La inflación dispara las alarmas de la economía en las islas
El aumento de precios, que ronda ya el 7%, comienza a mostrar su impacto negativo en empresas y consumidores
El actual escenario de aumento de precios, que en Canarias se situó en febrero en un 6,8% de variación interanual, según los datos del Instituto Canario de Estadística (ISTAC), han hecho saltar las alarmas en la economía del archipiélago. Empresarios y consumidores empiezan a sufrir los descarnados efectos de un alza que no tiene visos de acabar en el corto plazo. La electricidad, el gas y otros combustibles (72,2%), los servicios de alojamiento (16,0%) y la utilización de vehículos personales (15,3%) se encuentran dentro de los bienes y servicios más inflacionistas.
Para el secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, Juan José Hernández, la del aumento de los precios es una rueda que se retroalimenta: “La subida de los precios en los transportes o la energía encarece los de los servicios y productos de primera necesidad, y se replica en los rentistas, en los alquileres… Porque si suben los precios de todo, parece que el que no los sube es tonto”. Una espiral cuyas consecuencias negativas no son difíciles de vislumbrar. “El peligro es que es una situación que va a provocar efectos sobre el empleo y en negocios con márgenes muy estrechos, cuya viabilidad estará en riesgo. Va a ser la estocada final, y más si venían renqueantes”. Especifica que la situación en Canarias se ve agravada por unas cifras “sonrojantes” en lo económico, con una economía de baja productividad, terciarizada y con bajos salarios.
Los empresarios no ocultan su inquietud por la coyuntura actual. El presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, y también de la Confederación Canaria de Empresarios, Agustín Manrique de Lara, señala que el panorama es “especialmente preocupante por la renta disponible y diferencial de renta respecto a la media nacional. La inflación empobrece a las rentas más débiles, y en Canarias, ese sector de rentas es más amplio que en el ámbito nacional”. Lo peor, indica, que no es una situación pasajera, sino que sus efectos se seguirán padeciendo en los próximos años al incorporarse a los “costes estructurales” de las empresas. ¿Qué se puede hacer? Manrique de Lara apunta que es el momento de buscar pactos de Estado con organizaciones empresariales y sindicales. Afirma que las medidas adoptadas hasta ahora “son muy improvisadas, más políticas o ideológicas que económicas. Y fuera del consenso, son inestables”.
En línea parecida, desde la Asociación Canaria de Medianas y Grandes Empresas de Distribución (ASODISCAN), su secretario general, Alfredo Medina, manifiesta estar “tremendamente preocupado” por el alza de precios. Entre las causas principales, esboza la crisis del transporte, primero del internacional (principalmente desde China), con aumento de fletes de hasta 10 veces, y más recientemente del paro del transporte por carretera en España. Dificultades que se unen a suministros energéticos por los que pagan cuatro veces más de lo que era habitual, al incremento del coste de servicios como los de seguridad o limpieza de los establecimientos, y a la retracción del consumidor, que se protege de un escenario a corto y medio plazo “que todo el mundo sabe que va a ser malo”. Medina hace una radiografía de un sector en el que reconoce que, al menos, quedan cuatro meses por delante “francamente malos” y que puede afectar a la continuidad de los empleos en las empresas. Como medidas para aliviar la tensión, apuesta porque las administraciones públicas aboguen una reducción de la presión fiscal.
Consumidores
Los consumidores finales, el eslabón último de la cadena, notan, y mucho, los efectos de la subida de precios en su día a día. Candelaria Navarro es pensionista, y percibió cómo el coste de los productos de la cesta de la compra se disparaba al día siguiente del comienzo de la guerra en Ucrania (“¿los supermercados no tenían stock como para haber tenido que subir los precios de un día para otro?, se pregunta). Ha comprobado cómo el paquete de café pasó de 1,90 a 2,18 euros en un abrir y cerrar de ojos, o el de macarrones, 10 céntimos más casi de repente. Por eso, diariamente visita varios supermercados y tiendas en busca de los mejores precios: “Si veo los calabacines por debajo de los dos euros habituales, pues los compro, y ese día me hago un puré de calabacín”.
Las dificultades del alza de precios
Hogares con dificultades. Una reciente encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) indica que los hogares con dificultades para ahorrar pasaron del 60% en 2020 al 66% en 2021. Los de Canarias, Murcia, Baleares, Andalucía y Madrid son los que más han sufrido en su economía las consecuencias de la pandemia.
Previsiones. De acuerdo con las previsiones de la Consejería de Economía del Gobierno de Canarias, “tras crecer en torno al 6% en 2021, para los años 2022 y 2023 se espera que, a pesar de las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania, la intensidad del crecimiento de la economía canaria siga siendo mayor a la del conjunto de la economía española, debido al efecto base y al amplio recorrido que existe en la recuperación de la demanda turística”.
PIB. Según la última actualización de las previsiones económicas de la Viceconsejería de Economía e Internacionalización del Ejecutivo autonómico, los escenarios muestran un rango de crecimiento del PIB canario en 2022 de entre un 4,1% y un 8,5%; y entre un 4,1% y un 5,2% en 2023.