Cuenta atrás para salvar el sector turístico español
La industria no podrá resistir otro año sin los necesarios ingresos. Es urgente un plan de rescate que incluya ayudas directas a fondo perdido
La crisis del Covid-19 ha impactado, con mayor fuerza que en ningún otro, sobre el sector turístico español. El sector habrá perdido en el año 2020 más de 106.000 millones de ingresos, reduciendo su contribución al PIB del 12,6 al 4,3%. El efecto ha sido dramático sobre el tejido productivo de un sector, compuesto fundamentalmente por pymes. Miles de empresas han cerrado sus puertas, y más de 728.000 empleos se encuentran afectados hasta el momento, entre trabajadores en ERTE (435.000), y despedidos o no renovados (293.000).
Sabemos que la maltratada industria turística no podrá resistir otro año sin los necesarios ingresos, pero eso es precisamente lo que ocurrirá de no lograrse la suficiente inmunidad de rebaño frente al virus antes del próximo verano. En primer lugar, en España, y luego en nuestros principales mercados de origen, y si con ello, junto a normativas transfronterizas más homogéneas, no se logra restablecer la confianza y la movilidad segura entre países, al menos entre los europeos.
El primer semestre de 2021 se asemeja dramáticamente y cada día más al segundo de 2020, cuando se decretó el cierre de todos los alojamientos, oferta complementaria y actividades no esenciales. De hecho, y a pesar de los mensajes triunfalistas de algunos responsables políticos, los primeros indicios de reactivación que cabía esperar para el segundo semestre no están en absoluto garantizados, sino actuamos urgentemente y con todas las armas a nuestro alcance. Es por ello, que desde nuestra organización hemos presentado al Gobierno, al propio sector y a la opinión pública, un plan de rescate específico para el turismo, que incluye actuaciones inmediatas en el ámbito sanitario, laboral y económico/financiero/fiscal con ayudas directas a fondo perdido
En primer lugar, y visto que sin seguridad sanitaria no hay turismo, planteamos que se acelere al máximo el proceso de vacunación, involucrando recursos públicos y privados y priorizando, tras los grupos de mayor riesgo, a los trabajadores/comunidades más turísticas. Ello permitiría, recuperar corredores seguros, y el mayor reconocimiento de la imagen de España en su conjunto como “destino turístico seguro” entre aquellos de nuestros principales mercados, con mejores ratios de vacunación como Reino Unido. Asimismo, reactivaría la economía y empleo en zonas turísticas, posibilitando a su vez, tomar medidas para reducir riesgos de contagio en las sociedades locales.
Igualmente, reclamamos que España lidere y promueva a la mayor brevedad en el seno de la Unión Europea y ante el Reino Unido (nuestro principal mercado), el reanudar los viajes internacionales con la máxima seguridad, estableciendo protocolos homogéneos, tests más accesibles (antígenos v.s. PCR,s) y sistemas digitalizados que eviten restricciones previas y/o cuarentenas posteriores, tanto a los vacunados como a los aún no vacunados. Varios organismos como la IATA con su Travel Pass o la International Chamber of Commerce con su certificado digital de vacunación, han dado pasos en la dirección correcta. Se trata de evitar los múltiples e indiscriminados impedimentos, que tanto han dañado al turismo, y que sin embargo no han demostrado ser efectivos para atenuar la propagación del Covid-19, al ser la transmisión comunitaria por interacción social, más peligrosa que los viajes nacionales y/o internacionales.
La más decidida actuación y medidas adicionales a las existentes, que hoy pedimos al Gobierno incluyen, además, y como no podría ser de otra manera, iniciativas de política económica y social que eviten el inminente colapso empresarial y del empleo que amenaza al sector turístico. Entre ellas destaca el avanzar hacia la figura de un ERTE estructural durante 2021, adecuado y flexible ante el incierto escenario, que brinde seguridad jurídica y visibilidad, a empresas y trabajadores.
Asimismo, consideramos inexcusable que, además de mantener el plan de apoyo de la SEPI para empresas estratégicas, se priorice una mayor aplicación de recursos para las empresas turísticas, extendiendo y suavizando sus condiciones, para ampliar la base de sus posibles beneficiarios a medianas empresas. Por último y en paralelo, el Gobierno debe implantar un urgente esquema de ayudas directas compensatorias para grandes empresas y pymes de toda la cadena de valor turística, cuyo importe, siguiendo criterios homólogos de adjudicación a los utilizados en varios países europeos, hemos estimado en 5.300 millones de euros para los próximos seis meses.
Resulta inaudito que un país líder turístico como España no haya dispuesto de ayudas directas y a fondo perdido para las empresas del sector, como sí lo han hecho otros países de la unión europea, en los que el turismo tiene mucho menor peso. El sector valora en cualquier caso, las pasadas facilidades crediticias, avaladas por el ICO y sobre todo los ERTE, pero no es factible endeudarse más, ante la progresiva situación de insolvencia, que aparte de la creciente falta de liquidez, hoy afecta a gran parte del tejido empresarial turístico, sin discriminación por tamaños.
El mayor compromiso que hoy tiene el sector turístico con la sociedad española es recuperar su capacidad locomotora de generación económica y empleo de años anteriores, pero no podemos hacerlo solos, y extenuados tras casi un año sin actividad ni ingresos y tan solo, con el más que tibio y hoy ya insuficiente, programa de apoyo actual al turismo. Debemos asumir lecturas más realistas sobre el devenir de muchas empresas viables, del ámbito más vacacional y estacional, que ya sufrieron un fuerte impacto por la quiebra de Thomas Cook en octubre del 2019 y desde entonces no han vuelto a abrir sus puertas, ni a levantar cabeza. Ni soportarían sin medidas de apoyo compensatorias “la posibilidad de perder” el próximo verano, ni tampoco aguantarán sin ellas el 2021, los subsectores y empresas asociadas al turismo urbano, de negocios y reuniones, sujetos a políticas corporativas y sanitarias que favorecen el teletrabajo y limitan la movilidad.
En resumen, por la intensa y grave situación económica diferencial que sufren sus empresas y por su carácter trascendental para España, el turismo urge merecer hoy de un verdadero y potente plan de rescate inmediato. No se trata de pasar página y la pelota, visualizando solo la oportunidad de los fondos Next Generation de la UE para poder impulsar la transformación competitiva del escenario turístico español y el de muchos de sus diversos actores y destinos. Se trata de aprobar previa e urgentemente, un plan específico y estratégico para el turismo, en línea con el que nosotros propusimos en junio de 2020 al Congreso de los Diputados y que acabamos de actualizar. Un plan con ayudas directas que hoy respaldan múltiples entidades públicas (Banco de España, Funcas, BCE...etc.), economistas de prestigio y finalmente varias patronales, para asegurar la supervivencia del mayor número de empresas turísticas viables, que posteriormente puedan abordar a medio plazo, esa deseable evolución del modelo turístico, español que a su vez y desde otro ángulo, hemos preconizado desde su constitución.
Gabriel Escarrer es Presidente de Exceltur. Vicepresidente & CEO Meliá Hotels International