Las universidades en Estados Unidos y sus atractivos
El presupuesto, su presencia en los rankings mundiales, el deporte y su empleabilidad son sus principales ventajas
El sistema universitario en Estados Unidos mantiene el interés de diferentes colectivos (estudiantes, investigadores y docentes) desde hace muchos años. Los motivos son múltiples y generan que el país sea el primer destino internacional, por delante de las laureadas y reconocidas universidades de la vieja Europa. Grosso modo, la decisión viene dada por el prestigio, la oferta académica, el reconocimiento, etc. Pero existen muchos otros motivos de igual calado que inclinan la balanza hacia el sistema estadounidense, como son:
-El presupuesto. La autonomía en la gestión y la fuerte tradición filantrópica permiten que los centros recauden amplias cantidades de dinero para la contratación de los mejores rectores o presidentes y de brillantes profesores o estudiantes. En la misma línea, es posible agilizar las renovaciones de los profesionales o el cese contractual de los mismos.
-La neutralidad de los centros ante los problemas contemporáneos. Rara vez se vislumbra una posición institucional juiciosa o crítica en los asuntos públicos y menos aun a nivel docente. Esta característica es querida por un gran conjunto del sector educativo.
-La fuerte presencia de muchos centros de educación superior en los rankings internacionales, junto con las instituciones de Gran Bretaña. Es un valor querido y deseado por la comunidad educativa al ser un gran estado de prestigio. Incluso el anhelo de una posible influencia en el futuro, ya que un alto porcentaje de los dirigentes del país, de diversos sectores, ha pertenecido a una de las diez mejores universidades y colleges.
-El deporte es otro atractivo. Es una actividad inmersa en la sociedad norteamericana y en el gobierno de la universidad, con un gran presupuesto en los centros educativos y presente en muchas competiciones nacionales. Esto genera la atracción de estudiantes nacionales e internacionales, que mediante un fuerte programa de becas, pueden acceder al sistema norteamericano.
-El mercado laboral es otro incentivo para el estudiante e investigador. El acceso al mismo desde la educación superior es mas sencillo que en muchos otros países, y es aprovechado por muchos estudiantes extranjeros que buscan vivir en el país. A esta situación o procedimiento se suma la facilidad de extensión de una visa para el colectivo.
Estas circunstancias, junto a otras menos generalistas y más particulares, concentran a un gran conjunto de estudiantes nacionales e internacionales. Concretamente, en otoño de 2020 se matricularon 20 millones de jóvenes en el sistema educativo superior, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación (NCES).
La facilidad para la autonomía en la gestión de los centros, la descentralización, las variadas legislaciones estatales y las diferentes acreditaciones hacen difícil conocer el número exacto de universidades y colleges en los Estados Unidos. El sistema es muy heterogéneo y se compone de variadas tipologías de formación, campus, gestiones, etc., según la Carnegie Classification of Institutions.
Aun así, se estima que la oferta ronda los 6.000 centros, los cuales han descendido un poco respecto al año anterior. Y 4.000 de ellos están acreditados, según el Departamento de Estado, por las diversas agencias estatales. Otro dato significativo es que el 27% del alumnado realiza sus estudios en universidades privadas y los estados que más reciben son, por este orden: California, Nueva York y Texas, por el número de universidades. Por ejemplo, California dispone de más de 415 centros y Nueva York, de 300.
Estos datos reflejan que el sistema posee un desarrollo histórico e institucional distinto al de otros países homólogos de primer nivel, desde los colonial colleges (derivados de la universidad medieval del norte de Europa y fundamentalmente de Gran Bretaña) hasta nuestros días, en donde impera la búsqueda de la calidad, una gran libertad a la hora de gestionar y limitadas normas y regulaciones que facilitan el amplio repertorio académico.
El relativo esplender identificado encuentra escenarios sensibles: por ejemplo, la deuda estudiantil es la mayor deuda privada de Estados Unidos y casi la mitad de los estudiantes están hipotecados; así mismo, hay muchas universidades súperpobladas y otras en cambio están muy segregadas por razas, fundamentalmente orientadas a la población afroamericana, y en algunos casos debido a su filiación religiosa.
La calidad es un factor de primera línea, pero diversos sectores critican que los estándares educativos para la obtención de un título puedan ser mas bajos que en otros países, lo que pueda reflejar una dudosa calidad de la enseñanza.
A esta situación académica habría que sumarle la crisis sanitaria del coronavirus. La paralización educativa ha forzado a que las universidades y colleges miren mas allá de la inmediatez con el fin de crear estrategias adecuadas a largo plazo para sortear el presente y salvaguardar el futuro.
Aun así, con estas últimas tesituras se puede afirmar que el sector continúa siendo demandado por estudiantes e investigadores al caracterizarse por ser ampliamente plural, en la constante búsqueda del pensamiento critico y del rigor académico, y sigue siendo fuertemente distinguido por la iniciativa privada, que facilita el aumento de la capacidad económica de los centros.
Juan José Prieto Gutiérrez es profesor de la Universidad Complutense de Madrid