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En colaboración conLa Ley

Madrid reclama su sitio en el mapa del arbitraje mundial

La capital es atractiva por sus precios y buenas conexiones

Arbitraje
Belén Trincado / Cinco Días

Madrid quiere un hueco en el olimpo del arbitraje mundial. Todos los elementos están de cara para conseguirlo, según los expertos del sector. La capital madrileña quiere codearse con urbes de la talla de Londres, Singapur, Hong Kong o París, el big four de las sedes arbitrales. ¿Por qué ahora? El reciente aval del Tribunal Constitucional a los árbitros españoles y a su capacidad para resolver conflictos entre empresas, sin intromisiones de la justicia ordinaria, supone una fuerza de empuje. Los laudos arbitrales con sello español, ahora blindados por el máximo intérprete de la Carta Magna, pueden atraer a inversores que hasta el momento dudaban.

La posible intromisión de los tribunales en los asuntos arbitrales era uno de los palos en la rueda para el despegue de la villa madrileña. Algunas resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Madrid avalaban, para algunos casos, la intervención de los jueces en asuntos ya juzgados por los árbitros. En especial bajo una interpretación amplia del concepto de orden público. Una pesadilla para las empresas en conflicto, que perdían su tiempo y su dinero para, finalmente, conseguir un laudo nulo.

Cuatro sentencias del Tribunal Constitucional (TC) han despejado estos nubarrones. La primera fue en junio 2020, cuando los magistrados dibujaron unas líneas rojas para controlar el excesivo control judicial de los laudos. El concepto de orden público no puede servir como cajón de sastre para que los jueces desbaraten un asunto ya juzgado en cortes arbitrales. Una tendencia, dicta el TC, que vulneraba la voluntad de las partes para dirimir conflictos privados.

Los tribunales solo pueden anular un laudo arbitral en dos supuestos: primero, si hay vulneraciones in procedendo, es decir, si la corte no ha cumplido las garantías procesales básicas, como el derecho de defensa o de igualdad de armas; en segundo lugar, los jueces pueden intervenir si la decisión del árbitro carece “de motivación o esta es arbitraria, ilógica, absurda o irracional”, o toca una materia inarbitrable (por ejemplo, un asunto penal). En los demás casos, la decisión de los árbitros es intocable.

Proyección internacional

La nueva doctrina del Constitucional puede reafirmar a España en el escaparate de países amigos del arbitraje. Así lo proclama el sector arbitral patrio. Las grandes cortes madrileñas tienen lista su artillería para posicionar a Madrid en el mapa. En este sentido, Adolfo Díaz-Ambrona, secretario general de la Corte Española de Arbitraje, celebra que “los recientes pronunciamientos del Tribunal Constitucional han reforzado a España, y en concreto a Madrid, como sede arbitral competitiva”.

¿Qué tiene la capital española que no ofrezcan Hong Kong o Singapur? Para José Antonio Caínzos, presidente del nuevo Centro Internacional de Arbitraje de Madrid, pertenecer a la Unión Europea es un plus que aporta “seguridad jurídica”. También que España sea “un país democrático, con un sistema de derecho civil de enorme tradición, con grandes similitudes con los derechos de otros países” y, a la vez, “una fuerte influencia del derecho anglosajón”, lo que hace que nuestras leyes sean amigables para los extranjeros.

El experto también destaca atractivos no estrictamente legales, como las buenas conexiones, los hoteles, el clima, o “precios muy inferiores a los de cualquiera de esas ciudades con las que compite”. El arbitraje internacional, además, traería para Madrid “una reputación internacional muy elevada como capital de servicios profesionales, puestos de trabajo y unos ingresos económicos muy respetables”, señala.

Por su parte, Bernardo María Cremades, socio fundador del despacho Cremades & Asociados, agrega que el arbitraje internacional goza de buena salud en España porque cuenta con “árbitros internacionales con reconocido prestigio, despachos de abogados experimentados y clientes que se mueven con soltura en procedimientos arbitrales internacionales”. El letrado coincide, además, en los beneficios económicos que deja el negocio en las zonas donde se potencia. “En torno al arbitraje se mueven muchos servicios: abogados, árbitros, traductores, tecnología, hoteles, centros de traducción…”, pero lo más importante, subraya, es “el prestigio internacional”.

