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La Fed no puede ignorar siquiera la inflación pasajera

Reducir la compra de bonos no contrarrestaría directamente la subida de precios, pero le daría cobertura política

El presidente de la Fed, Jerome Powell, en una comparecencia en el Senado de EE UU, el pasado 15 de julio.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, en una comparecencia en el Senado de EE UU, el pasado 15 de julio.NICHOLAS KAMM (AFP)

Incluso la inflación temporal supone un problema para la Fed, que ha reiterado su convicción de que las subidas de precios pospandemia no durarán. Pero los consumidores y los políticos están nerviosos. Reducir la compra de bonos no contrarrestaría directamente la subida de precios, pero daría cobertura a Jay Powell.

La Fed mantiene los tipos cerca de cero y dice que continuará con las compras que comenzaron en 2020. La medida casi ha duplicado su balance desde la aparición del virus. El organismo dice que las fuertes subidas de algunos precios reflejan “factores transitorios”. A Powell y a sus colegas no les preocupa que el IPC haya subido un 5,4% en junio en términos interanuales, el mayor incremento en 13 años. Hay cierta lógica detrás de esa opinión, dadas las distorsiones del último año y medio. Comparado con 2019, subió un mucho menos alarmante 3% anualizado. Y las tasas de inflación a más largo plazo implícitas en los mercados de bonos han bajado ligeramente desde sus máximos en los últimos meses.

Los consumidores son menos optimistas. Sus expectativas de inflación para el próximo año han subido hasta el 4,8%, el nivel más alto desde 2008, según una encuesta de la Universidad de Michigan. Los precios de la gasolina han subido un 45% en los últimos 12 meses.

La Fed no subirá los tipos en breve, pero podría reducir su compra de bonos. En 2013, los comentarios del entonces jefe, Ben Bernanke, que presagiaban una bajada de tipos, sacudieron los mercados, pero solo temporalmente. El banco siguió recortando su programa de compras y luego comenzó a reducir el tamaño de su balance en 2017.

Powell y sus colegas no tienen más remedio que recortar las compras una vez estén seguros de que lo peor ha pasado. Pese a su estructura independiente, no pueden ignorar completamente la política. El programa de compras está destinado a moderar los tipos a largo plazo, y su reducción no afectará a los precios actuales de alimentos o gasolina. Pero eso no impedirá que políticos y votantes lo consideren un primer paso para controlar la inflación. Llegar a ese punto pronto podría tener sentido tanto económico como político para la Fed.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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