La caída en Wall Street muestra la falta de tracción de la inversión en China
Pese a todo el trabajo de Pekín para atraer el dinero extranjero, no ha logrado dejar de ser otro volátil emergente
Los gestores de fondos globales son exigentes a la hora de elegir los activos para sus carteras principales. A pesar de todo el trabajo de Pekín para impulsar la participación extranjera en sus valores, la carnicería de esta semana en Nueva York ilustra lo lejos que tiene que llegar para convencer a los inversores de que es algo más que otro volátil mercado emergente.
Los valores de crecimiento suelen ser los más afectados cuando los inversores empiezan a preocuparse por las subidas de los tipos de interés y la inflación. El índice Nasdaq Composite, con mucho peso del sector tecnológico, cayó un 5% el jueves debido a la preocupación por la postura del consejo de la Reserva Federal de EE UU, mientras el índice S&P 500 cayó un 3,6%. El Nasdaq Golden Dragon, dominado por empresas chinas de rápido crecimiento, se desplomó casi un 8%.
Es la última señal del rápido enfriamiento del interés internacional por la República Popular. El canal de Hong Kong para los extranjeros que negocian con acciones chinas en Shanghái y Shenzhen ha sido testigo de 5.500 millones de dólares en salidas desde febrero, según los analistas de UBS. Unos 15.000 millones de dólares salieron del vasto mercado de bonos nacionales de China en febrero y de nuevo en marzo. Es comprensible: los rendimientos de los bonos estadounidenses de referencia a 10 años son más altos que sus equivalentes chinos por primera vez en al menos una década.
Hay otros factores. Las empresas chinas que cotizan en Estados Unidos se enfrentan a la expulsión de la Bolsa de Nueva York en 2024 gracias a una nueva ley de auditoría. Las medidas enérgicas adoptadas por Pekín el verano pasado en relación con la seguridad de los datos y la educación con ánimo de lucro, entre otras cuestiones, cogieron a los accionistas con la guardia baja. Ahora, las duras políticas contra el Covid-19 en las ciudades del continente están reprimiendo el consumo interno, un tema de inversión popular entre los operadores extranjeros.
China representa el 31% del índice de referencia de los mercados emergentes de MSCI, el doble de la ponderación de Taiwán, que ocupa el segundo lugar. Ello refleja los años de éxito de las autoridades para atraer dinero institucional extranjero más sofisticado, que puede compensar las salidas de capital y reducir la notoria volatilidad de las Bolsas nacionales.
Los valores chinos más populares que cotizan en EE UU ya han conseguido una cotización alternativa en Hong Kong, por lo que los inversores extranjeros no se verán atrapados con acciones no negociables. En marzo, el viceprimer ministro Liu He dijo que frenaría las caóticas medidas de represión y prometió mejorar la comunicación. Aun así, la venta de acciones sugiere que los operadores no están convencidos.
A medida que la era de auge de la renta variable, apoyada por los bancos centrales que imprimían dinero, se desinfla, los inversores extranjeros están reduciendo su exposición a los mercados emergentes en general, y a China en particular. Pekín tiene mucho trabajo para atraerlos de nuevo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías