El sector terciario espera que la cuesta de enero le regale un plan de rescate
Ayudas directas sobre la facturación, abono de gastos fijos y bonos al consumo están sobre la mesa del Gobierno canario
El sector terciario de Canarias afronta la cuesta de enero más lúgubre que se recuerda. Y lo hace con una sola expectativa en el horizonte: obtener un plan público de rescate que le permita la supervivencia durante unos meses, los necesarios para mantener las puertas abiertas en tanto se abre una esperanza en forma de vacunal. En todos los casos, el diagnóstico es unánime: hacen falta ayudas directas porque los contenidos del plan presentado por la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, son insuficientes para el Archipiélago.
El Gobierno de Canarias, siguiendo la estela de otros ejecutivos autonómicos, ha anunciado la aprobación de medidas específicas para auxiliar a las actividades más dañadas por la pandemia, si bien ha dejado para las próximas semanas los detalles.
¿Cuáles deberían ser? José Miguel González, economista jefe de Corporación 5, lo tiene claro: “Un plan de rescate a estas alturas de la crisis debe basarse en tres patas: liquidez para las empresas, a través de créditos en buenas condiciones; garantía de rentas para los trabajadores afectados, vía prórroga de los ERTE, y ayudas directas a las empresas para evitar su cierre en estos meses de escasa actividad y lucha final contra la pandemia”. El economista incide en que, en circunstancias excepcionales, “la socialización de pérdidas es el único camino”, de ahí su apuesta por seguir el modelo alemán de conceder ayudas directas a las empresas tomando como referencia la facturación perdida por culpa de las restricciones sanitarias. “Un porcentaje de entre un 60% y un 75% de los ingresos perdidos, detrayendo los costes ya asumidos por la Administración, como pueden ser los ERTE, puede ser un camino viable, y teniendo en cuenta también el grado de apertura que se le permita a un sector en concreto, porque aquí hay que tomar decisiones atendiendo al resultado de explotación de cada empresa en concreto, para no caer en el riesgo de arbitrariedad”, sentencia.
Esta última cuestión, la posibilidad indeseada de convertir un plan de rescate en una pedrea posnavideña con criterios poco claros, también preocupa al hotelero grancanario Nicolás Villalobos, vicepresidente de la Federación de Hostelería y Turismo de dicha isla, para quien las ayudas directas “serán buenas en la medida que no sean discrecionales, que se basen en criterios objetivos”. Villalobos, director general de Be Cordial Hoteles, da por hecha la necesidad de prorrogar los ERTE “hasta el 30 de junio de 2021, pero con el máximo nivel de bonificación a la Seguridad Social”, porque a día de hoy mantener un hotel cerrado en Canarias “cuesta 150.000 euros al mes, entre cotizaciones sociales, impuestos locales que no han sido rebajados y costes de mantenimiento de las propias instalaciones, como seguridad, instalaciones y jardines. Entendemos que todos estos costes son subvencionables, porque los podemos acreditar”.
Además de un porcentaje elevado de la planta hotelera, hay otras actividades del sector terciario que han echado el cierre temporal forzadas por las restricciones sanitarias. Es el caso del ocio nocturno, beneficiado ya en su caso por un plan de rescate articulado desde la Consejería de Economía del Ejecutivo autonómico, con una partida de 3 millones destinada a tal efecto.
Esta medida (que considera subvencionables los gastos de alquiler e hipoteca de los locales, las primas de seguro y los gastos de suministros corrientes de casa establecimiento) es tomada como referencia por el subsector de la restauración en las Islas, duramente castigado por la última ola de medidas sanitarias que limitan o directamente prohíben (como en la isla de Tenerife) el uso del interior de los negocios. “Queremos que el plan del rescate a la restauración vaya en la misma línea que el aprobado para el sector del ocio, que además se pagó rápido”, afirma Abbas Moujir, secretario general de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias. “Y si, como ha comentado el Gobierno, se trata de aprobar un plan de rescate en enero, estamos en un plazo razonable”, añade.
Bonos de consumo para el comercio
Incentivar el consumo comercial. Los Presupuestos autonómicos para 2021, en vigor desde hace una semana, incluyen un programa de apoyo de activación del tejido comercial canario a través de la emisión de “bonos de consumo” para incentivar el gasto en el comercio minorista en Canarias, en coordinación con las principales asociaciones del tejido comercial de Canarias. Cuenta por ahora con una dotación presupuestaria de 3.650.000 euros, aunque se trata de una partida susceptible de ser ampliada vía fondos estatales o europeos, según explica el director general de Comercio del Gobierno canario, David Mille, quien muestra sus esperanzas en el primer ejemplo práctico de esa estrategia, basado en el directorio de comercio local Consume Canarias.
El ahorro precavido, una amenaza. En tiempo de tribulaciones, mejor no hacer mudanza… ni gastos excesivos. La tasa de ahorro de los ciudadanos y empresas de Canarias, con una cifra récord de 35.000 millones depositados en las entidades financieras, según cifras oficiales del Banco de España, hace buena la máxima atribuida a San Ignacio de Loyola. Pero este hecho, la precaución de quienes se han visto poco afectados en sus ingresos por las restricciones sanitarias, no es una buena noticia para la economía en su conjunto. “El ahorro basado en la cautela no contribuye a la recuperación, porque no genera inversión, que es el fundamento que hace bueno al ahorro”, dice el economista José Miguel González en defensa de un enfoque expansivo que incorpore el estímulo al consumo doméstico como eje para la recuperación.
La digitalización, esa tarea pendiente. ¿Gastar dinero público en el mantenimiento de instalaciones cerradas o buscar nuevas oportunidades? Es un dilema que pende sobre la actividad turística canaria ante la perspectiva de un ecosistema, el que saldrá de la pandemia de Covid-19, radicalmente diferente al de los años felices de la última década. “Ahora mismo la formación en competencias digitales y la propia digitalización de la oferta turística es más importante a la hora de destinar recursos públicos que el gasto en estructuras físicas”, opina Eduardo Parra, profesor de Organización de Empresas, Economía Digital y Turismo de la Universidad de La Laguna, quien señala otro argumento a favor de una perspectiva que ponga a la innovación como centro de cualquier plan de rescate: “La economía digital es lo que la UE está dispuesta a pagar”.