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Director corporativo de Riesgos de Solunion

Enrique Cuadra: “Las insolvencias crecerán de forma sostenida los próximos tres años”

Subraya que los préstamos ICO o los ERTE están retrasando las quiebras de las compañías

Enrique Cuadra, director corporativo de Riesgos de Solunion.
Enrique Cuadra, director corporativo de Riesgos de Solunion.

Lo peor de la crisis económica del coronavirus parece haber terminado o al menos así lo considera el director corporativo de Riesgos de Solunion, Enrique Cuadra. A la espera de los datos del último trimestre de 2020, estima, de acuerdo con las previsiones de la OCDE o el Banco de España, que el PIB caerá en torno al 10% u 11%. A partir de ese momento, comenzará una recuperación que no estará libre de sobresaltos. Según avance esta consolidación económica, comenzará a verse un incremento mayor de las empresas que se declaran insolventes.

R. ¿Qué efecto han tenido las ayudas económicas del Gobierno sobre el tejido empresarial?
R. No se ha producido un problema brutal de insolvencias o en los niveles de paro debido a estos estímulos. Pero no son ilimitados. En algún momento se acaban las ayudas, la financiación que pueden obtener los diferentes países, y eso puede ser un problema. Por ahora se están retrasando las devoluciones de los préstamos ICO que, junto con los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), han sido las dos medidas que más impacto han tenido en España. Pero en cuanto haya que empezar a devolver los ICO, habrá muchas empresas que no puedan y empezarán las insolvencias. Algunas no van a sobrevivir, ocurre siempre con los ciclos económicos, pero lo importante es que las industrias superen esta situación y si la economía general ya está creciendo, será más sencillo ir creando nuevos puestos de trabajo.
R. ¿Se podrían aplicar otras medidas para evitar esas quiebras?
R. Sí, pero España tiene un nivel de endeudamiento alto comparado con otros países de nuestro entorno. La Unión Europea ha reaccionado esta vez de manera más rápida que hace 10 años y ha dado un respiro. Quizás si España tuviese que financiarse en los mercados sin tener detrás a la UE no hubiese podido poner en marcha los ERTE ni los préstamos ICO. Tampoco es sano para una economía de mercado mantener con vida a compañías que ya no están aportando valor. Lo más importante no es la empresa individualmente, sino que las personas puedan recolocarse. No pasa nada si quiebran empresas, el problema es un número descontrolado de insolvencias. Necesitamos una economía sana para que si quiebra una compañía, los trabajadores puedan encontrar alternativas de manera más o menos fácil.
R. ¿Qué cifra de insolvencias estima por la pandemia y cuándo llegará a su máximo?
R. Aunque desde junio vemos que están subiendo muy paulatinamente, estamos en un nivel muy bajo debido a las medidas mencionadas, que lo han ralentizado. Hasta hace poco, estimábamos un crecimiento del 30% de insolvencias en el 2021 respecto a 2020, pero dependerá de cuándo empiezan a subir con fuerza. Es probable que aguanten a un ritmo moderado todo el primer trimestre y se aceleren de septiembre a diciembre. Esto continuará y esperamos que las insolvencias crezcan de manera sostenida durante los próximos tres años. Desde 2024, consolidado el crecimiento a partir de los dos años anteriores, las industrias estarán mejor preparadas y será más fácil hacer cualquier planificación en cuanto a endeudamiento y a la devolución de los préstamos que van adquiriendo las empresas.
R. ¿Cuáles serán los sectores más afectados?
R. El transporte en general. Al aéreo le va a costar tres o cuatro años recuperarse y muchas empresas no van a sobrevivir. También sufrirá el de servicios relacionado con el turismo. Además, hay ciertos sectores que son cíclicos y que por naturaleza van a ir peor mientras la economía no tenga un crecimiento sostenido: la industria del metal, de la distribución de productos no alimentarios o el sector energético. Pero también hay ganadores: al farmacéutico le está yendo bastante bien y a la alimentación en general. De hecho, han subido las exportaciones de los productores de frutas y verduras españoles.
R. ¿Y la banca?
R. Es un sector cíclico y también está afectado, pero es quizás es el más regulado y más conservador en el sentido de todo lo que tiene que cumplir un banco para poder operar, lo que le hace ser resistente a cualquier crisis. Los requerimientos del Banco Central Europeo son durísimos y cada vez que se revisan van en la misma línea de hacerlos más resistentes. Por tanto, no vemos que quiebren bancos, pero sí caídas de los márgenes y la rentabilidad. Ya se está produciendo una concentración del sector buscando maximizar el retorno a los accionistas.
R. ¿La situación en España es peor que la de otros países de la UE?
R. Si nos comparamos con Alemania, Francia, Italia, Holanda o Bélgica, diría que lo haremos un poco peor que la media. El tejido industrial de países como Alemania u Holanda es más resistente a estas crisis y veremos una caída menor del PIB en 2020, mientras que la recuperación del nivel precovid les llevará como máximo año y medio. España quizá tarde nueve o 10 trimestres, lo que da una idea de las dificultades que tenemos y de las ineficiencias en nuestro modelo productivo. La situación es catastrófica en ese sentido, pero al menos podría ser corta si a partir del segundo trimestre de 2021 vemos un crecimiento sostenido. Reino Unido es posible que lo haga peor porque no tiene una industria súper pujante y le afectará el Brexit, ya que su principal socio es la UE. Francia e Italia estarán prácticamente en los mismos niveles que España.
R. ¿Modificará España su modelo económico frente a futuras crisis?
R. Esos cambios llevan muchos años. No podemos esperar que en cinco años el modelo productivo español sea muy diferente al actual. Tiene que haber una voluntad política y social para que se produzca ese cambio y no creo que estemos en un momento en el que parezca prioritario. No obstante, el modelo alemán o belga tienen igualmente su fecha de caducidad. Alemania tiene una gran capacidad de innovación y eso le hace bastante resiliente a situar su industria donde vayan apareciendo las nuevas tendencias. Pero si copiásemos el modelo alemán, nos llevaría a lo mejor 20 años y para cuando lo tuviéramos, estaría ya obsoleto. La clave sería tener un buen modelo de investigación y desarrollo y una buena base educacional, con universidades potentes y atracción de talento, lo que proporcionaría una estructura económica y social más resistente. Pero es un cambio muy complejo para el que no hay manual. Hay países que lo están implementando y van hacia atrás. No espero grandes cambios en el modelo económico de aquí a cinco o 10 años.

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