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Inversión

El oro se hace un hueco fijo en fondos alternativos y mixtos

El entorno de tipos reales negativos fruto de la intervención de los bancos centrales aconseja tener el metal precioso en las carteras. La corrección de noviembre le da potencial hacia nuevos máximos

El oro en 2020

“Somos desde hace mucho tiempo de la opinión de que el oro físico es el único activo verdaderamente sólido dentro del sistema financiero”, explica así de tajante Ned Naylor-Leyland, gestor de fondos de oro y plata en Jupiter Asset Management. Y añade: “Lo que está revelándose, entre otras cosas, es que el dinero a crédito es solo eso: crédito”. Reflexiones de este cariz han puesto de moda al metal precioso durante este volátil año de los mercados financieros, marcado por una política monetaria ultraexpansiva y unos tipos de interés cero o negativos para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia.

El precio del oro ha subido más del 20% en el año hasta superar los 1.800 dólares por onza, aunque en agosto llegó a máximos por encima de los 2.000 dólares. En la euforia de las Bolsas por la vacuna, en noviembre cayó un 6% pero, a decir de los expertos, el oro se ha instalado ya como una inversión fija en las carteras de fondos alternativos, mixtos e, incluso, en los fondos de pensiones: “es ya un secreto a voces”, explica el gestor de Jupiter. Una apuesta en el mundo financiero que también aprecia Fernando Luque, experto de Morningstar España. “Los planes de pensiones están empezando a meter dinero en oro. Con los bajos tipos de interés en el mundo, les resulta interesante tener parte del patrimonio en oro como defensa porque no pierden coste de oportunidad frente a los bonos, que tampoco dan nada o tienen rentabilidades negativas”, explica.

La positiva visión que tienen los expertos sobre la evolución del precio del oro en los próximos meses se justifica en el enmarañado sistema financiero actual. Históricamente, la ecuación del oro era mucho más sencilla: refugio y defensa para situaciones de elevada inflación de las economías. Pero ahora el metal precioso da más respuestas a situaciones complicadas de activos sin rentabilidad, mercados bursátiles efervescentes y la inestabilidad de una economía mundial pendiente del éxito de las vacunas contra la Covid-19.

Luque da sus razones para apostar por el oro: “Me gusta el oro por su correlación con el crecimiento de los balances de los bancos centrales. Estos escenarios de mayor liquidez del BCE o de la Fed han sido siempre positivos para el precio del oro. Una incógnita es si se van a disparar los tipos de interés después de estas inyecciones de liquidez, debido a un crecimiento de la inflación. Pero si los tipos reales (descontando la inflación) se mantienen bajos o negativos, que es lo más probable, beneficiará la cotización del oro”, concluye.

Esta visión coincide con la de Ignacio Dolz de Espejo, director de soluciones de inversión de Mutuactivos, gestora que actualmente tiene posiciones en oro. “La caída del precio del oro en noviembre la entendemos como un reposicionamiento: inversores que estaban cautos y se han vuelto más optimistas. Nuestra visión a medio plazo sigue intacta: seguiremos en una situación de represión financiera con tipos estables y, posiblemente, inflación al alza. Cuanto más negativos sean los tipos reales, mejor elección como activo defensivo será el oro”, señala.

Cuanto más negativos sean los tipos reales, más atractivo es el oro como refugio

Las previsiones sobre el precio del oro a un año vista apuntan a subidas destacadas. Goldman Sachs espera niveles de 2.300 dólares la onza a tres, seis y doce meses vista, a medida que aparezcan las preocupaciones por la reflación de las economías. Y argumenta que las salidas del dinero del oro en noviembre se ha producido en los ETF (fondos cotizados) más especulativos que replican el valor del metal precioso, mientras que los más conservadores han mantenido sus posiciones. El banco suizo UBS fija una horquilla para el oro entre los 1.600 y los 2.300 dólares, dependiendo de si hablamos de economías más eufóricas o más deprimidas.

Desde la gestora internacional Invesco, Fernando Fernández-Bravo, responsable de ventas, apunta que el oro ahora puede cubrir los riesgos de caída de las Bolsas mejor que los bonos. Ante un riesgo de fallidos de los bonos “debes tener algo de oro en la cartera”, explica. Comenta que alrededor del 6% del patrimonio de sus fondos mixtos está en oro, oscilando el porcentaje entre el 10% y el 5%. En Invesco sitúan el precio del oro entre los 1.700 y los 2.100 dólares por onza. La reciente corrección le da nuevo potencial alcista y a su favor cuenta con la demanda de países emergentes, tanto de sus bancos centrales como de los consumidores, añaden desde Indosuez.

Mineras o ETF, las puertas de entrada

Con la aparición de los fondos cotizados ETF que replican con exactitud el precio del oro, las empresas mineras cotizadas han dejado de ser la referencia obligada para invertir en el metal a través de la Bolsa. En la versión de materias primas, los ETF se conocen como ETC (Exchange Traded Commodity). La gestora Invesco cuenta con un fondo de oro (ETC) con un patrimonio de 14.000 millones de dólares y que lleva 11 años en el mercado explica Laure Peyranne, directora de Invesco ETF Iberia, LatAm & US Offshore. “Para invertir en oro lo mejor son los ETC porque son sencillos de comprender y muy líquidos”, explica. El gestor de Jupiter Ned Naylor-Leyland apunta que es un buen año también para las mineras porque han caído mucho sus acciones y costes: “maquinaria, petróleo… todo está en deflación”.

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