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La fácil victoria de Macron enmascara un gran desafío

La coalición de la que ha empezado a hablar solo se forjará haciendo grandes concesiones políticas

Protesta contra la victoria de Macron, este domingo en París.
Protesta contra la victoria de Macron, este domingo en París.Pierre Crom (Getty Images)

Puede Emmanuel Macron gobernar Francia con tanta facilidad como sugiere su victoria con el 58% sobre la aspirante de extrema derecha Marine Le Pen? El presidente francés ganó su reelección el domingo con un margen mayor del que estimaban las encuestas hace apenas dos semanas. Pero ahora se enfrenta a retos diferentes a los que abordó en 2017, cuando era el prometedor político novato menor de 40 años ansioso por transformar Francia.

Ha sido fácil olvidar algunos aspectos básicos durante una campaña ensombrecida por la pandemia y la guerra de Ucrania. Macron pudo presentarse, en particular, con un sólido historial económico. Francia creció el año pasado a un ritmo más rápido que el resto de las principales economías de la Unión Europea –lo que no había ocurrido en décadas– y tendrá una de las tasas de inflación más bajas en 2022. Y como prometió, Macron fue capaz de reducir drásticamente el desempleo. Tanto que ya los encuestadores no lo mencionan como una de las principales preocupaciones de los votantes.

Pero Francia es ahora un país más difícil de gobernar. La aplicación del programa de Macron, que incluye inversiones masivas en la transición ecológica y un mayor gasto en servicios sociales y educación, requerirá una mayoría en el Parlamento. El partido que creó hace seis años puede no conseguirlo en las elecciones que se celebrarán en junio. Y la coalición de la que ha empezado a hablar solo se forjará haciendo grandes concesiones políticas.

La vida de Macron será tanto más difícil por cuanto Francia es más díscola y está más dividida que el país que le eligió presidente en 2017. Casi el 60% de los votantes franceses eligieron a un candidato radical, ya sea de izquierdas o de derechas, en la primera vuelta de las presidenciales de hace dos semanas. Y la ventaja de Macron en la segunda vuelta, aunque cómoda, fue inferior al 66% que recibió contra la misma oponente la última vez.

Macron no ha olvidado que al principio de su primer mandato tuvo que enfrentarse a la revuelta de los chalecos amarillos, meses de violentas protestas de fin de semana y de malestar social desencadenados por una simple subida del precio del gasóleo. Y es muy consciente de que muchos de los votantes de izquierdas que le votaron el domingo se oponen a él y a su programa. Simplemente, Le Pen les parece aborrecible. Eso marca claramente los límites de su margen de maniobra.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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