Normalizar en tiempos extraordinarios: la respuesta a la pandemia
Los estándares no solo han sido clave durante la emergencia sanitaria, sino también para la recuperación
La crisis provocada por el Covid-19 ha servido para poner de manifiesto la extraordinaria capacidad y resiliencia del ser humano para superar las grandes adversidades que en cada momento ha tenido que afrontar, permitiéndole escribir las mejores páginas de la historia de la humanidad.
El año 2020 ha pasado a la historia como uno de los más desafiantes de nuestra existencia. Pocas crisis han tenido una influencia global y han afectado a todas las regiones del mundo; pocas embestidas como esta han sacado lo mejor de personas y organizaciones en una lucha común: derrotar al virus, en un movimiento sin precedentes. Muchos son los casos de entidades que, a pesar de sus dificultades y la presión que soportaban, han contribuido con sus posibilidades en la batalla contra la pandemia.
Un actor clave en esta crisis ha sido la normalización española, integrada por la industria nacional que, yendo de la mano junto a las administraciones públicas, ha sabido responder de manera ágil al mayor de todos los retos que ha tenido que afrontar la sociedad. Nuestra organización está formada por más de 500 miembros, que representan a la casi totalidad del tejido productivo español.
Todos recordamos el desabastecimiento general unos días antes de decretarse el estado de alarma. Era imposible encontrar una mascarilla o un gel hidroalcohólico. Más grave aún, los hospitales tenían un serio déficit de material y maquinaria, como pudimos observar con los respiradores. En esta situación de incertidumbre y caos mundial, los fabricantes españoles tuvieron que modificar sus medios de producción para proveer de los productos requeridos. Esto no solo supuso responder a las demandas de la sociedad, sino reforzar su actividad y mantener el empleo a pesar de la coyuntura, apoyando a personas y familias, así como a la economía española.
Ante este panorama y para facilitar la transformación de los productores españoles, la entidad tomó la iniciativa de facilitar el acceso gratuito a las normas que indican los procesos para conseguir una fabricación segura y rápida de materiales sanitarios de primera necesidad como mascarillas, paños, sábanas quirúrgicas, gafas y otra ropa de protección. Durante los peores meses de pandemia, se realizaron más de 55.000 descargas de documentos normativos, cuyo valor de mercado supera los 5 millones de euros. Se trató de una medida excepcional, ya que los ingresos por la venta de normas son fundamentales para la sostenibilidad del modelo español de desarrollo de la normalización. Esta acción obtuvo el reconocimiento de la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas.
Al mismo tiempo, las diversas asociaciones empresariales en equipo con las administraciones públicas trabajaron arduamente para crear normas de gestión empresarial, de calidad y seguridad de los productos para reducir riesgos frente al coronavirus. Esta colaboración permitió el desarrollo de estándares para mascarillas, el turismo, las instalaciones funerarias, los equipos de radiación ultravioleta o la gestión de la continuidad del negocio. Un claro ejemplo son las Especificaciones UNE 0064 y UNE 0065 para mascarillas higiénicas desechables y reutilizables, que se elaboraron en tiempo récord, y en apenas un mes desde el decreto del estado de alarma –el 14 de abril– ya estaban disponibles. Este es un gran ejemplo de colaboración público-privada, en la que participaron cuatro ministerios junto a varias entidades privadas.
Por otro lado, no todas las normas están centradas en la producción de material. España ha sido líder internacional en la generación de pautas turísticas, sector en el que nuestro país tiene una reputación destacable. De hecho, las especificaciones UNE 066 han sido la base para elaborar el estándar mundial ISO con requisitos y recomendaciones para la reducción del contagio de la Covid-19 en la industria turística. Tras más de 15 meses de pandemia y con la reapertura del turismo internacional gracias al avance de las vacunas, la capacidad de establecer unas reglas comunes que no solo contribuyeran a reducir el contagio, sino que generasen confianza en el turismo, es clave. No olvidemos que el turismo genera una media del 12,5% del PIB español (cifra que cayó un 5,5% en 2020).
Estas actuaciones ponen de manifiesto la destacada contribución de la normalización a la recuperación económica. Se estima que las normas aportan un valor en torno al 5% de las ventas de las empresas, una cifra que para el conjunto de la economía española supone el 1% del PIB.
Los estándares son la hoja de ruta para empresas y administraciones; representan el acuerdo global de la sociedad para encontrar y definir las mejores prácticas, proporcionan directrices claras y aportan seguridad y confianza. Las normas se basan en la transparencia, la cercanía y la colaboración. Además, son fruto del consenso del mercado y buscan mejorar la competitividad de las empresas y afrontar los grandes retos que tenemos por delante: la transición ecológica, la transformación digital, la innovación, las exportaciones o los ODS, entre otros.
Estos desafíos requieren una sólida base de normalización para poder afrontarlos. Para mirar al futuro conviene no caminar a ciegas y ser críticos con el pasado. Las normas técnicas llevan más de cien años acompañando a la sociedad y a las empresas en sus grandes desafíos y, sin duda, serán más necesarias que nunca para responder a una economía cada vez más global.
Carlos Esteban es Presidente de la Asociación Española de Normalización (UNE)