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Carteras moderadas: deuda de empresas, más renta variable y hasta bonos de EE UU

La deuda emitida por la banca se beneficia del nuevo entorno de tipos al alza

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.Reuters
Miguel Moreno Mendieta

La cartera más tradicional para los inversores más equilibrados (aquellos que quieren rentabilidad pero no jugárselo todo en Bolsa) era destinar el 40% de la inversión a deuda soberana y el resto a renta variable. Sin embargo, hace años que este modelo clásico quedó obsoleto. Tras varios ejercicios en que la deuda pública no ofrecía prácticamente nada de rentabilidad, los gestores han tenido que ir buscando nuevos activos donde invertir. Ahora bien, cómo están afrontando las perspectivas de subidas de tipos? ¿Qué estrategias están poniendo en marcha?

Carlos Arenas, del equipo de gestión de activos de Renta 4, considera que en la actual coyuntura de mercado lo más recomendable es tener la máxima exposición a Bolsa para cada tipo de cliente. Por ejemplo, si alguien tiene una cartera de fondos que puede oscilar entre el 30% de renta variable y el 50%, pues tendría que llegar a este tope. “Así pueden aprovechar las últimas caídas de los mercados”, reflexiona.

Una opinión similar tiene Javier Turrado, director de desarrollo de negocio de Bankinter Gestión de Activos. A su juicio, las opciones para el inversor no tendrían por qué ser muy distintas a las que tenía hace un mes, seis meses o un año, pero sí las dosis de riesgo. “La diferencia está en que los inversores pueden estar más o menos preocupados en que aquellos con elevado peso en renta fija están viendo penalizadas sus valoraciones..., y, sobre todo, porque en base a las expectativas de mercado, la mayor parte de las contribuciones a la rentabilidad deberían venir de la renta variable”.

Para la parte de renta fija, los inversores profesionales recomiendan seguir buscando alternativas a la deuda soberana europea. Álvaro Braceras y Marc Pañella, analistas de fondos de Andbank Wealth Management, se están centrando en esta parte de la cartera “en fondos de renta fija global, deuda de calidad y bonos corporativos a corto plazo de empresas que no tienen la máxima calificación crediticia”.

También consideran que es una buena oportunidad para añadir algo de riesgo con deuda emitida por bancos “aprovechando los buenos fundamentales y un entorno de tipos benigno para el sector financiero”.

Otra fórmula para encontrar algo de rentabilidad es buscar emisiones de deuda fuera de Europa y Estados Unidos. José Manuel Villamor, director de Weatlh Management A&G Banca Privada, considera atractivo aumentar el riesgo de las carteras moderadas añadiendo bonos chinos en moneda local. “Creemos que los fundamentos económicos y las políticas de China apoyan a los bonos en reminbi y a la divisa”. También considera interesante incorporar deuda subordinada financiera “porque creemos que se verá beneficiada con la esperada subida de tipos”, así como cédulas hipotecarias “porque es una fuente de descorrelación con el resto de activos”.

En la parte de Bolsa, los inversores profesionales recomiendan apostar por compañías y fondos que tengan un componente más prudente que los índices bursátiles.

Para esta parte más arriesgada de las carteras el equipo de Andbank recomienda apostar por fondos como el Robeco Global Premium, “porque seleccionan compañías con altas estimaciones de beneficios por acción y múltiplos contraídos”.

A su juicio, este es un momento idóneo para lograr un posicionamiento en cotizadas con buenas perspectivas de crecimiento a largo plazo con valoraciones poco exigentes.

Para Christian Gattiker, jefe de investigación del banco privado Julius Baer, este momento de mercado también es especialmente atractivo para destinar una parte de la cartera a compañías de pequeña y mediana capitalización. “Nuestros estudios indican que nunca antes había habido una diferencia de valoración tan grande entre las grandes cotizadas y sus rivales más pequeños, y lo razonable es que esa brecha se vaya cerrando en los próximos trimestres en beneficio de las pequeñas y medianas compañías”.

Villamor, de A&G Banca Privada, considera que también hay que seguir reservando una parte de las carteras en efectivo. “La liquidez no es falta de ideas sino una clase de activo poco rentable pero muy valioso, porque nos permitirá aumentar posiciones cuando se producen correcciones bursátiles”, reflexiona.

Con todo, Ángel Olea, director de inversiones de Abante Asesores, recuerda que es muy delicado jugar con el momento perfecto para salir o entrar del mercado. “Los estudios demuestran que este tipo de estrategias raramente generan valor, porque es muy difícil acertar con el momento idóneo”, advierte. En el caso de Abante, han empezado a incluir en la parte de renta fija una pequeña posición en bonos del Tesoro de Estados Unidos a un plazo de 5 años. “Están rentando ya casi un 2%, lo que empieza a ser una contribución interesante”.

Otra idea sugerida desde A&G Banca Privada es ir incluyendo inversiones en metales preciosos “porque creemos que se verán favorecidos por un aumento de la demanda para abastecer la capacidad de la industria”.

En ausencia de una cartera clásica de bonos y Bolsa, son muchas las alternativas que van ofreciendo los bancos privados y asesores para que sus clientes de perfil moderado, que son la mayoría, consigan rentabilidad sin mucho riesgo.

Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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