¡Socorro!, soy un paciente no Covid
En la primera ola de la pandemia se atendió un 28% menos de infartos El atasco obedece a que hoy muchas pruebas necesitan una PCR previa
En la primera ola, porque se suspendieron las consultas y pruebas médicas no urgentes; después, por la cantidad de recursos médicos que absorbe el coronavirus, y ahora también porque muchos pacientes no quieren ir al médico, salvo que sea una emergencia. Algunos enfermos solicitan posponer varios meses sus revisiones por miedo a contagiarse.
“Aún no se ha podido reanudar la asistencia sanitaria pre-Covid”, afirma Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, y muchos seguimientos siguen siendo a distancia (teléfono o telemático), lo que “no sustituye las pruebas necesarias para llegar a los diagnósticos y tratamientos”.
Una de las razones que explica el atasco actual es que ahora muchas pruebas (endoscopias, biopsias) precisan una PCR negativa, aclara Jesús García Foncillas, director del departamento de oncología del hospital Fundación Jiménez Díaz. “Y esto supone un ligero retraso en los diagnósticos, aunque ya se ha conseguido reducirlo a mínimos”, asegura.
Las biopsias se redujeron un 41% y la quimioterapia un 9,5% durante el confinamiento
Los pacientes crónicos han sido de los más afectados porque, según Escobar, “el sistema sanitario está montado sobre todo para agudos”. Por poner un ejemplo, la muerte por infarto se duplicó en la primera etapa de la pandemia y fueron atendidos un 28% menos de pacientes con síntomas de infarto, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Por no hablar de otras patologías como el cáncer o las enfermedades raras.
Para Eva Fernández, la epidemia ha sido un varapalo. A su bebé, Diego Torronteras, de 19 meses, tardaron en diagnosticarle el síndrome Allan Herndon Dudley, una dolencia que genera parálisis cerebral más de seis meses.
“Además de suspenderle las sesiones de fisioterapia (dos por semana), crucial para estos niños, que consiguen todos los avances en los primeros seis años de vida, muchas de ellas fueron telefónicas y el niño no progresaba”, cuenta Fernández, que ha recurrido a la privada, lo que le supone unos 700 euros al mes.
La Fundación Jiménez Díaz ha reanudado la rehabilitación, pero reduciéndola a una sesión por semana “porque no hay sitio y aún esperan que se le adjudique un centro de atención temprana, clave para su recuperación”.
Otros grupos perjudicados
Entre los pacientes crónicos, los diabéticos, sobre todo los más mayores, han sido grandes perjudicados al suspenderse las analíticas. En especial para los de tipo 2, apunta Antonio Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes. “El manejo de estos pacientes suele realizarse en los ambulatorios, no utilizan monitorización continua de glucosa (glucosensor) y no pueden autoajustarse el tratamiento”, frente a los de tipo 1, cuyo seguimiento es hospitalario”, indica.
Además, han tenido dificultades para obtener medicamentos y material de control de la enfermedad, asegura este responsable de la unidad de endocrino del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), que extrapola a España los datos de un estudio de Reino Unido donde bajaron los diagnósticos de diabetes tipo 2 un 70% entre marzo y mayo.
Los mayores con diabetes tipo 2, los más afectados por la suspensión de analíticas
“La asistencia oncológica también se vio significativamente afectada”, reconoce García Foncillas. De hecho, según el estudio Impacto sanitario del coronavirus en pacientes oncohematológicos de la Asociación Española Contra el Cáncer, en esa etapa se produjo una reducción del 57% de las citologías diagnósticas, un 41% de las biopsias, un 9,5% de los tratamientos de quimioterapia y el hospital de día atendió a un 14% menos de enfermos.
“El Covid es una tragedia que acelera otra tragedia y, por eso, hay que acelerar la vacunación para rebajar los casos y la presión sobre el sistema sanitario”, sostiene Dolors Montserrat, miembro de la comisión de salud pública del Parlamento Europeo y exministra de Sanidad. Es más, para Sandra Ibarra, presidenta de la Fundación Sandra Ibarra, “es urgente que los hospitales articulen protocolos de asistencia para dar atención a los pacientes de cáncer”.
Lo mismo ha pasado con los enfermos cardiológicos. “En dos o tres años se verán las consecuencias del descenso asistencial”, advierte Ángel Cequier, presidente de la SEC (Sociedad Española de Cardiología). “Vimos cómo los enfermos en la lista de espera para intervenciones moderadas empeoraban y algunos fallecían. Y aunque a partir de la segunda ola ya se atendieron todos los procesos agudos, aún no se pueden hacer todas las pruebas (rehabilitación cardiaca, etc.), tardaremos meses en alcanzar el nivel asistencial anterior, ya que casi el 40% de las estructuras las absorbe el coronavirus”.
El huracán SARS-CoV-2
Tratamientos. Según un informe del Observatorio de la Plataforma de Atención al Paciente, el 25% de los enfermos tuvo problemas para acceder a su tratamiento en la farmacia comunitaria y el hospital.
Radioterapia. El número de enfermos atendidos en los servicios de radioterapia descendió un 9%, así como un 5% los tratamientos con esta técnica.
Trasplantes. De marzo a mayo, los trasplantes de donantes no emparentados bajaron un 50%, recoge un estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Europa. Un nuevo plan de la Comisión Europea destinará 4.000 millones de euros a la prevención y el tratamiento del cáncer. El objetivo: vacunar al 90% de las niñas con posibilidad de contagiarse del virus del papiloma humano, entre otras medidas.
Neurología. El 60% de los neurólogos españoles afirma que han aumentado los casos de nuevos diagnósticos de deterioro cognitivo durante los meses posteriores a marzo de 2020. Casi el 30% de los pacientes de epilepsia sufrió más crisis, según un estudio de la Sociedad Española de Neurología.
Gota. Muchos enfermos de gota se vieron obligados a automedicarse y a muchos no les fue posible ajustar la dosis para reducir el ácido úrico.