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Las petroleras ven un inquietante atisbo de su momento Kodak

Un informe de la AIE plantea sombrías perspectivas similares al destino del grupo fotográfico, que no abrazó la digitalización

Fábrica de Kodak en Rochester (Nueva York, EE UU), en 2013.
Fábrica de Kodak en Rochester (Nueva York, EE UU), en 2013.Carlo Allegri (REUTERS)

La Agencia Internacional de la Energía acaba de dar a las petroleras un atisbo de su propio momento Kodak. Su informe sobre eliminar el carbono de la atmósfera parece estar muy lejos de la quiebra del grupo fotográfico tras no abrazar la digitalización. Pero las sombrías perspectivas invadirán a los inversores.

Los ecologistas han criticado en el pasado a la AIE por dar facilidades a las grandes petroleras. Los actores de los combustibles fósiles solían justificar sus planes citando las proyecciones de la Agencia de que la demanda seguiría creciendo hasta 2040, aunque eso implicara un calentamiento global de 2,7 grados. Los inversores también aceptaban estas proyecciones, quizá porque la AIE aún no había publicado una hipótesis sobre cómo evolucionaría la demanda si se tratara de evitar un aumento de la temperatura.

Eso ha cambiado. El informe de la AIE calcula que en 2050 la demanda de energía será un 8% inferior a la actual, pese a que la economía mundial será el doble de grande gracias a una mayor eficiencia, y de que el uso de la electricidad se disparará gracias a los coches de batería. Pero su verdadera fuerza radica en que supone que la demanda diaria de crudo se reducirá de 88 millones de barriles en 2020 a 24 millones en 2050, con fuertes recortes también en la producción de gas natural. La conclusión es que no hay necesidad de invertir en nuevos proyectos petrolíferos más allá de los que ya existen. Compárese con la estrategia de ­Shell: prevé invertir en nuevos proyectos hasta 2025. Y asume un descenso muy gradual de la producción. Su supuesto más duro estima una producción de casi 80 millones en 2050.

Las petroleras pueden alegar que es solo una conjetura. Pero a los inversores les resultará mucho más difícil coincidir si el patrón oro de facto implica que las empresas deben ser más como BP, que se ha comprometido a reducir la producción en un 40% para 2030. Otras se enfrentan a una poco apetecible elección entre recortes similares con un giro más marcado hacia las renovables, o encoger y devolver el dinero a los inversores. A no ser, claro, que prefieran seguir avanzando hacia un momento Kodak.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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