Indiferencia inversora ante el barullo electoral en España
Los inversores no esperan cambios de calado en fiscalidad o en regulaciones empresariales en los próximos meses pero sí vigilan la estabilidad del Gobierno y su estrategia de salida de la crisis
José Ramón Iturriaga, gestor de fondos en Abante Asesores, siempre recuerda que en 2014 los inversores seguían con furor la actualidad de Grecia, ante el temor de que el país acordara su salida de la zona euro. “Hasta veíamos en directo las sesiones del Parlamento”, rememora. Por aquellos tiempos, los analistas de Londres escudriñaban el programa político de una nueva formación que había surgido en España, Podemos, para ver el grado de populismo y euroescepticismo. Siete años después, ese partido tan escrutado forma parte del Gobierno y el gran revuelo semanal se ha producido porque su líder, Pablo Iglesias, deja la vicepresidencia para postularse como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Asaltados los cielos, la revolución puede esperar.
La decisión de Iglesias es el último eslabón de una cadena de eventos políticos que comenzó hace 10 días cuando PSOE y Ciudadanos presentaron una moción de censura en Murcia. Esto desencadenó un adelanto electoral en la Comunidad de Madrid y la decisión de Iglesias de dejar el Gobierno.
La agitación política en España ha dejado indiferentes a los mercados financieros. En la deuda pública soberana española, anestesiada como el conjunto de la deuda europea por las compras del BCE, no se ha visto ningún movimiento significativo. La prima de riesgo sigue estable en el nivel de los 65 puntos básicos.
“La renta fija está pendiente del aumento de las expectativas de inflación, sobre todo en EE UU, que han empinado la curva de tipos y han hecho aumentar los tipos de interés a 5, 10 y 30 años en todos los países desarrollados”, explica Jorge Ufano, gestor del fondo de inversión GPM Alcyon. Tampoco ha influido el terremoto político en el comportamiento relativo del Ibex 35 frente al Eurostoxx 50. El selectivo español ha cotizado durante la semana bastante plano.
Los frentes abiertos de la política española
Madrid. La Comunidad de Madrid es ahora el centro de todas las miradas, después de que el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, anunciara su intención de presentarse a las próximas elecciones del 4 de mayo. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, convocó elecciones tras comprobar que Ciudadanos había dejado el Gobierno de Murcia para presentar una moción de censura con el PSOE. Finalmente, varios diputados de Ciudadanos no votarán a favor de esa moción, por lo que no prosperará.
Gobierno. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sustituirá a Pablo Iglesias como vicepresidenta del Gobierno, una vez que este deje el cargo. La política gallega se perfila también como sucesora de Iglesias si abandona el liderazgo de Unidas Podemos.
Ciudadanos. El partido liderado por Inés Arrimadas está sufriendo la fuga de varios de sus miembros. El pacto con el PSOE en Murcia provocó malestar en algunos cuadros, que empiezan a acercarse al Partido Popular. Desde la debacle de las últimas elecciones generales y en Cataluña, el partido naranja no levanta cabeza, y muchos analistas creen que acabará integrado en el PP.
“A los mercados financieros españoles les podría afectar en la medida en que pudiera tener un impacto en las previsiones de crecimiento económico o en los beneficios empresariales, algo que a priori no creo que suceda. Por otro lado, el termómetro en este sentido sería la prima de riesgo del bono del Estado y, por ahora, no se ve afectada”, apunta Luis Buceta, director de Inversiones en España de Creand Asset Management. Una prueba de fuego tuvo lugar esta semana, cuando la Comunidad de Madrid, cuya presidencia está en el ojo del huracán, acudió al mercado de capitales. Y la pasó con nota: emitió uno bono sostenible a 10 años, con la menor prima de riesgo hasta la fecha.
Desde que se gestó el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, los inversores sí han estado pendientes de la introducción de reformas estructurales. Ahora, también mirarán con lupa la gestión que se hace de los fondos europeos. Una mayor inestabilidad política –que el viernes era una amenaza con las diferencias del Ejecutivo en la regulación de los alquileres– podría dificultar la llegada de esa inyección económica y su aprovechamiento.
En general, la Bolsa española ha tenido un peor comportamiento que otros mercados en Europa desde que estalló la pandemia hace un año. Pero esto no tiene que ver directamente con la acción de Gobierno, sino con las características de las cotizadas nacionales. En el Ibex tienen un peso muy importante los bancos (que suelen reaccionar muy pegados a la evolución macroeconómica y llevan años sufriendo por las políticas bajos tipos de interés), también hay algunos antiguos monopolios estatales, como Endesa y Telefónica, con un perfil poco innovador, ausencia de tecnológicas punteras o compañías vinculadas a los viajes y al turismo, como Amadeus, IAG (matriz de Iberia) o NH Hoteles, un sector muy castigado por las restricciones a la movilidad.
Además, el peso del sector turístico en la economía española es el mayor de Europa, y la pandemia del Covid-19 ha golpeado especialmente al país, por lo que ha sido una de las economías europeas que registró una mayor caída del PIB. Esto ha afectado también a otras compañías cíclicas, como las de consumo o las constructoras.
Otro factor que ha hecho a la Bolsa española rezagarse es el tamaño relativamente pequeño de la mayor parte de compañías cotizadas. Muchos grandes fondos internacionales, exigen una capitalización mínima de 10.000 millones de euros para poder incluir una compañía en el vehículo, lo que deja fuera de juego a muchas cotizadas de la Bolsa de Madrid.
De momento, el aleteo de una mariposa en Murcia ha provocado elecciones el 4 de mayo en Madrid, pero no ha llegado a conmover a los mercados.