Ciudades emergentes

El esfuerzo de los profesionales del arbitraje español para dar publicidad a sus cortes comienza a dar sus frutos. Prueba de ello es que Madrid ha sido reconocida por primera vez como potencia emergente del arbitraje en el estudio 2021 International Arbitration Survey: Adapting arbitration to a changing world, de la Universidad Queen Mary de Londres, en colaboración con White & Case. El informe, uno de los más reconocidos del sector, sitúa a la villa española en el top 10 de destinos preferidos por los usuarios de Latinoamérica y el Caribe.

El eterno reinado de Londres como la capital del arbitraje por excelencia se tambalea. Por primera vez empata en popularidad con Singapur. El big four mantendrá su reinado, pero las localizaciones emergentes aprietan: “Muchas sedes regionales están creciendo en reputación y popularidad”, apuntan los investigadores británicos. Los encuestados mencionaron hasta 90 ciudades con potencial para hospedar arbitrajes internacionales, lo que, para los académicos, demuestra que las urbes clásicas pueden enfrentar en un futuro no muy lejano una competencia real.

Entre las candidaturas emergentes, el informe destaca El Cairo y Nairobi en África; Shenzhen en Asia, y São Paulo, Miami y Lima en América. En Europa, la universidad británica menciona a la capital española. En tiempos de Covid, los expertos consultados valoraron especialmente las facilidades tecnológicas para garantizar la efectividad del proceso.

Un pleito a la carta

Aunque atraen cifras que marean, las cortes arbitrales funcionan con un sistema relativamente sencillo. La regla de oro es que la voluntad de las partes es la protagonista. Es frecuente que las multinacionales se jueguen cantidades astronómicas en relaciones comerciales que duran años; para evitar problemas, acuerdan en sus contratos acudir a una ciudad neutral en caso de roces y someterse a arbitraje.

Los implicados confeccionan una suerte de pleito a la carta antes de que vuelen los cuchillos. Dejan apalabradas cuestiones clave, como la corte que resolverá la disputa, los árbitros o las reglas del proceso (si habrá vistas orales, los tiempos de intervención de cada parte, la extensión de las demandas, la ley aplicable, etcétera). Todos conocen las reglas de juego de antemano.

A la eterna pregunta de si el arbitraje es más caro, Carlos de los Santos, socio responsable del departamento de litigación y arbitraje de Garrigues, responde que, si bien las cuotas pueden asustar, litigar en tribunales implica más gasto, al contar con apelaciones que disparan el presupuesto. En el arbitraje, sin embargo, los precios se conocen desde el principio (se cobra según la cantidad bajo disputa), lo que ahorra sorpresas en las facturas. “Todas las instituciones arbitrales profesionales publican sus correspondientes tablas de costes, calculadas acorde con la cuantía de la materia en disputa”, señala el experto.

“La confianza en las cortes arbitrales internacionales es muy grande”

Árbitro internacional en más de 400 arbitrajes e impulsor de uno de los recursos ante el Tribunal Constitucional que ha modificado la estructura del arbitraje en nuestro país, explica que el “arbitraje es el producto de la libertad contractual y de la autonomía de la voluntad de las partes”. Asegura que un árbitro se siente cómodo en una “sede donde las interferencias judiciales sean las mínimas posibles”, es decir, “las necesarias para garantizar la voluntad de las partes en litigio”.

Sobre los beneficios que reporta a un país contar con una sede de arbitraje internacional, señala que, además de mover muchos servicios, lo realmente relevante es “el prestigio internacional de acreditarse como centro internacional de arbitraje”.

“Es el momento de impulsar a España como sede de arbitraje”

Como presidente del Club Español del Arbitraje ha impulsado el Informe para promover España como sede de arbitraje internacional, con propuestas específicas como la acción conjunta público-privada que ya se desarrolla en otros países.

El abogado destaca la importancia de aprovechar el momento actual para impulsar a España como sede, por dos motivos: “El gran apoyo que ha supuesto al sistema arbitral la reciente sentencia del Constitucional” y la fortaleza de “contar ya con una corte de arbitraje internacional de referencia, como es el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM)”. Ciudad que aparece en el estudio de la Universidad Queen Mary de Londres, “aunque solo sea para el Caribe y Latinoamérica”, matiza.

