No es nuevo eso de que Apple coja uno de sus dispositivos y, cada pocos años, les cambie el diseño. En el caso de los Apple Watch ya hemos visto dos: uno, el original, que aterrizó en 2015 con el primer modelo y se mantuvo cuatro generaciones (Series 0, 1, 2 y 3) hasta 2018, cuando se puso en circulación los Series 4 que aumentaron el tamaño de sus pantallas a la vez que se hacían un poquito más delgados.
Sea como fuere, todos los analistas y leakers cercanos a Apple hablan de que en septiembre de 2021 tendremos un Apple Watch 7 con ligeros cambios en su aspecto, que podría seguir la estela de los vistos en 2020 con la nueva gama iPhone 12, que aplanó sus bordes para recordarnos a las viejas glorias de la casa como fueron los iPhone 4, 4s, 5 y 5s.
Nuevas formas y otro color más
En ese vaticinio de la llegada de un nuevo Apple Watch Series 7 con diseño retocado coinciden desde Ming-Chi Kuo a Jon Prosser, que destacan que esos cambios no serán tan radicales como podríamos esperar, enfocando las novedades en los bordes planos y unas líneas mucho más sutiles que las vistas hasta ahora. Además, las fechas para estos cambios encajan porque Apple suele dejar tres años, y (casi) otras tantas generaciones entre un lavado de cara y otro.

El primero fue en 2015, el segundo en 2018 y parece que para 2021 toca otro pequeño rediseño al aspecto exterior de sus relojes que, aprovechando la ocasión, tendrán un nuevo color: verde, que se unirá a los ya clásicos plateado, gris espacial y oro rosa, así como los aparecidos el año pasado al calor de los Series 6, rojo y azul. Apple continúa, de esta manera, alegrando todas sus gamas tras lo visto en los últimos meses con los lanzamientos de los nuevos iPad Air, iMac y los futuros MacBook con colores a cuál más chillón.
Pero lejos de ese diseño y nuevos tonos, Apple también parece decidida a añadir un nuevo sensor de salud, que vendría a acompañar a los ya existentes de ritmo cardíaco, electrocardiograma y oxímetro para medir los niveles de oxígeno en sangre. Los de Cupertino trabajan para echar una mano a los enfermos de diabetes, que podrán monitorizar permanentemente sus niveles de glucosa, lo que les ayudará enormemente a llevar una rutina diaria mucho más tranquila y lejos de esas mediciones que necesitan casi siempre de la ayuda de un aparato externo.