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El 43% de los consumidores ha hecho boicot por motivos medioambientales

El 35% de los españoles está dispuesto a dejar de comprar alimentos importados, según un informe de Deutsche Bank

GETTY IMAGES

Estos días, los líderes mundiales debaten en Glasgow (Reino Unido) sobre el futuro del planeta, en el marco de la COP26, pero cuando el próximo viernes baje el telón, será el momento de mirar hacia las empresas. Especialmente cuando, según el informe Después de la COP 26, ¿la carga ¿se traslada a las empresas?, elaborado por Deutsche Bank, solo 40 compañías de EE UU emitieron en 2019 alrededor de 1.500 millones de toneladas de carbono (el 4% de las emisiones totales), en línea con las 40 más contaminantes de Europa y prácticamente las mismas que todos los países de África juntos.

Abordar el impacto medioambiental de su actividad supone un coste económico importante para las compañías, pero también tiene recompensa. La sostenibilidad es un arma de doble filo porque, por un lado, los consumidores se están decantando por marcas que se posicionan como más responsables y, por otro, castigan a las que desoyen sus demandas. Más del 30% de los españoles compra más de compañías que se preocupan por el medioambiente ahora que hace un año, según el mencionado informe de Deutsche Bank. Un porcentaje que llega a la mitad de la población en el caso de Italia, que muestra una mayor transformación respecto al resto de países analizados.

Los gobernantes han prometido un endurecimiento de las sanciones para las empresas que contribuyan a la deforestación, pero uno de los mayores incentivos para llevar a cabo prácticas más sostenibles parte de los consumidores. El 44% de los estadounidenses asegura haber hecho boicot a algún producto por razones medioambientales en 2021, ocho puntos porcentuales más que en 2019. Este castigo no se limita a productos concretos, sino que extrapola al resto de la marca. El 43% de los consumidores declara no haber comprado más artículos de determinada firma después de haber leído información que los comprometiera desde el punto de vista medioambiental.

La preocupación por la sostenibilidad y los cambios en el consumo

En esta línea, en torno al 35% de los españoles está dispuesto a dejar de comprar alimentos que se hayan transportado desde otro país en el próximo año, según el citado documento. Casi la mitad de los consumidores considera que está haciendo suficiente a nivel personal para paliar los efectos del cambio climático, liderados por los más jóvenes, por lo que creen que es el momento de pasarle el testigo a las compañías, pues sostienen que pueden hacer más de lo que están haciendo hasta ahora.

Los datos les avalan. Así lo pone de manifiesto el estudio de Deutsche Bank, que recuerda que las grandes corporaciones han sido rescatadas por los gobiernos, es decir, los contribuyentes, hasta en dos ocasiones en los últimos 13 años. A pesar de los estragos de la pandemia, en términos generales, el efectivo disponible en las corporaciones se disparó un 50% y un 35% en EE UU y en Europa, respectivamente a finales de 2020. Es cierto que la rentabilidad de las compañías ha caído debido al Covid-19, pero sigue siendo muy elevada puesto que registraba máximos históricos en los años previos. Todo ello les proporciona un colchón suficiente para amortiguar los costes derivados de una transición hacia modelos más eficientes, reza el informe.

Debido a la mayor presión por parte de los consumidores y a la sanciones gubernamentales, se han producido avances. Las empresas europeas redujeron sus emisiones un 14% de media en la última década (hasta 2019). Pero la mejor manera de juzgar la forma en la que abordan sus emisiones es comparar estas con respecto a las ventas. Desde la crisis financiera hasta 2019, las compañías han descarbonizado sus operaciones un 23%. Este progreso, sin embargo, no se ha realizado de manera uniforme en todos los sectores: mientras que, en Europa, el inmobiliario y los bienes de consumo han alcanzado reducciones superiores al 50%, las telecomunicaciones y la energía han disparado sus emisiones por encima del 20%.

Tampoco hay que perder de vista que, en un mundo globalizado, las métricas tradicionales enmascaran el verdadero alcance la contaminación producida por los países desarrollados. En los últimos 40 años, la producción se ha desplazado a mercados emergentes, aunque, posteriormente los productos acabados sean importados. Así, mientras que China es exportadora de emisiones netas, EE UU tiene una importación neta de carbono equivalente al 7,7% de sus emisiones nacionales.

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