Dónde invertir en una economía de precios desbocados
Las apuestas de los gestores se centran en los sectores que mejor resistieron a la crisis, como alimentación, salud y también tecnología, más barata tras la última corrección
Las elevadas valoraciones bursátiles que se han instalado con total naturalidad en el mercado tras la pandemia se han alimentado de un entorno de bajos tipos de interés y baja inflación que ya ha empezado a cambiar. La inquietud ante la subida sin freno de los precios de la energía –para el que se augura un recorrido al alza de varios meses de duración– se ha colado por cada rendija del mercado. El largo período de paz y estabilidad financiera que han garantizado los bancos centrales con su lluvia de dinero ha comenzado a ponerse en entredicho, a la vista del nerviosismo con que los inversores están respondiendo al alza de precios del petróleo y el gas.
El mercado de deuda refleja claramente estos días esa inquietud: el rendimiento del bono alemán llegó este miércoles a rozar el cero, mientras el del bono de EE UU a una década ha trepado a niveles de mayo. Y la expectativa de inflación a 5 años, uno de los indicadores más vigilados por los bancos centrales para medir las previsiones de precios a largo plazo, ha llegado a alcanzar niveles no vistos en siete años.
El gran temor es que la inflación, que los bancos centrales insisten en calificar de transitoria pese a una persistencia mayor de lo esperado, termine por tener más calado de lo previsto y por forzar a un endurecimiento de las políticas monetarias. En definitiva, por acelerar unas subidas de tipos de interés ante las que no se sostendrán las actuales valoraciones de la renta variable y que serán además un duro desafío para la muy endeudada economía global que queda tras la crisis.
El entorno para la inversión es ahora mucho más incierto que meses atrás. El calado y dimensión de las presiones inflacionistas es la gran preocupación de los inversores, a lo que se añaden otros elementos no menos inquietantes, como el enfriamiento de la economía China a causa de los problemas de su sector inmobiliario o la agria disputa política por el techo de deuda en EE UU.
Los gestores confían plenamente en la Bolsa pese al miedo a que el alza de precios precipite subidas de tipos que hagan insostenibles las valoraciones
Tales incertidumbres ya han provocado una caída de más del 5% en el S&P y la corrección del flamante sector tecnológico, en el que las valoraciones están más infladas. En Europa, el sector tecnológico es el más castigado en el último mes, con un retroceso del 4%, que tiene su contrapunto en el alza del 12,5% de la energía –liderado por petroleras y gasistas– y del 9,5% de la banca, animada por el regreso al pago del dividendo.
Los recientes movimientos del mercado están provocando de forma inevitable una rotación desde los sectores y valores que acumularon las mayores subidas hacia aquellos más castigados. La búsqueda de oportunidades en la renta variable no cesa pero la consigna es ahora una mayor prudencia y la revisión del riesgo en cartera ante un entorno que varía de forma muy rápida y que apunta a ser menos halagüeño de lo visto hasta el momento.
“Las esperanzas de un rápido auge de la reapertura de la economía, seguido de un periodo de rápida normalización en el segundo semestre de 2021, prácticamente han muerto”, explica Geraldine Sundstrom, gestora de carteras y asignación de activos. Como resume esta experta, “hemos pasado de contar las vacunas, a contar los cargueros que esperan atracar en los puertos, y ahora a observar las temperaturas, las previsiones meteorológicas y la velocidad del viento”.
Para Gonzalo Lardiés, gestor de renta variable española y europea de Andbank, la apuesta de inversión está ahora en las compañías de consumo, farmacéuticas y telecomunicaciones, que suman la mitad de las posiciones de su fondo. Se trata de firmas “no demasiado cíclicas y con una valoración razonable”, entre las que cita a las compañías de consumo Carrefour, Ahold o Danone y a la noruega SalMar, dedicada a la cría de salmón. “Las petroleras ofrecen una oportunidad a corto plazo pero no así a largo, ante la transición energética. Y las utilities, pese al alza de la electricidad, son el peor sector en Europa en el año, por el peso del riesgo regulatorio”, explica Lardiés. En su opinión, “lo razonable es que la elevada inflación remita en la primavera de 2022, pero un año de inflación persistente será un problema. La credibilidad de los bancos centrales se puede poner en cuestión si no actúan. Y la economía sigue necesitando los estímulos monetarios y fiscales. El equilibrio es muy frágil”.
