La inversión hotelera mantiene el pulso
La inversión necesaria para adaptarse a las tendencias y las normativas pandémicas puede detonar absorciones
Tras el desplome sin precedentes de la actividad turística en 2020, durante el cual la aportación del sector al PIB se redujo cerca de 7 puntos pasando del 12,4% al 5,5%, era de esperar que a lo largo de 2021 conforme iban levantando las restricciones de movilidad la actividad se fuera recuperando.
El despliegue de medios para acelerar la vacunación ha supuesto un punto de inflexión en la lucha contra la pandemia, la reactivación de la actividad hotelera a lo largo del verano ha permitido que a finales de septiembre más del 85% de los establecimientos abrieran sus puertas. La recuperación estuvo centrada en destinos vacacionales dentro de la península, pero se irá extendiendo a otros destinos conforme se vaya controlando la pandemia, aumentando la movilidad y recuperando rutas aéreas que permitan la entrada de turistas internacionales.
En este escenario los hoteleros han tenido que adaptarse y reinventarse para asegurar la continuidad de su negocio, en un primer momento gestionando costes, revisando todo tipo de gasto y proceso para ser lo más eficiente posible, pero también ajustando las operaciones a los nuevos retos como los sanitarios o aquellos que estando ya en curso se han acelerado como la digitalización o la sostenibilidad. En este sentido va a ser fundamental el compromiso del ejecutivo de dotar al sector con 3.400 millones del Fondo Europeo Next Generation. La disposición de estos fondos debe ser aprovechada por la industria hotelera para mejorar la posición competitiva reconvirtiendo tanto hoteles como operadores.
La recuperación de la actividad turística se irá consolidando conforme se reducen las restricciones, los destinos de ocio probablemente alcancen niveles previos a la pandemia a lo largo de 2022 mientras que las principales ciudades tendrán que esperar unos trimestres más, de cualquier manera, no cabe duda de que el sector recuperará su papel fundamental dentro de la economía de nuestro país.
Prueba de ello es que el interés inversor se ha mantenido a lo largo de toda la crisis. Las expectativas de grandes descuentos se han ido moderando según se iba reduciendo la incertidumbre y ha motivado el cierre de importantes operaciones a lo largo del año pasado como la compra de los cuatro hoteles de la cadena Selenta en España por parte de Brookfield (440 millones) o la del Madrid Edition por parte de Archer Hotel Capital (205 millones) vehículo del fondo soberano de Singapur GIC y el fondo de pensiones holandés APG.
En cifras de BNP, la inversión inmobiliaria en España durante 2021 ha mantenido el pulso alcanzando los 11.800 millones, un 30% más que el año pasado y un 6% menos que en 2019. Por sectores destaca el hotelero que con 2.390 millones crece un 100% y la logística que con la adquisición de la plataforma Montepino por parte de Bankinter (900 millones) también alcanza crecimientos cercanos al 90% hasta los 2.920 millones de euros. Ambos sectores cierran el año con números claramente superiores a los de 2019. Desde el punto de vista del tipo de inversor, los datos presentan un claro dominio de fondos institucionales y entidades financieras.
En definitiva, el sector turístico sin duda recuperará su peso específico dentro de la economía en el corto plazo, los hoteleros que antes se adapten a los nuevos retos serán los ganadores. La apuesta esta sobre la mesa y requerirá una importante inversión en Capex. Tanto las nuevas tendencias como las nuevas normativas como consecuencia del Covid hacen que todos los hoteles hayan tenido o vayan a tener que invertir de una manera o de otra. Esta necesidad de inversión para permanecer competitivos, puede detonar transacciones entre propietarios con menos liquidez y otros más solventes y con planes de negocio a más largo plazo. En cualquier caso, el hotelero va a seguir siendo uno de los sectores más dinámicos durante los próximos años.
Álvaro Monjardín es gestor de activos de España y Portugal de Drago Capital