Soy autónomo: ¿qué impacto tendrá en mi jubilación cotizar por mis ingresos reales?
La cuota mensual que paga el autónomo determina qué pensión pública de jubilación recibirá en el futuro
“Soy autónomo, ¿me interesa cotizar al máximo o al mínimo?”. “Si he estado cotizando al máximo, pero ahora quiero cambiar: ¿qué implicaciones va a tener sobre mi futura pensión pública de jubilación?”. Estas son algunas de las dudas más comunes que se repiten entre los autónomos que no saben qué base de cotización es la que más les conviene.
Hasta la fecha, y a la espera de que cambie el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), los trabajadores por cuenta propia pueden elegir su base de cotización entre la mínima -990,40 euros- y la máxima -4.070,40 euros-, y con una serie de excepciones. Por ejemplo, a partir de los 47 años solo se puede bajar de base, pero no incrementarla.
Como explica Lucía Pérez de Villaamil, del departamento de asesoramiento patrimonial de Abante, por el sistema actual el autónomo puede decidir qué parte de su jubilación va a estar financiada por el Estado y qué parte por su ahorro privado. Es decir, ahora el autónomo puede optar por cotizar por una base alta para intentar acceder a la pensión máxima de la Seguridad Social o, en cambio, puede apostar por cotizar por una base más baja e invertir en los mercados financieros ese dinero que se está ahorrando para poder complementar la pensión pública que recibirá.
Y es que, la base de cotización no solo marca qué cuota paga el autónomo cada mes, sino que también influye en la cuantía de la pensión pública de jubilación: a más base, mayor pensión. Por ello, antes de decidir por qué base cotizar, es fundamental que el autónomo realice un ejercicio de planificación financiera para ver qué opción es la que más le conviene según sus circunstancias actuales y cómo quiera vivir su jubilación. Y en ese ejercicio de reflexión, debe tener en cuenta multitud de factores, desde su situación financiera actual, a su previsión de ingresos futuros, qué querrá hacer cuando deje de trabajar, cuánto cuestan esos objetivos y cuándo querría jubilarse, teniendo en cuenta aquí, además, el incremento de la esperanza de vida.
¿Cómo sería el nuevo sistema?
El nuevo sistema que el gobierno quiere poner en marcha, y que es en una de las Recomendaciones del Pacto de Toledo, es la cotización por ingresos reales. En concreto, la propuesta que están estudiando desde el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones con las principales asociaciones de autónomos es crear un nuevo régimen por el que los autónomos -quedarían excluidos los autónomos que cotizan por sociedades- comiencen a cotizar por lo que realmente ingresan, mediante un “sistema flexible que se pueda modificar a lo largo del año y que se regularice un año después, con la posibilidad de que se devuelva el exceso de cotizaciones pagado por el trabajador”.
Desde el Ministerio sostienen que esta medida beneficiaría a cerca de 1,1 millón de autónomos que en 2018 generaron unos rendimientos inferiores al asalario mínimo profesional y destacan que “el número de autónomos que van a tener que cotizar menos porque tienen ingresos menores supera ampliamente a los que van a cotizar más”. Mientras que desde la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) señalan que este nuevo modelo subiría la cotización a unos 700.000 autónomos que ingresan más de 25.000 euros.
Implicaciones de cotizar por ingresos reales
¿Qué consecuencias va a tener para mi futura pensión tener que cambiar mi base? Por ejemplo, un autónomo que tenga 55 años y lleve 32 años cotizando al mínimo, con unos ingresos anuales de 48.840 euros, actualmente paga de 3.399,84 euros al año, con vistas a recibir una pensión pública de 11.081,72 euros actuales (no se tiene en cuenta el factor de sostenibilidad). Si el nuevo modelo entra en vigor, tendría que pagar 11.252,52 euros más al año -su cuota se elevaría hasta los 14.652,46 euros- y, a cambio, la pensión que recibiría sería de 24.157 euros actuales, es decir, 13.066 euros más.
En cambio, un autónomo que tenga también 55 años y 32 cotizados, con unos ingresos de 20.000 euros al año y que esté cotizando por la base máxima porque haya reducido su jornada laboral o haya cambiado de trabajo recientemente y quiera seguir manteniendo la misma base de cotización para seguir optando a la pensión máxima, ahora mismo paga una cuota de 14.652,36 euros anuales, para recibir cuando se jubile la pensión máxima: 37.566,75 euros. Si cambia la ley, al cotizar por sus ingresos reales pasaría a pagar 6.000 euros al año -8.652 euros menos que en la actualidad- y cuando se retire, la Seguridad Social le pagaría una pensión de 34.962,3 euros anuales, 2.604,46 euros menos de lo que percibiría si continúa cotizando por la base máxima.