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Política

Estas son las medidas (temporales) aprobadas por los países europeos para combatir la subida de la energía

Los políticos esperan que el problema desaparezca solo, al tiempo que se apoyan en las empresas para intentar ponerle coto. Pero el mercado apunta a que el encarecimiento de la energía irá más allá del invierno

Instalaciones de gas en Nesvizh, cerca ce Minsk
Instalaciones de gas en Nesvizh, cerca ce MinskVasily Fedosenko (REUTERS)

Europa se enfrenta a una de las peores crisis energéticas de la historia, lo que obliga a los Gobiernos a intervenir ante una subida de precios que amenaza con dejar a millones de hogares sin poder pagar sus facturas de la luz o del gas. El alza de la electricidad y el gas está presionando a los ciudadanos europeos, desesperados tras dos años de coronavirus, cierres de empresas y preocupaciones por la situación del empleo.

Mientras los políticos toman decisiones calificadas como temporales para hacer frente al encarecimiento energético, los indicadores del mercado apuntan que la crisis durará más allá del invierno. Los ministros de las cinco mayores economías europeas -Alemania Reino Unido, Francia, Italia y España- han presentado hasta ahora baterías de medidas en forma de ayudas, subvenciones y recortes fiscales de duración limitada para ayudar a los consumidores. Pero el dilema es que muy probablemente esas medidas provisionales no sean suficientes. El coste de la de la electricidad y el gas en todo el continente ya parece uno de los mayores retos a los que se enfrentan las naciones, además de salir de la pandemia.

El hilo conductor de las políticas europeas parece ser esperar que el problema desaparezca, al tiempo que se apoyan en las empresas para intentar ponerle coto temporalmente. Las acciones de Electricite de France se desplomaron el 14 de enero un 14,6%, cuando el gobierno francés confirmó sus planes de obligar a la empresa a vender más energía con descuento.

La magnitud de la crisis hace que las medidas gubernamentales sean insuficientes

El gas triplicó su precio el año pasado y las empresas, analistas y operadores del mercado afirman que los precios altos van a persistir, lo que ya es un factor clave de la actual inflación galopante. Si bien la presión sobre los contratos ha disminuido desde su momento más álgido, los expertos afirman que no se ha solucionado el problema: los meses venideros aún pueden ser fríos y además hay una creciente tensión con Rusia por una posible invasión de Ucrania, situación que podría interrumpir los suministros.

"La magnitud de la crisis hace que las medidas gubernamentales sean insuficientes para cubrir todos los impactos en la economía", señala Simone Tagliapietra, miembro del centro de estudios económicos europeo Bruegel. "Cuanto más dure la situación, los gobiernos se verán obligados a orientar sus ayudas hacia segmentos específicos de la sociedad, lo que supone un difícil triaje, tanto económica como políticamente".

Bank of America estima que los hogares europeos pagarán una media del 54% más por la energía este año que en 2020, con los mayores aumentos en el Reino Unido e Italia,  donde la factura media anual se disparará en  torno a unos 1.000 dólares, según sus cálculos.

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La ayuda desplegada hasta ahora también refleja las diferentes culturas políticas: Bank of America calcula que los planes anunciados hasta ahora incluyen una ayuda anual de 337 euros (389 dólares) por hogar en Italia, más aún en Francia, y cero en el Reino Unido.

El problema es que todo esto llega cuando los gobiernos necesitan una fuerte ayudas europea para proteger a las empresas y a los trabajadores tras dos años de crisis de Covid-19. También se necesita de la intervención estatal en las empresas energéticas para cumplir los ambiciosos objetivos nacionales de reducción de las emisiones de carbono.

Las elecciones en Francia y la debilidad de Johnson en Reino Unido dificulta tomar medidas estructurales

Además, están las implicaciones políticas que llegarán a su punto más alto en abril, cuando el presidente francés Emmanuel Macron se enfrenta a las elecciones presidenciales. En Reino Unido el aumento del precio de la energía se suma a la agitación que envuelve al primer ministro Boris Johnson, acorralado por la celebración de fiestas en su residencia de Downing Street durante una época pico de contagios y mientras se imponían restricciones a la población.

¿Qué están haciendo los gobiernos entonces?

Alemania

La diversidad de la coalición a tres bandas dificulta la elaboración de políticas energéticas conjuntas. Mientras que los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz  son partidarios de los subsidios estatales a los hogares más pobres, el liberal del FDP, favorable a las empresas, se muestra escéptico ante las grandes ayudas. Mientras, el ministro de Economía, Robert Habeck, colíder de los Verdes, ha dejado claro que su prioridad no es luchar contra el aumento de los precios de la energía. El objetivo es más bien financiar un ambicioso programa de protección del clima, que incluya el aumento de la proporción de energías renovables en el mix energético de Alemania.

Por ello, el Gobierno de Berlín sólo ha podido acordar hasta ahora un paquete de 130 millones de euros de subvenciones únicas para los hogares con bajos ingresos, que se pagarán en verano cuando los clientes reciban sus facturas de los comercializadores de energía. También está previsto trasladar un recargo destinado a las energías renovables de unos 300 euros por hogar en las facturas de energía al presupuesto del Estado a partir del año que viene.