Credit Suisse apuesta por compañías de bebidas como Heineken o Rémy Cointreau. Las preferencias de BlackRock están en Bolsa europea y bonos ligados al IPC
La apuesta por la alimentación y la distribución, sectores que ya sirvieron de refugio durante la pandemia y que pueden trasladar el alza de precios al consumidor, también es compartida por Credit Suisse. La firma tiene entre sus valores predilectos de Bolsa europea a la cervecera holandesa Heineken, al grupo de bebidas francés Rémy Cointreau, a la empresa alemana de comida a domicilio HelloFresh y a la británica de logística alimentaria Ocado Group, junto a H&M y el grupo francés Accor.
Las firmas tecnológicas tampoco han perdido el favor de los inversores en este nuevo entorno de presiones inflacionistas. El sector corrigió en el mes de septiembre, con una intensidad no vista desde el inicio de la pandemia, que fue el inicio para estas compañías del rally alcista que catapultó sus valoraciones. El Nasdaq, tras una corrección en septiembre del 8% desde los récords sin precedentes alcanzados, vuelve a estar apenas a un 4% de sus máximos, prueba de que los inversores han aprovechado las caídas para comprar. En Barclays tienen de hecho como principales recomendaciones de inversión la sobreponderación de las grandes tecnológicas de Wall Street, del sector financiero y de la salud, al tiempo que infraponderan a las eléctricas, inmobiliarias y de consumo discrecional.
A pesar del alza de rentabilidades de la deuda, en Barclays consideran que sus todavía bajos rendimientos siguen dando soporte a la renta variable. “No habría que subestimar el factor que supone el hecho de que no hay una alternativa a la Bolsa”, explica la entidad británica.
En Barclays ven un potencial modesto para la Bolsa estadounidense, para la que auguran la renovación de la apuesta de los inversores por los valores de crecimiento. Y en BlackRock, la mayor gestora del mundo, también se muestran neutrales con la Bolsa de EE UU, la que más ganancias acumula en lo que va de año. Sus preferencias se centran en la renta variable europea y en los bonos ligados a la inflación. Esta última es de hecho una de las opciones más extendidas entre los gestores como estrategia con la que encarar el alza de precios en el ámbito de la renta fija.
La Fed tiene el reto el 3 de noviembre de amoldar su mensaje al entorno de más inflación sin crear inquietud
Pese a las incertidumbres, y el riesgo de que los bancos centrales aceleren en la normalización monetaria, los gestores siguen manteniendo una confianza mayoritaria en la renta variable. Las rentabilidades venideras no van a ser como las vistas hasta ahora y la próxima cita con la Fed el 3 de noviembre aconseja cierta cautela en la recta final de año. Si bien en esa reunión se da por hecho el anuncio del tapering, la gran incógnita es cómo va a ir amoldando la Fed sus mensajes ante un escenario cada vez más inflacionista. Hasta ahora, Jerome Powell ha insistido en que reducir las compras de deuda no supone la antesala inmediata de las subidas de tipos pero, ante el alza de precios, el mercado descuenta ya abiertamente ese alza para el año próximo, sin esperar a finales de 2022.
En esa confianza en la renta variable, fruto en buena parte de la falta de alternativas de rentabilidad y de un contexto al fin y al cabo de crecimiento económico, los consejos difieren en cuanto a las oportunidades por sectores y áreas geográficas. Si Barclays y BlackRock sobreponderan la Bolsa europea, en Bank of America en cambio la tienen infraponderada.
Este banco estadounidense acaba de adoptar una visión más negativa hacia Europa, ante la preocupación por los problemas de oferta de energía y los cuellos de botella en los suministros. Infrapondera especialmente el sector europeo del automóvil pero sí tiene una visión positiva para la banca, ante un alza de rendimientos de la deuda que puede aliviar sus márgenes, y para las aerolíneas, ante el fin de las restricciones para viajar.
Para Mark Haefele, director de inversiones de UBS, “la Bolsa tiene potencial pese a los temores de estanflación”. Su escenario base es que el crecimiento se mantendrá robusto en los próximos trimestres mientras que la inflación aflojará desde los máximos de este año. “Claramente, la estanflación puede echar a perder este escenario pero creemos que esos temores son exagerados”, afirma. Queda por tanto esperar a que se cumpla el guion de banqueros centrales y analistas por el que la inflación, aunque amenazante, terminará por remitir.