuevo producto, que funcionará como complemento de los sistemas de pensiones públicos y profesionales y de los planes de pensiones privados nacionales, no tiene la misma aceptación en todos los países.
En España es, claramente, una herramienta útil para la actual situación de libre mercado y movilización de los trabajadores en el contexto work from everywhere, pero en nuestro país hay menor movilidad transfronteriza que en otros de nuestro entorno. Por otra parte, el desarrollo de todo el potencial de los PEPP choca con las limitaciones de nuestro actual marco regulatorio, con las aportaciones para los planes de pensiones individuales sujetas a un límite establecido por ley de apenas 1.500 euros anuales.
Los PEPP buscan abordar los desafíos demográficos y cerrar la brecha de las pensiones mediante el fomento del ahorro, y pretenden canalizar más ahorros hacia inversiones a largo plazo para aumentar la liquidez y la eficiencia de los mercados de capital en Europa. De acuerdo con la Comisión, tienen beneficios tanto para los ahorradores como para los proveedores del producto. Unos proveedores que podrán ofrecer a sus clientes hasta seis opciones de inversión diferentes, aunque una de ellas debe siempre ser el llamado Plan PEPP Básico. Este es sencillo, asequible y seguro, ofrece igualdad de condiciones entre los proveedores, sus costes están limitados y tiene como objetivo preservar el capital de los ahorradores hasta la jubilación.
En cuanto a sus beneficios para el partícipe, son similares a los de otros productos de pensiones individuales, pero tienen una serie de características clave que los diferencia. Básicamente, permiten cambiar de proveedor cada cinco años con costes limitados; los titulares podrán seguir ahorrando a través del mismo producto aunque cambien de país de residencia en la Unión Europea; se trata de productos totalmente transparentes, incluyendo costes (limitados al 1 % del capital acumulado por año y protege el capital invertido) y tarifas; y la información relevante se debe hacer pública a través de un documento de información clave simple antes de la adquisición del producto.
Los PEPP incluyen el acceso a una opción de inversión sencilla y asequible (el PEPP Básico), la total trasparencia del producto, el asesoramiento obligatorio completo que permita la toma de decisiones informadas antes de comprar un producto; y el acceso a un producto flexible, estandarizado y competitivo, ya que los ahorradores podrán beneficiarse de la competencia entre los proveedores europeos. Además, facilitan que los trabajadores se lleven sus ahorros consigo si se desplazan entre diferentes estados de la UE. Esto implica que, si bien cualquier trabajador (autónomo o asalariado) puede ahorrar a través de estos instrumentos, los PEPP son especialmente atractivos para los ciudadanos que se trasladen a trabajar a diferentes países de la UE, así como para los trabajadores por cuenta propia que no participen de otros sistemas de pensiones.
Hablamos de productos estandarizados y regulados dentro de la UE y, como tal, solo pueden ser vendidos o distribuidos a través de empresas financieras autorizadas. Estas pueden ser entidades de crédito, compañías aseguradoras, instituciones de previsión social autorizadas para vender productos de pensiones individuales, compañías y sociedades de inversión o gestores de fondos alternativos. De momento, la gran banca española no parece haber empezado a ofrecer estos productos, a pesar de la insistencia de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones sobre los beneficios de los PEPP.
Por su parte, los promotores de los planes de pensiones paneuropeos se benefician de un mercado único de pensiones personales y de facilidades para distribuir estos productos entre diferentes países. Así, las aseguradoras podrán expandir sus actividades hacia una distribución de productos transfronterizos. Mientras, el resto de los actores en el sector disfrutarán de nuevas oportunidades comerciales y el acceso a nuevos mercados.
A todos los efectos, un ahorrador que contrate un PEPP recibirá el mismo trato fiscal en su país de residencia que los ahorradores que contraten un plan de pensiones nacional. Es decir, los posibles incentivos fiscales o reglas específicas de impuestos que puedan existir en ese país se aplicarán, sea cual sea el producto escogido, mientras la persona mantenga la residencia allí.
Esto, dadas las restricciones que hay en España a las aportaciones, no augura buen futuro a estos –ni otros– planes de pensiones en nuestro país. Aun así, no descartamos la probabilidad de que, a largo plazo, las normas fiscales de los estados miembros – hay otros en los que tampoco parece haber mucho apetito por los PEPP- sobre los productos de pensiones personales se vayan armonizando y favorezcan la inversión en este tipo de producto. Sería importante avanzar para que no haya sido en vano el importante esfuerzo legislativo comunitario que ha exigido la creación de los PEPP para que emerja un nuevo mercado único europeo de productos de previsión social.
En definitiva, los planes de pensiones paneuropeos son productos similares a otros productos de pensiones individuales, pero especialmente ideados para reforzar la movilidad de los trabajadores y avanzar en la integración de los mercados financieros y de capitales de la Unión Europea. Desde ahora serán, sin duda, un producto más a tener en cuenta en la cartera de aseguradoras y otros proveedores.
Álvaro Doménech es Director asociado de la Unidad de Jubilación de WTW