Citi apuesta por España como destino de las SPAC ante los cambios en la ley
El poder de compra de los vehículos actuales suma casi 600.000 millones
Ha sido una avalancha incontestable. Las actuales SPAC (empresas de adquisición de propósito especial) cuentan con una capacidad de compra de más de 700.000 millones de dólares (unos 575.000 millones de euros). Con todo ese dinero en la recámara, “el mercado está ahora mismo en fase de reflexión”, señala Pedro Sansó, responsable de M&A de Citi para Iberia. El directivo apuesta por España como destino de las SPAC tras las propuestas de cambio normativo de Calviño, aunque avisa de que no se puede esperar un boom similar al de otros países debido al menor tamaño del mercado.
Es el vehículo que más ruido hace en los mercados en los últimos tiempos, pero ni mucho menos es nuevo. “Las SPAC son un fenómeno que nació hace más de 20 años en Estados Unidos, y que más recientemente se han puesto de moda porque ofrecen grandes ventajas en un entorno de tipos bajos”, explica el ejecutivo de banca de inversión. “Citi ha sido y es el principal asesor en este tipo de vehículos tanto en la EE UU como en Europa. Ha participado en la emisión de más de 37.000 millones de dólares”, sentencia.
Facilitar la llegada a España de este vehículo está en la mente de la CNMV desde finales del año pasado. Pero fue el 5 de mayo cuando el Ministerio de Asuntos Económicos lanzó el anteproyecto de ley, que aún tiene un amplio recorrido legislativo hasta su aprobación, y que pone negro sobre blanco una de las claves de las SPAC. Los inversores podrán abandonarlas sin problemas.
Aun así, quedan pendientes varias cuestiones, como la neutralidad fiscal –que no afloren las plusvalías en el momento de la fusión– y la reacción de los supervisores. “Los reguladores europeos, incluyendo la CNMV, quieren asegurarse de que las compañías que salgan a Bolsa a través de una combinación con una SPAC sigan un nivel de análisis exhaustivo similar al de una salida a Bolsa tradicional”, apunta Sansó.
Lo más importante, en cualquier caso, continúa siendo que tenga sentido que el vehículo cotice en España. “Apostamos por el país como destino de la SPAC ante los cambios normativos que prepara el Gobierno. Tendría sentido levantar en España una que tuviera como objetivo combinarse con una empresa nacional o con una de un sector de referencia en España, como el de las energías renovables. Con todo, dada la profundidad del mercado, y el menor número de compañías con tamaño objetivo de las SPAC, no podemos esperar un boom similar al de otros países”, avisa el responsable de M&A de Citi.
Ahora hay más de 430 SPAC en todo el mundo que han levantado más de 140.000 millones de dólares, y esto se traduce en operaciones potenciales por más de 700.000 millones de dólares (575.000 millones de euros), pues buscan compañías que multipliquen unas cinco veces su tamaño, en los próximos 18 a 24 meses.
Pedro Sansó se muestra cauto: “El mercado de SPAC está ahora mismo en una fase de reflexión, motivada principalmente por la menor liquidez disponible (...), rumores de posibles subidas de tipos de interés, así como por algunos ajustes recientes, como los derivados de la regulación de los warrants”, afirma el directivo.
En busca de inversores que aporten el sello de calidad
Hay un paso fundamental a la hora de cerrar una operación por parte de una SPAC: la incorporación de una suerte de inversor ancla que valide la compra. Y aquí se produce una cierta escasez. “Vemos un mayor nivel de cautela entre los denominados pipe investors, inversores de primer nivel que invierten en la combinación de una SPAC con una compañía, y que de esta manera aportan su sello de calidad, avalando así la combinación y su valoración implícita”, señala Pedro Sansó. La liquidez disponible para invertir en este tipo de operaciones es limitada, entre otros motivos porque la inversión es ilíquida durante un periodo de tiempo, y los pipe investors son cada vez más selectivos a la hora de decidir en qué operación invertir.