¿Qué será de La Palma en la próxima década?
Desde un posible éxodo poblacional a la oportunidad de reconversión de su economía: expertos apuntan a los posibles escenarios para los años venideros
El primer impacto del volcán de la Palma, ya en su cuarta semana de erupción, ha sido devastador, con más de un millar de edificaciones afectadas, por encima de las 6.000 personas desplazadas, decenas de hectáreas de cultivos devastados… Pero si no existe certidumbre ni siquiera sobre cuándo el volcán parará de rugir ni cuánta destrucción más causará, tampoco la hay sobre el futuro. ¿Qué será de la isla, de su población y de su economía, en los próximos 10 o 15 años? Expertos en distintas disciplinas apuntan a los posibles escenarios a la vista.
Para el profesor de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna, José León, reconstruir el Valle de Aridane llevará tiempo y requerirá de importantes recursos. Considera que una parte de la población afectada, la de mayor edad, puede decidir marcharse a otro lugar, lo que podría provocar un “importante éxodo” a lugares como Tenerife, donde suele ser habitual que posean ya una vivienda. Mientras, explica que debe ser a los jóvenes a quienes debe “mimarse” más para evitar que se marchen. “Es necesario orientarse a una agricultura ecológica, a una isla saludable, a un turismo más especializado y de salud. Hay que reflexionar y dar nuevos caminos y sentidos a la actividad económica de la isla”. Apunta, además, que la propia reconstrucción puede ofrecer oportunidades de empleo a las empresas y emprendedores de la zona, por lo estima que sería conveniente “intentar reconducirla en esa dirección”. Y, en definitiva, tratar de que en el futuro, la economía de La Palma dependa menos del sector público, “ya que en la actualidad, si este no interviene, se produce la catástrofe”.
La erupción del volcán ha generado también la necesidad de reordenar el territorio. “Esto pone el contador a cero; supone borrón y cuenta nueva”, señala la catedrática de Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Emma Pérez-Chacón. En primer lugar, es fundamental determinar las necesidades de los afectados: cuántas viviendas han resultado destruidas, las zonas de cultivo afectadas, etc. “Cuando tienes el inventario, el diagnóstico, viene la segunda pregunta: ¿dónde ponemos las casas, los equipamientos como las escuelas o los centros de salud?”. Apuesta por la apertura de un proceso de participación ciudadana donde los afectados digan qué es lo que les gustaría, pero teniendo en cuenta si es adecuado reconstruir o no en el mismo lugar, y siempre teniendo en cuenta el concepto de “capacidad de acogida” del territorio; es decir, cuál es el mejor lugar para ello. “Nos hemos acostumbrado a situar nuestras actividades en cualquier sitio porque la tecnología nos lo permite, y estos acontecimientos son un toque de humildad. Vamos a leer la naturaleza y vamos a buscar aquellas zonas más seguras donde las podamos realizar”.
Gran impacto económico
Desde el punto de vista económico, serán las acciones que se pongan en marcha ahora lo que determinará el futuro de la isla, señala el profesor titular de Organización de Empresas de la Universidad de La Laguna, Francisco García. Siempre, partiendo de la base del gran impacto de la erupción, que ha afectado a cerca del 10% de la población de la isla, “un cataclismo: es como si en la península ibérica hubiera 4 millones de desplazados. Es necesario implementar una respuesta histórica”, indica. Para este experto, la isla está obligada, a causa de lo sucedido, a cambiar necesariamente. “Va a haber que pensar qué se quiere hacer alrededor de los sectores del turismo y la agricultura. Es una oportunidad para repensar acerca de las oportunidades que brinda la sostenibilidad, la digitalización, el teletrabajo, las energías renovables, la ciencia, el slow life… No quedará otro remedio”.
García valora además los aspectos positivos del modelo de alojamiento turístico de la isla sobre el que habría que seguir incidiendo, y que creció en 5.000 plazas desde 2010 a 2019 vinculadas a establecimientos vacacionales en el medio rural, “lo que permite generar y distribuir la renta en el mercado local”.
Pero antes de nada, como primer paso, está la reconstrucción de las infraestructuras dañadas, tanto de comunicaciones como de abastecimiento de aguas, saneamiento o riego, indica el vicedecano de la demarcación de Santa Cruz de Tenerife del colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Luis Gutiérrez, quien explica que, a continuación, a medio plazo, procederá analizar cómo se han modificado las cuencas hidrológicas, “porque el agua va a ir por sitios en los que se van a producir puntos de riesgo en avenidas de lluvia”. En tercer lugar, aboga por cerrar el anillo insular de comunicaciones entre el norte y el sur, de modo que ante este tipo de situaciones evite la incomunicación de una parte de la isla, como ha ocurrido con el actual volcán.
En detalle
Población. Las actuaciones que se pongan en marcha para asegurar el futuro económico de la isla podrían favorecer no solo que los jóvenes no se marchen sino que La Palma atraiga nuevos habitantes. La población de la isla se encuentra prácticamente estancada desde hace 20 años, donde ha crecido en solo 1.000 personas frente a las casi 60.000 de Lanzarote o Fuerteventura, respectivamente, en el mismo periodo.
PIB. La agricultura supone para La Palma alrededor del 10% de su producto interior bruto. El sector servicios, que incluye desde los sanitarios a la educación, pasando por la hostelería, el comercio o el transporte, representa algo más del 70%.
Carreteras. Luis Gutiérrez especifica que, para afrontar situaciones parecidas en el futuro, sería necesario plantear dos vías en la zona occidental de la isla, una de costa y otra de medianías, y que ambas estuvieran unidas de forma transversal. Pero admite que ni siquiera así quedaría garantizado al 100% que un volcán no afectase a ambas al pasar la lava por encima de ellas.