Los blindajes de la alta dirección, bajo la lupa
La crisis económica acelera la revisión de los contratos con paracaídas de oro de los ejecutivos
Los blindajes en la alta dirección se contienen. Si se comparan los datos de las empresas del Ibex 35, se observa que en 2019 el número de los directivos con coraza disminuyó un 3,7% con respecto al ejercicio anterior: pasaron de 830 a 799. Este dato puede servir para tomar el pulso a una tendencia que, según los expertos, puede poner bajo la lupa este tipo de acuerdos entre los directivos y la alta dirección. Es lo que se conoce con el término anglosajón golden parachute o contrato blindado, el acuerdo entre una empresa y un ejecutivo que establece la remuneración que este va a recibir en caso de rescisión del contrato.
En España, los blindajes están sujetos a una normativa por el Real Decreto 1382/1985, del 1 de agosto, que regula la relación laboral especial de la cúpula directiva. Y tiene por objeto, entre otras razones, fijar las indemnizaciones para compensar al ejecutivo en caso de extinción de su relación laboral, dado que la ley fija una compensación diferente para este colectivo que para el resto de los trabajadores.
Por tanto, los blindajes son cláusulas contractuales destinadas a mejorar la indemnización de los altos directivos. “La normativa marca en estos casos una compensación de siete días por año trabajado, si se compara con el resto de los trabajadores [33 o 20 días por año trabajado, con un máximo de entre 24 a 12 mensualidades, dependiendo del tipo de despido, de acuerdo con la última reforma laboral] es pequeña. El despido era muy barato”, afirma Javier Fernández, responsable de productos de líneas financieras en la consultora Willis Towers Watson, quien asegura que hay una corriente global en todo lo relativo a responsabilidad social corporativa, en cuanto a prácticas de buen gobierno con una mayor transparencia, lo que exige que las empresas tengan prácticas robustas de gobierno en relación con todos los stakeholders, estos son todas las personas u organizaciones implicadas o afectadas por las actividades y las decisiones de una empresa.
Inversores internacionales
Y agrega que los blindajes serán cada vez menores, de no más de dos anualidades, “debido a ese cumplimiento de los estándares de buen gobierno, que cada vez más exigen los inversores internacionales, aunque llegará un momento en que muchos de ellos se extingan”.
El contrato blindado comienza a vivir su máximo apogeo en la década de los años ochenta, debido al auge de las fusiones y adquisiciones empresariales. Obedece a dos finalidades que tienen que ver con el talento, como es la atracción y la retención del mismo, matiza Salvador del Rey, socio del área laboral de Cuatrecasas y catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en Esade Law School. “Este tipo de empresas, sobre todo las del Ibex-35, se nutren de profesionales con experiencia en otras organizaciones, y el golden parachute es una manera de atraerlo, ya que es una fórmula para darle protección al talento que deseas tener en la empresa. Y como forma de retener también es útil porque permite que, en caso de que alguien tiente al profesional con otra oferta laboral, este no se vaya”, señala el abogado, quien afirma que, de momento, no ha observado un cambio sustancial en cuanto a la reducción de este tipo de contratos acorazados, aunque sí advierte de que, a raíz de esta crisis económica, habrá una disminución de directivos con este tipo de privilegios. “Va a haber una reorganización de los comités de dirección y una reducción de los puestos directivos, y eso lo vamos a ver en los próximos dos años”, añade Del Rey. Reordenación y simplificación. “Pero se seguirán necesitando profesionales competentes y competitivos porque la eficiencia en las compañías es la que mandará junto a la digitalización. Y las empresas van a necesitar más que nunca el talento, y esta es una forma de atraerlo y de retenerlo”, afirma.
En esta idea coincide el consultor especializado en la búsqueda de altos directivos Carlos Recarte, socio fundador de Recarte & Fontenla, quien destaca que ahora más que nunca las empresas necesitan talento. “Cuando sales al mercado a buscar gente para incorporar a una empresa y la tienes que sacar de otra compañía, le debes ofrecer una compensación para que no pierda la antigüedad u otro tipo de condiciones que ya tiene donde trabaja. Si no lo propones, no te llevas ese talento”, explica. Y uno de los atractivos, además del reto profesional, el salario fijo y los variables, es el paracaídas para que, en caso de que la nueva aventura laboral no prospere, la caída no sea un salto al vacío.
Cinco anualidades
“En algunos casos lo que se hace es comprar la antigüedad o garantizar dos años de salario en caso de rescisión del contrato”, dice Recarte, que vaticina que los blindajes no van a desaparecer. “Tiene que ver con la demanda, pero lo importante es que estas cláusulas no sean abusivas”. En cuanto a la indemnización correcta, señala que, por ejemplo, cinco anualidades “es una barbaridad y eso lo hemos visto en algunos contratos, pero un año o dos años de salario está muy bien”.
Con esta crisis, las empresas van hacia un cambio de modelo. “Está habiendo una reducción de los blindajes y una revisión de los mismos”, señala Aurora Sanz, socia de laboral de la firma de servicios profesionales Grant Thornton. “Se está viendo, por ejemplo, acuerdos de reducción de la parte del salario fijo y una modificación del variable. Las empresas están cerrando la mano en cuanto a los paquetes retributivos. La alegría que había hace unos años se va a reducir, aunque los planes que se apliquen no deben ser cortoplacistas”, afirma esta experta, quien asegura que, por ejemplo, esto se está viendo en el coche de empresa.
“Se están ampliando los plazos del cambio de flota y se está reduciendo su uso a los días laborables”. Pero también tiene claro que si las empresas quieren tener profesionales con talento, a nada que la situación económica se normalice, los blindajes volverán a estar sobre la mesa.
“Cada vez se están realizando más auditorías salariales en las empresas, y para los puestos de los altos directivos las compañías tendrán que ser más creativas”, asegura Sanz, que detalla que en tiempos de dureza no queda otra que reducirse el salario. “El sueldo fijo tendrá que ser menos llamativo y los variables serán mucho más creativos”. O lo que es lo mismo, han de ofrecer bonos diferidos, stock options, u otras fórmulas de retención a medio plazo ligadas a la obtención de resultados para la clase directiva.
A pesar de que viene una época de cambios importantes, alerta el socio de Cuetrecasas, “la reducción del abanico salarial es compleja y no se puede hacer de un año para otro. Es muy difícil hacerlo”.
Los acorazados del Ibex 35
Sin coraza. Hay empresas del selectivo, como ACS, Aena, Ferrovial (en 2018 contaba con un blindaje en la alta dirección) o Solaria que cerraron el pasado ejercicio sin ningún miembro del comité de dirección blindado con indemnización alguna.
Mayor número. Por el contrario, en 2019 hubo empresas que aumentaron el número de blindajes. Estas fueron: Acciona, Acerinox, Amadeus, Bankia, Bankinter, Santander, Caixabank y Repsol.
Menos. Las que redujeron la cifra de privilegiados con este tipo de contratos durante el pasado año fueron: BBVA, Grifols, Iberdrola, Indra, Naturgy y Siemens.
Ejercicio de transparencia. Las cotizadas con la publicación de estos datos, sobre todo por el empeño que le pone el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, en la transparencia del mercado, está bien visto por todos los stakeholders, tal y como destaca Javier Fernández, responsable de productos de líneas financieras de Willis Towers Watson. “Hay una corriente global en todo lo relativo a la responsabilidad social corporativa, con una conciencia empresarial más grande y una mayor transparencia porque los inversores lo piden. Son huellas positivas para toda la sociedad”.