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Santander y su raro sueño americano de Amherst Pierpont

Los modestos beneficios anuales de la firma no marcarán mucha diferencia

Santander ha tomado un curioso desvío: la compra de Amherst Pierpont, un bróker de renta fija con sede en Nueva York, por 600 millones de dólares. A diferencia de los recientes movimientos de compra a inversores minoritarios en las unidades de EE UU y México, esta operación parece carecer de lógica estratégica: en una presentación, Santander admitió que había “un pequeño solapamiento de productos y clientes”.

Uno de los atractivos es que es el principal distribuidor de bonos soberanos de EE UU. Y un mayor acceso a la deuda denominada en dólares puede profundizar las relaciones con los clientes de EE UU y Latinoamérica. Pero los modestos beneficios anuales de la firma –70 millones de media en los últimos años– no marcarán mucha diferencia en un banco de inversión que genera 2.100 millones de dólares anuales de beneficio subyacente. Costará unos modestos 9 puntos básicos de su ratio CET1: con un 11,9%, ya era bajo respecto a sus homólogos. Ello hace que la apuesta parezca aún más extraña.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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