La prole de Fiat es un buen refugio contra la cruzada antirricos de Pekín
Tanto Stellantis como Ferrari dependen poco de China, algo que hasta ahora se ha considerado un problema
La prole de Fiat Chrysler Automobiles podría surgir como briosa protección contra la ofensiva antirricos de China. BMW, Mercedes Benz, propiedad de Daimler, y otras empresas corren el riesgo de verse afectadas si la campaña del presidente Xi Jinping en favor de la “prosperidad común” se extiende a los vehículos de alta gama. Sin embargo, Ferrari y Stellantis podrían dar a los inversores cierta cobertura.
Los nerviosos consumidores chinos ya se alejaron una vez de los vehículos llamativos, durante la campaña contra la corrupción de 2015, que afectó a las marcas de consumo de gama alta. Ferrari, que Fiat Chrysler disgregó a finales de ese año, sufrió una caída interanual del 30% en la media móvil de ventas trimestrales de seis meses en el país, según un estudio de Bernstein. Las compras de algunos modelos de Mercedes y BMW cayeron un 20% y un 10% respectivamente.
Estas cifras serían probablemente más altas si el líder chino se fijara esta vez en las marcas de gama alta. Audi, Mercedes y BMW podrían vender en total unos 2,6 millones de unidades en China este año, prevén los analistas del sector. El Reino Medio representa alrededor de la mitad de los ingresos globales de Audi, el 30% de los de BMW y el 26% de los de Daimler, calcula Bernstein.
Ferrari está mejor aislada. La China continental, Hong Kong y Taiwán representaron solo el 8% de sus aproximadamente 10.000 deportivos vendidos en todo el mundo en 2019. En ese sentido, una caída de las ventas del 30% durante seis meses equivaldría a solo 125 vehículos. Además, la larguísima lista de espera para un Ferrari significa que la marca italiana podría redirigirlos a compradores de otros países.
Stellantis, creada en enero a partir de la fusión del fabricante de Jeep, Fiat Chrysler, y de la matriz francesa de Peugeot, PSA, apenas tiene presencia en China. En los seis primeros meses del año vendió 50.000 vehículos, lo que supone solo un 1,5% de su producción total. Eso excluye Maserati, la única marca de lujo de Stellantis, que vendió unos 20.000 vehículos en todo el mundo en 2020.
La minúscula presencia de la empresa en el que es, con 25 millones de vehículos vendidos al año, el mayor mercado automovilístico del mundo lleva mucho tiempo considerándose un problema. Enfrentarse a ello es una de las prioridades de Carlos Tavares. La compañía está en conversaciones para comprar el control de su empresa conjunta con Guangzhou Automobile, informó Bloomberg la semana pasada.
Sin embargo, estar rezagado podría convertirse en una cualidad. Cierto es, si el deseo de Xi de frenar los “ingresos excesivos” se extiende a los fabricantes de automóviles, los rivales más perjudicados podrían decidir vender su repentino exceso de inventario a bajo precio en otros mercados, forzando al sector a una guerra de precios.
Con esa salvedad, empero, Stellantis y su antigua compañera de garaje, Ferrari, podrían ofrecer a los inversores una conveniente protección frente a una reacción drástica de China.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías