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Banca

Los fondos Beach Point y Monarch inyectan capital en WiZink y serán inversores junto a Värde

El banco recibirá una aportación de 250 millones de las tres firmas El acuerdo está abierto a que se sumen otros bonistas

Miguel Ángel Rodríguez Sola, consejero delegado de WiZink.
Miguel Ángel Rodríguez Sola, consejero delegado de WiZink.

Los nuevos inversores de WiZink son los fondos Beach Point y Monarch, según fuentes financieras. El banco ha recibido 250 millones de capital entregados al 50% entre el hasta ahora único accionista, Värde, y estas dos gestoras. El capital de Mulhacen –la sociedad instrumental que financió la compra de WiZink, pero que no es dueña del banco digital– estará controlada en un 60% por el inversor original y en el restante 40% por los propietarios de la deuda, que cobrarán un interés anual del 8% en efectivo, frente al rango actual del 6,5% al 7,25%, y cuyo vencimiento se amplía tres años, hasta diciembre de 2026.

La estructura de propiedad y financiación de WiZink es compleja. El banco sigue tal y como estaba, pero con más fondos propios que le permitirán resistir mejor la oleada de litigios por las tarjetas revolving, cuyos intereses fueron proscritos por el Tribunal Supremo justo antes de que estallara la pandemia del Covid-19. Entonces cobraba alrededor de un 24%, porcentaje que ha reducido hasta el entorno del 20%.

Värde financió la compra de WiZink a través de una emisión de bonos por 515 millones lanzados en el verano de 2018 por Mulhacen, vehículo radicado en Singapur y, hasta el momento, propiedad en exclusiva de la firma con sede en Minneapolis. Estos bonos, colocados por Goldman Sachs y UBS, expiraban en agosto de 2023 y pagaban unos intereses elevados. La particularidad radica que Mulhacen está destinada exclusivamente a financiar a otra, también con nombre de pico, Aneto, que es 100% propiedad de Värde y dueña en última instancia de la entidad financiera.

La maniobra, que refuerza el capital de WiZink, se ha ejecutado con la ayuda de Houlihan Lokey, del lado de Värde, y de Moelis, que ha trabajado paralos bonistas. Estos últimos han firmado dos pactos esenciales. Por un lado, capitalizarán el 45% de los 515 millones de euros de la deuda cotizada en equity de Mulhacen, retendrán unos 283 millones en bonos y cobrarán un 8% anual por ellos.

Al mismo tiempo, se creará un nuevo vehículo de financiación por valor de 280 millones, de los que 250 millones se destinarán a la inyección de capital de WiZink. Los restantes 30 millones se quedarán como capital en la nueva firma. El dinero nuevo está puesto a la mitad entre Värde, por un lado, y, por otro, por la gestora californiana Beach Point y por la neoyorquina Monarch. Ambas son conocidas por haber estado presentes en varias operaciones de reestructuración en España, entre ellas la de OHL (actual, OHLA).

Sobre el papel, ni Monarch, con unos activos bajo gestión de más de 9.000 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros), ni Beach Point, con unos 14.000 millones de dólares (cerca de 12.500 millones de euros), serán accionistas de WiZink. Sí serán, en todo caso, inversores, al ser financiadores directos del banco digital que capitanea como consejero delegado Miguel Ángel Rodríguez Sola. El proceso de implementación del acuerdo, fruto de las negociaciones entre Värde y los bonistas en el seno de Mulhacen para la refinanciación del bono, no afecta en ningún sentido a WiZink ni a su negocio, sentencian desde la entidad.

Más posibles inversores

El acuerdo está poco menos que escrito en piedra, gracias a los compromisos de los dos inversores mencionados, que llevan la voz cantante. Pero Mulhacen, a través de una oferta de intercambio o canje y una petición de consentimiento, abre la posibilidad de que se incorporen otros bonistas. Para el punto específico de la refinanciación del bono de Mulhacen, se busca la luz verde de una mayoría cualificada del 90%, explican desde el banco.

El objetivo de WiZink es seguir creciendo, al tiempo que gestiona con mayor holgura el impacto de los litigios de las tarjetas revolving, para los que apartó en provisiones más 100 millones de euros en el primer semestre del año pasado. WiZink perdió entre enero y junio 25 millones, debido a una provisión extraordinaria de 107,6 millones para cubrir, esencialmente, potenciales litigios asociados con las tarjetas de pago aplazado.

WiZink lanzó el año pasado una nueva línea de préstamos personales, entró en el negocio de financiación de automóviles con la adquisición de Lendrock y con el lanzamiento de su nueva gama de tarjetas de crédito segmentadas por perfil de cliente. Pero el germen de todo se remonta a 2014, cuando Värde compró el 51% del negocio de tarjetas a Popular, que, a su vez, ya había adquirido el negocio de tarjetas a Citi.

La firma, que pasó a denominarse WiZink en 2016, cerró la compra de Barclayscard en noviembre de ese año. En marzo de 2018, Santander, el propietario del 49% de WiZink debido a la absorción de Popular en junio de 2017, decidió vender ese porcentaje a la gestora de fondos de capital riesgo por unos 1.100 millones. Värde diseñó la fórmula para financiar la transacción. Emitió en agosto de 2018 los bonos high yield por 515 millones de euros.

Hasta 160 millones por la venta de Aplazame

 

El dinero fresco que llegará a Wizink no cambiará ni su consejo ni gestión y además es posible que llegue más capital en breve, con la venta de la plataforma Aplazame, la fintech de pagos y financiación adquirida por WiZink en agosto de 2018 por unos 20 millones. Jefferies es el banco encargado de buscar compradores que abonen por esta plataforma hasta 160 millones de euros.

Aplazame continúo creciendo el año pasado, con la incorporando de una media de 100 nuevos establecimientos al mes, con un total de casi 1.500 a cierre de marzo. Esta fintech ofrece varias formas de pago en las tiendas, con un número de cuotas determinado, abonar el importe en cuatro pagos sin intereses o pagar hasta 15 días después de recibir los productos, también sin un solo euro de interés.

 

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