_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Luces y sombras de una ley para impulsar la edificación ecológica

Una vez fijado el marco legal y la financiación europea, no hay excusa para retrasar la descarbonización de los edificios

Aunque la Ley de Cambio Climático y Transición Energética no es suficientemente ambiciosa en materia de edificación, su aprobación no deja de ser una gran noticia. Aporta un marco estable al mercado e indica los primeros pasos a seguir para alcanzar el gran objetivo propuesto a nivel europeo: la neutralidad climática en 2050. Uno de los aspectos más positivos que recoge la ley es la prioridad a las intervenciones integrales en la rehabilitación de edificios, con un guiño a los materiales bajos en carbono, lo que amplía el foco a otras fases de la vida del inmueble, aunque todavía sin incorporar la visión completa del ciclo de vida. En cualquier caso, es una ley que nace con el espíritu de revisarse periódicamente para aumentar los niveles de ambición, algo imprescindible.

Aplaudimos las mejoras que se han producido en el texto desde la redacción de su primera versión. Mas allá de destacar la importancia de la rehabilitación integral, interviniendo en los inmuebles para mejorar su eficiencia energética, se abordan los edificios como lo que son, los espacios donde pasamos la mayor parte de nuestra vida. Por tanto, aspectos como la salubridad, la accesibilidad o combatir la pobreza energética deben pasar a un primer plano, dentro de una visión más holística de los edificios, por la que pasen de ser meros consumidores de energía a un soporte para la generación y el intercambio de la misma.

Esta ley, unida a los más de 7.000 millones de euros que los fondos Next Generation van a aportar a nuestro país para impulsar la rehabilitación energética, representa una gran oportunidad para transformar el sector. Además de poner el foco en la mejora de nuestros edificios, se estima que permitirá la creación de más 100.000 empleos anuales en los próximos 30 años. De hecho, se calcula que la rehabilitación genera entre 11 y 17 puestos de empleo locales por cada millón invertido, lo que sitúa al sector de la edificación como el más intensivo en la creación de empleo de entre todos los implicados en la descarbonización.

Otro aspecto positivo es que la ley señala a la Eresee (estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España), como el documento estratégico para dirigir esta transformación energética. Los 11 ejes de acción que recoge fueron diseñados con la participación y el consenso de la mayoría de los agentes del sector, en un proceso en el que GBCe (Green Building Council España) tuvo un papel clave. En septiembre de 2020 esta estrategia fue la mejor valorada por la Comisión Europea gracias a la hoja de ruta que planteaba, a través de la renovación del parque edificatorio español, la transformación rentable de los edificios existentes en edificios de alta eficiencia energética.

La aprobación de la ley también abre la puerta a descarbonizar otros aspectos del ciclo de vida de los inmuebles más allá de la fase de uso, como los propios materiales, ya que se promueve el uso de aquellos de baja huella de carbono. Si los edificios en su fase de uso son responsables del 28% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, otro 11% de estas emisiones corresponde a la fabricación o transformación de los materiales, su transporte, puesta en obra, mantenimiento, la propia rehabilitación y el fin de vida. Esta mochila que llamamos carbono embebido debe considerarse también si realmente queremos alcanzar la neutralidad completa de nuestros edificios para 2050.

No obstante, también hay cuestiones que se echan en falta. Por señalar dos de las más relevantes, estas serían, en primer lugar, una vigilancia de la evolución del consumo de energía en los edificios y del impacto real de las medidas que se vayan implementando, y en segundo lugar, la introducción de la perspectiva del ciclo de vida completo de los edificios en su descarbonización.

La Comisión Europea, dentro de su calendario del Pacto Verde Europeo o Green Deal, tiene previsto lanzar una hoja de ruta con objetivos concretos para la descarbonización de la edificación en todo su ciclo de vida para 2023. Además, se prevé que la próxima revisión de la directiva europea de eficiencia energética de edificios señale ya los primeros pasos para la consideración del análisis de ciclo de vida como herramienta básica de la descarbonización. Esto supondrá otro avance en la materia, ya que hasta ahora este enfoque integral de la descarbonización se ha mantenido en el ámbito voluntario, solamente reconocido por algunas herramientas de evaluación y certificación ambiental como Verde o DGNB.

El sector de la edificación es, junto con el energético y el de la movilidad, el que más esfuerzos debe hacer para alcanzar el objetivo de la descarbonización. No en vano, la edificación es uno de los sectores más contaminantes, responsable en la Unión Europea del 40% del consumo energético y del 36% de las emisiones del CO2, según la Comisión Europea. La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y que el Gobierno haya puesto sobre la mesa más de 7.000 millones de euros para avanzar en este proceso, son buenas noticias para que nuestro país por fin se ponga en marcha para cumplir con los compromisos prometidos.

Los objetivos son ambiciosos, pero contamos con los medios para alcanzarlos. Poco queda ya por decir en materia de rehabilitación de edificios y todo por hacer. Una vez establecido el marco legislativo y regulatorio, en paralelo al nuevo marco económico y financiero que respalda la taxonomía europea para definir las actividades económicas sostenibles, no tenemos excusas para no avanzar en el camino hacia la descarbonización de la mayor infraestructura del país: nuestros edificios.

Dolores Huerta es directora general de GBCe

Archivado En

_
_