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Cumbre internacional

G7: Unidad ante China, pactos sobre clima y pandemia e impuesto global en julio

La primera cumbre con Biden recupera el consenso de las grandes economías

Reunión de los líderes del G-7 en la cumbre que se celebra en Cornualles.
Reunión de los líderes del G-7 en la cumbre que se celebra en Cornualles. AFP

“EE UU está de vuelta”, aseguró Joe Biden sobre las arenas de Cornualles. “Definitivamente”, corroboró Emmanuel Macron. La primera cumbre presencial del G-7 tras el paréntesis de la pandemia ha estado marcada por el recién llegado: Biden ha acudido a Europa para retomar la agenda multilateralista tras cuatro años de aislacionismo y desplantes de Donald Trump.

Así, el cambio climático y la lucha contra la pandemia han sido los principales asuntos en la agenda, junto a un aspecto donde Biden ha virado más el método que el rumbo: las relaciones con China. Y, aunque las democracias occidentales han mostrado unidad, los disensos en los detalles han diluido el resultado final.

Uno de los grandes acuerdos ha sido sobre vacunas: 1.000 millones de dosis a los países en desarrollo, “bien directamente o a través de financiación de (el programa internacional) Covax”, como anunció el primer ministro británico, Boris Johnson. El comunicado final concreta un compromiso de 870 millones de dosis, la mitad de las cuales se deberán destinar antes del final de este año.

El comunicado final también apunta a medidas para futuras pandemias, para que los sistemas de diagnóstico, vacunación o terapéuticos estén listos en 100 días.

Cambio climático

En el otro gran asunto sobre la mesa, los líderes acordaron acelerar los esfuerzos para cumplir con el Acuerdo de París, fijar objetivos más ambiciosos de cara a 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. En un terreno más concreto, se ha acordado poner fin a las ayudas directas de los Gobiernos a las centrales térmicas de carbón para finales de 2021. Asimismo, incrementarán la velocidad de la descarbonización del transporte a lo largo de la próxima década y, aunque se comprometen a “acelerar la transición de los nuevos vehículos que se vendan”, los objetivos concretos han acabado cayéndose del comunicado final. El grupo ha reiterado que aún es posible limitar a 1,5 grados el calentamiento global.

Unión frente a China

El punto número uno en la agenda de Biden era agrupar al G-7 para contener la creciente influencia china, objetivo logrado, aunque no al 100%. Los líderes apoyaron la propuesta de un proyecto global de infraestructuras, el Build back better for the world (Reconstruir mejor para el mundo) para “responder a las necesidades tremendas de infraestructuras en los países de ingresos medios y altos”. El comunicado no hace mención expresa (como pretendía Washington) al proyecto chino One Belt, One Road de China, un plan para construir puertos e infraestructuras en África y otras áreas y, por el camino, extender la influencia china.

Los Siete también han pactado oponerse a las prácticas “anticompetitivas” de China que socavan el funcionamiento de la economía mundial. El comunicado final se ha referido también a las violaciones de derechos humanos en Xinjiang y exige a Pekín que asegure un “alto nivel de autonomía” para Hong Kong, además de una investigación sobre el origen de la pandemia.

“Los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, fuertes o ricos, son iguales, y los asuntos mundiales deben gestionarse consultando a todos los países”, respondió la embajada china en Londres. El grupo también ha tenido palabras para Rusia, en particular para sus interferencias en procesos democráticos, el respeto a los derechos humanos y el cibercrimen.

Estímulos y fiscalidad

Los aspectos macroeconómicos no han estado tan presentes, pero los líderes se han comprometido a mantener sus programas de estímulo, valorados en 12 billones de dólares, “tanto como sea necesario” para evitar los errores del pasado, cuando se retiraron demasiado pronto.

Sobre el impuesto de sociedades global mínimo del 15%, el comunicado apunta que “seguiremos discutiendo para alcanzar un consenso respecto a la localización de los derechos impositivos”, con el objetivo de alcanzar un acuerdo en la reunión de ministros de Finanzas del G20 en julio. “Hemos dado pasos para crear un sistema fiscal más justo y adecuado al siglo XXI, acabando con 40 años de carrera a la baja”.

El comunicado también se compromete a modernizar la OMC: “Estanos comprometidos con el libre comercio libre como cimiento del sistema multilateral”. Destaca la importancia de los sistemas de protección social y alerta de los trabajos forzados en las cadenas de suministro, “incluidas empresas estatales”.

Ayuda al desarrollo

Se reafirma el compromiso (de 2009) de 100.000 millones de dólares de ayuda al desarrollo. Sin concretar la activación de estos fondos, el G7 “considera” opciones como derivar SDR (derechos especiales de giro, la vía con la que se capitaliza el FMI), aprovechando la inyección de 650.000 millones de dólares en SDR pactada este año. El G7 anima a otros países a tomar medidas similares en este sentido.

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