“Madrid tiene que ser una de las principales sedes internacionales”

Abogado y árbitro, preside desde su constitución en 2019 el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid. Caínzos destaca la importancia de “convertir a España, y en particular a Madrid, en una de las sedes principales de arbitraje internacional”. Añade que, como ciudad, Madrid es ya un valor en sí misma, y que “conseguir este objetivo le proporcionaría una reputación internacional muy elevada como capital de servicios profesionales, así como puestos de trabajo y unos ingresos económicos muy respetables”.

Asimismo, insiste en que no suele haber problemas en la ejecución de los laudos comerciales: “La mayor parte se ejecutan voluntariamente, una ventaja que demuestra la buena salud del arbitraje”.

“Resolver en un plazo corto puede salvar la relación comercial”

El también secretario general de la Cámara de Comercio de España desde 2016 considera que “adaptarse a los cambios normativos y sociales del momento puede constituir un atractivo importante para aquellos usuarios que decidan someterse a arbitraje”. Igualmente, resalta la ventaja que supone el procedimiento arbitral frente al judicial en cuanto a su duración, ya que “no resolver en un plazo corto las diferencias surgidas en una relación comercial de carácter duradero puede frustrar su continuación”.

Respecto a la posibilidad de combinar arbitraje y mediación, destaca que cada vez más en los contratos se incluye “un modelo de cláusula híbrida que permita una solución amistosa mediante mediación, antes o después del arbitraje”.

“Hay magníficas profesionales en arbitraje, pero les falta visibilidad”

De Palacio reconoce que el arbitraje in­terno tiene mucho camino por recorrer. “No se trata de una cuestión de desconfianza, sino de falta de difusión en la sociedad y de conciencia de su interés y efectividad, probablemente por un déficit de conocimiento general incluso en ámbitos profesionales, en la medida en que el arbitraje apenas se aborda durante los estudios universitarios”, afirma.

En relación al papel de la mujer en este ámbito, piensa que está bastante consolidado en la función de defensa letrada de parte, aunque aún está desequilibrado en la de árbitro. “Hay magníficas profesionales”, pero falta visibilidad, puntualiza. “Para eso deben tener la confianza de las partes o de las cortes que les den designaciones”. Además, destaca la importancia de que estas profesionales participen en ponencias y realicen publicaciones.

“El arbitraje sigue una progresión ascendente”

Serrada resalta la progresión ascendente del arbitraje en España y señala que la única manera de seguir avanzando es ganar credibilidad día a día a través de “un servicio impecable por parte de la corte y de los árbitros”. Del mismo modo, reconoce el gran crecimiento que ha experimentado la calidad de los profesionales de este ámbito, tanto desde el punto de vista de los árbitros como de los abogados que intervienen en el procedimiento.

Respecto a las nuevas tecnologías en la práctica del arbitraje, asegura que han supuesto una influencia muy positiva, facilitando la realización de muchos actos y trámites. No obstante, matiza la importancia de la actuación presencial en bastantes ocasiones.

“Puede contribuir a una justicia más rápida”

Abogada y árbitro único en importantes arbitrajes internacionales, considera que “un abogado de empresa o un particular contento con un procedimiento arbitral es la mejor manera para potenciar y promocionar la confianza en este medio”, y agrega que para alcanzar ese éxito “la clave está en un buen árbitro”.

En relación a los efectos de la pandemia, la abogada comenta que el arbitraje no ha parado y, mientras que “los juzgados han tenido que adaptarse a marchas forzadas, los procedimientos arbitrales contaban con mayor experiencia y flexibilidad para afrontar la nueva realidad”. Igualmente, recalca la importancia del arbitraje para obtener “una justicia más rápida”.

“Independencia e imparcialidad respaldan el prestigio de las cortes arbitrales”

Árbitro internacional, director de la Escuela de Formación de Árbitros del ICAM y coordinador del Servicio de Mediación de la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA), explica la importancia que han ido adquiriendo ciertos centros de arbitraje, cuyo prestigio ha sido respaldado por su independencia e imparcialidad.

En España, la regulación del arbitraje nacional e internacional es unitaria, hecho que, según Fernández, puede “dejar algunos cabos sueltos”. Por ello, plantea que, en una futura reforma de la ley, que tuviera el objetivo de fomentar el arbitraje interno, “debería darse un tratamiento distinto a ciertas cuestiones como, por ejemplo, las relativas a las relaciones entre jueces y árbitros”.

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