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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La velocidad de la actividad, de los beneficios y de la inversión

Las tendencias marcadas por la tecnología, las compañías farmacéuticas y las de energía sostenible seguirán vigorosas unos cuantos años

CINCO DÍAS

Nadie en enero sospechaba que las Bolsas de todo el mundo registrarían en 2020 las mayores caídas de su historia en solo unas semanas, como tampoco nadie que viese el confinamiento de población y economía en la primavera apostaría por una recuperación tan intensa de las cotizaciones antes de cerrar el año. Pero lo cierto es que una buena parte de los índices bursátiles terminará este annus horribilis en el mismo punto en que lo empezó, como si no hubiese pasado nada por el camino, e incluso algunos habrán proporcionado jugosos retornos, circunstancias ambas que invitan a reflexionar sobre si la recuperación actual es tan exagerada como la contracción precedente, y si está la recuperación de las economías y de los beneficios de las empresas tan cerca como olfatean los mercados. Los ritmos de recuperación no son los mismos en Asia que en América o en Europa. De hecho, ni siquiera son iguales en el resto de Europa que en España, y aunque la primera reacción de los inversores sea homogénea y no discriminatoria, la segunda responderá de alguna forma a los fundamentales, con el consiguiente retraso para Europa en el mundo, y para España en la eurozona.

China ha recuperado el nivel de actividad previo a la pandemia, mientras que Estados Unidos lo hará en 2021, pero con los mercados financieros, que van delante anticipando el comportamiento de la economía y el desempeño de los negocios, ya en niveles de hace 12 meses e incluso muy por encima en el caso de las empresas tecnológicas y farmacéuticas. En Europa la economía tardará más para llegar a la normalización tanto de la economía como de los valores cotizados, y España tendrá que añadir un trecho temporal más para que el volumen de PIB regrese al nivel pre-Covid (seguramente hasta algún punto a caballo entre 2022 y 2023) y para que las empresas tengan unos beneficios como los de antes. Las estimaciones actuales consideran que la mayor caída de los resultados empresariales se ha registrado en España, donde además las empresas financieras y aquellas ligadas a la actividad turística pesan con intensidad en sus índices bursátiles.

Cierto es también que la estimación de su recuperación es más intensa para 2021 y 2022, lo que debe convertirse en el principal motor de la revalorización bursátil. Ante tal expectativa, la inversión, que debe anticiparse a los beneficios, debe concentrarse en empresas líderes en su sector, con barreras de entrada costosas y a ser posible dependientes de la evolución cíclica de la demanda. Pero las tendencias marcadas por la tecnología (con poca presencia en Europa, ciertamente), las compañías farmacéuticas y las de energía sostenible seguirán vigorosas unos cuantos años.

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