Francia

Francia ha intervenido de forma más agresiva que sus homólogos europeos. El primer mandato de Macron se vio empañado por las protestas del movimiento de los llamados "chalecos amarillos" contra el aumento de los impuestos al gasóleo, por lo que el presidente es especialmente sensible al impacto potencial en su popularidad causado por el aumento de los precios de la energía.

El primer ministro, Jean Castex, congeló en noviembre las tarifas del gas hasta finales de 2022, y el Gobierno se comprometió a compensar a los operadores con préstamos hasta que los precios bajen. El Gobierno también distribuyó 4.400 millones de euros a finales de año para ayudar a los ciudadanos a hacer frente a la subida de los precios del gas y la gasolina.

El ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha declarado que quiere garantizar que la factura de la electricidad no aumente más del 4%. La propuesta se basa en recortes de los impuestos sobre la electricidad que el Gobierno estimó inicialmente en 4.000 millones de euros, cifra que se ha duplicado. Pero eso no será suficiente, por lo que el Gobierno también ha pedido a EDF, controlada por el Estado, que venda más energía a sus rivales a bajo precio, dijo Le Maire al periódico Le Parisien. La medida costaría a la empresa 7.700 millones de euros. De ahí el desplome en Bolsa de la semana pasada. 

Reino Unido

En Gran Bretaña, en cambio, el Gobierno ha sido más condescendiente y ha permitido que las fuerzas del mercado prevalezcan dentro de los límites de un tope en las facturas, que se ajustan dos veces al año por el regulador.

El Gobierno también ha aprobado medidas por 4.200 millones de libras (5.800 millones de dólares), incluyendo subvenciones, pagos por combustible en invierno y un descuento para las personas con menores ingresos.

Sylvain Lefevre (Getty Images)

El ministro de Hacienda, Rishi Sunak, anunció en septiembre una ayuda de 500 millones de libras para que los hogares con mayores dificultades puedan hacer frente al coste de la vida durante el invierno, incluidos los alimentos y la ropa. El tope de precios se elevó un 12% al mes siguiente y, según la trayectoria de los precios al por mayor, se prevé que aumente otro 50% en abril. Esto también reflejará los costes derivados de las docenas de pequeños comercializadores de energía que han quebrado.

El Gobierno lleva meses negociando con los usuarios industriales de gran consumo energético, incluso discutiendo la posibilidad de concederles préstamos con garantía estatal. Está estudiando formas de ayudar a los consumidores domésticos ampliando las subvenciones y los descuentos a los pensionistas y los hogares con bajos ingresos, así como las propuestas de la industria de conceder préstamos para retrasar parte del aumento de los costes que se producirá en abril.

Johnson ha dicho que un recorte del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en las facturas es un instrumento demasiado contundente y beneficiaría a quienes no lo necesitan. El gobierno del primer ministro italiano Mario Draghi no está de acuerdo.

Italia

El Gobierno de Italia ha recortado el impuesto sobre el valor añadido (IVA) sobre el gas para todos los consumidores, además de pagar bonificaciones a las familias con bajos ingresos y reducir las tasas que financian las subvenciones a las energías renovables. En total, el Estado está apoyando a los hogares con dificultades por valor de 8.500 millones de euros hasta marzo de este año.

El Gobierno también está estudiando la posibilidad de exigir a las empresas energéticas que contribuyan a las medidas de reducción de la factura de la luz para las rentas más bajas, según declaró el 12 de enero el Ministro de Desarrollo, Giancarlo Giorgetti. Y con el regulador energético advirtiendo de fuertes subidas de precios este trimestre, Draghi ha dicho que serán necesarias más medidas a partir del segundo trimestre. El debate se centra en cambiar el marco fiscal para orientar a los productores de energía renovable o en encontrar la forma de exigir a las empresas que garanticen facturas más bajas para los usuarios.

Mientras tanto, las empresas italianas también están presionando para obtener ayudas y evitar posibles cierres y quiebras. La asociación de la industria Confindustria estimó que las facturas de energía para las empresas aumentarán a 37.000 millones de euros en 2022, un 85% más que el año pasado y más de cuatro veces más que en 2019.

España

El Gobierno de Pedro Sánchez han señalado en repetidas ocasiones que tiene un margen de maniobra limitado para controlar los precios de la energía dada la estructura del mercado mayorista y la normativa europea. Lo que sí ha hecho, sin embargo, es cobrar más impuestos a

empresas energéticas y reducir la carga para los contribuyentes. En septiembre, el Consejo de Ministros aprobó un impuesto extraordinario sobre las empresas eléctricas que esperaba recaudar más de 2.000 millones de euros. El 21 de diciembre, el Gobierno prorrogó durante cuatro meses los recortes temporales del impuestos, una decisión que costará al Estado más de 2.000 millones de euros.

Pero, como advirtió la ministra de Economía española, Nadia Calvino, en una entrevista el 14 de enero, las medidas puestas en marcha por el Gobierno tienen un importante impacto financiero "por lo que no son una solución a largo plazo".

La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera
La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa RiberaCésar Arxina (Europa Press)

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