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Digitalización y robótica, una realidad a falta del empujón inversor

El parque español es el más antiguo en las últimas décadas

La unidad de protones de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid es la más avanzada en Europa.
La unidad de protones de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid es la más avanzada en Europa.

Operaciones en remoto, realidad virtual para reducir el dolor, imágenes de retina para detectar o predecir enfermedades… La tecnología no solo ha venido a hacernos la vida más fácil. También está aquí para protegerla y preservarla. Sus aplicaciones sanitarias no tienen más límite que la velocidad de la innovación, pero no siempre viene acompasada por el ritmo inversor.

Según Fenin, patronal de las tecnológicas sanitarias, el parque español es el más antiguo de las últimas décadas, a pesar de estar representado por un sector con más de 1.000 empresas –unas 500 son fabricantes– que facturó 7.960 millones de euros y creó más de 27.800 empleos directos en 2019; su peso en el mercado europeo es del 6,3% y la inversión supone el 7,75% del gasto sanitario total, el 0,64% sobre el PIB.

El director de Fenin en Cataluña, Carlos Sisternas, aboga por su renovación en base a un “plan de actuación a medio y largo plazo utilizando criterios de valor para la compra”, “implicando a los profesionales” y dotando de “recursos económicos suficientes a los servicios de salud para poder hacer frente a estas inversiones”. Las diferencias entre los centros públicos y privados “no son muy relevantes y es necesaria esta inversión en ambos ámbitos”. 

Los profesionales a los que apelan desde la industria se manifiestan en semejantes términos. Felipe Calvo es responsable de la unidad de protones de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, un salto tecnológico de alta precisión que minimiza los efectos secundarios de la radiación en tejidos sanos maximizando los beneficios contra el cáncer.

Desde Fenin piden dotar de “recursos económicos suficientes a los servicios de salud para poder hacer frente a estas inversiones”

Considerada una inversión singular, es la más avanzada de Europa y ya ha demostrado las ventajas terapéuticas de la protonterapia en países como Estados Unidos y Japón, pero requiere de una gran infraestructura y presupuesto y no se prevé su generalización hasta que se haya miniaturizado. Entre otras cosas, por una gestión centrada en el corto plazo.

A pesar de que “la tecnología médica necesita ser actualizada de forma programada. La innovación y la renovación han de formar parte de la logística y cada siete años hay que cambiar. Lo hacen en Holanda y en Suecia” para ser más operativos y ofrecer mejores resultados al paciente, señala quien también fuera jefe del departamento oncológico del Hospital Gregorio Marañón (Madrid).

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El robot Da Vinci se desarrolló hace casi 20 años para hacer suturas quirúrgicas cardiacas y su cuarta generación se aplica en campos como la urología, la ginecología y la cirugía general y digestiva. Con él trabajan Antonio de Lacy, fundador del Instituto Quirúrgico Lacy y jefe del servicio de cirugía gastrointestinal del Hospital Clínic de Barcelona, y Manuel Ruibal, especialista en cirugía laparoscópica y en oncología urológica en Galicia, ambos de la plataforma Top Doctors.

Mejores resultados

Con sus cuatro brazos robóticos manejados por los facultativos desde una consola, se trata del “sistema más perfecto” para procurar la seguridad por su nivel de precisión, explica Lacy, que desde la empresa AIS se dedica a introducir el concepto de digitalización en la cirugía. “Espero ver en no muchos años” que robots y cirujanos establecen un lenguaje para ayudarse mutuamente ofreciendo mejores resultados, confiesa.

Para pacientes y también para profesionales. “En determinados casos, la cirugía laparoscópica requiere de diez años de experiencia frente a tres o cuatro con robótica”, indica el doctor, que lamenta los recortes en el sistema sanitario cuando es “fundamental invertir en innovación. Lo más caro que hay en cirugía es que una operación se complique. Debemos tener los mejores resultados y la robótica ayuda a conseguirlos”.

Los facultativos defienden que la innovación les permite reducir las secuelas y ganar en seguridad y precisión

Ruibal destaca los resultados de la cirugía robótica en los casos de cáncer de próstata, permitiendo conservar la potencia sexual y la continencia urinaria, o de riñón, accediendo al tumor para ser extirpado sin dañar el órgano. Unas posibilidades que, como otras disponibles, no se han generalizado.

“España tiene un sistema sanitario público y universal muy potente, pero no favorece la competencia entre centros para estar a la vanguardia de la tecnología” que “mejora la calidad asistencial” y “reduce las secuelas”, por ello aboga por un pacto de Estado para que “siga pasando por ser uno de los mejores del mundo”, incorporando innovaciones que permiten detectar enfermedades de forma precoz o anticiparse a los problemas de salud que en los próximos años va a provocar el envejecimiento de la población.

No es magia, es innovación

Realidad virtual. El profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC Pierre Bourdin habla de un crecimiento de la inteligencia artificial y el machine learning con aplicaciones sanitarias. Remite a los colegas que trabajan con algoritmos para detectar enfermedades en imágenes de la retina. Él, como especialista en realidad virtual y aumentada, trabaja en la gestión del dolor. Después de una cirugía ortopédica con sistemas de reeducación o antes de un trabajo odontológico con un casco de RV para evitar el estrés de los más pequeños.

A distancia. Cristina Bescós es directora general de EIT Health Spain, una gran red de innovadores de salud de la UE dependiente de la Comisión Europea. Defiende que la digitalización está progresando y pone ejemplos como el de ArmAssist 2.0, que han desarrollado y probado en el Hospital General de Córdoba, proporcionando rehabilitación robótica a domicilio supervisada por un terapeuta a distancia para personas que han sufrido un derrame.

Control. Icone es un sistema robótico inteligente de Heaxel. Su función es apoyar las terapias para individuos incapaces de manejar sus extremidades por una lesión neurológica y que, con el sensor On­Robot HEX-E, garantiza el control del movimiento con seguridad. Según el director de I+D de la empresa italiana, Jacopo Tosi, se consigue midiendo con gran precisión la fuerza, en intensidad y dirección, que se intercambia entre el robot y el paciente.

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