Grifols: "El plasma ha vuelto"
La compañía asegura que la recolección de donantes llega a niveles prepandemia y espera recuperar negocio y márgenes. La compañía retocará el acuerdo con el fondo de Singapur para rebajar deuda
El mantra repetido por los directivos de Grifols está claro: "El plasma ha vuelto". Así lo aseguraron los principales ejecutivos de la compaññía en la junta de accionistas de la farmacéutica catalana celebrada este viernes en Sant Cugat (Barcelona). La pandemia de Covid-19 ha limitado desde 2020 el acceso a esta materia prima necesaria para producir los medicamentos hemoderivados, una situación que se ha revertido en las últimas semanas y que debería hacer que mejoren los márgenes de la multinacional.
"El único problema ha sido la falta de plasma", reconoció Víctor Grífols Roura, presidente del consejo de administración, quien agradeció a los accionistas su fidelidad, a pesar de que el valor de la compañía ha caído casi un 50% en Bolsa desde el inicio de la pandemia. "Se veía que era algo coyuntural", agregó sobre el impacto de la pandemia, "muy pronto veremos resultados".
Esa escasez de plasma ha producido que el precio por litro aumentara, los márgenes se redujeran y, además, se limitara la capacidad de fraccionamiento para producir medicamentos, como reconoció Alfredo Arroyo, director financiero. "Hay un mensaje importante: el plasma ha vuelto", aseveró, con un incremento interanual del 16% y situándose a niveles prácticamente prepandemia. El directivo, además, recordó el compromiso de la compañía de reducción de deuda, hasta cuatro veces el ebitda, frente a las aproximadas siete veces actuales.
"La cotización tiene que subir. La compañía es la misma que hace tres años", coincidió Raimon Grifols, co-consejero delegado de la farmacéutica. Apuntó además que el decalaje entre la mayor captación de plasma y la producción y, por tanto, el negocio puede ser de al menos nueve meses. Pero insistió en el compromiso de desapalancamiento, la consiguiente mejora del ebitda gracias a la mayor actividad y mejores márgenes, y como consecuencia también se rebajará el ratio de endeudamiento.
En las previsiones para 2022, el laboratorio prevé que la demanda de proteínas plasmáticas sigua fuerte, además de que haya un alza de precios y mejor el mix de productos y de territorios de venta.
La cifra de negocio de la farmacéutica se situó el año pasado en 4.933,1 millones de euros, un 3,7% inferior, y el ebitda en 961,5 millones, que representa un margen del 19,5% sobre ingresos.
La multinacional ha realizado este año la compra de la rival alemana Biotest, en una operación valorada en casi 2.000 millones. Tras esa adquisición, se llegó al compromiso de no realizar más transacciones corporativas y no repartir dividendo hasta no reducir deuda, un beneficio que no se distribuirá seguramente hasta 2024, ya que en 2023 Raimon Grifols aseguró que tal vez sería "un pelín apurado", en un encuentro con la prensa posterior a la junta.
Y es que el tema del pasivo de la compañía preocupa a inversores y analistas. Este problema se vio agravado a finales de abril cuando la farmacéutica, controlada en un 40% por la familia Grífols y algunos directivos, reformuló las cuentas de 2021. Esa decisión se debió a que el auditor KPMG obligó a apuntarse a la farmacéutica como deuda la inyección de capital de 990 millones de dólares del fondo soberano de Singapur (GIC). Tras la reformulación de las cuentas, la deuda pasó de 5.828 millones reconocidos en febrero a 6.480 millones. Por lo que analistas como Bestinver no descartan que el laboratorio tenga que ampliar capital, algo que los co-consejeros delegados de la compañía descartaron este viernes.
Raimon Grifols explicó que se puede revertir la decisión del auditor y están trabajando en ello, para que esa deuda con el fondo soberano de Singapur vuelva a ser considerada como capital, por lo que afirmó que puede haber "algún retoque en el acuerdo" con el fondo soberano.
Entrar en Francia y Grecia
Los responsables del laboratorio explicaron que hay países europeos, como Francia y Grecia, que tienen planes para reconsiderar que haya empresas privadas como Grífols en la recolección de plasma, que actualmente proviene en su mayoría de EE UU, donde las compañías pagan por la obtención de esa materia prima a los donantes.
"Si son interesantes, iremos", afirmó Raimon Grífols, respecto a los planes de Francia y Grecia. De esta forma, el laboratorio podría sumarse a algún tipo de colaboración público-privada.
"Europa está despertando del sueño idílico", opinó, por su parte, Víctor Grifols Deu, el otro co-consejero delegado, respecto a la necesidad de que se pueda utilizar el plasma de sus ciudadanos por parte de la industria. "Lo hemos ido explicando a los ministros a lo largo de los años", reveló Raimon Grífols, aunque sin éxito hasta ahora. Los responsables de la empresa señalaron que la pandemia ha cambiado la percepción sobre la deslocalización y ven necesario ahora ser autosuficientes en este componente sanguíneo necesario para producir derivados plasmáticos para los hospitales.
La multinacional catalana ha ampliado en casi un centenar desde 2020 su red de centros, hasta las 400 de estas infraestructuras. Recientemente, han abierto en Canadá y trabajan igualmente con Egipto, además de la treintena de instalaciones incorporadas con Biotest.