Envejecimiento poblacional: ¿hacia dónde vamos?
El último informe del INE refleja que uno de cada cuatro españoles tendrá 65 años o más en 2035. ¿Cómo planificamos nuestro futuro para vivir en una sociedad envejecida?
Que España es uno de los países más longevos del mundo -solo nos supera Japón- es una realidad que llevábamos un tiempo escuchando y que se vuelve a poner de manifiesto cada que vez que se publican nuevas estadísticas y proyecciones.
Si bien los últimos datos que del Instituto Nacional de Estadística reflejan una caída histórica de la esperanza de vida por el coronavirus, las perspectivas a largo plazo siguen hablando de España como un país envejecido. Y es que el INE señala en sus Proyecciones de Población para el año 2020-2070 que “el efecto de la COVID-19 se refleja en una disminución coyuntural de la esperanza de vida al nacimiento en 2020, que se estima que bajaría en 0,9 años para los hombres y en 0,8 años para las mujeres”, aunque resalta que “este descenso se recuperaría en 2020”.
Así, el INE destaca que nuestro país ganaría cerca de un millón de habitantes para el año 2035, cuando la población de 65 años y más representará el 26,5% del total. Para el año 2069, la esperanza de vida al nacimiento alcanzaría los 85,8 años para los hombres -actualmente está en 80,9- y los 90 para las mujeres -desde los 86,2 de ahora-.
El informe también refleja que la población centenaria -100 años o más- pasaría de las 12.551 personas en la actualidad, a 217.344 al final del periodo proyectado, en 2070. Con todo, el INE estima que a partir de esa fecha se va a dar un cierto rejuvenecimiento poblacional a medida que “se vayan extinguiendo las generaciones de nacidos en los años 70 del siglo XX”.
Los efectos de vivir más años
Tener vidas centenarias va a crear, inevitablemente, una sociedad envejecida en la que no solo van a cambiar los hábitos de consumo, sino que vamos a ver nuevas tendencias, con ciudades y empresas que se van a transformar para albergar a esa población que cada vez es más mayor.
Con el incremento de la esperanza de vida, no solo estamos ganando años de más, sino que estamos sumando calidad a esos años. Es una realidad que las personas ya no envejecemos como antes. El tópico de “los 40 son los nuevos 30” se puede aplicar a cada generación, lo que nos trae una población de más de 65 años que va a llegar a la jubilación con ganas de seguir en activo.
En este escenario, cada vez son más las empresas que se están dando cuenta de esta nueva situación y, en consecuencia, están orientando sus estrategias de marketing para esa nueva oleada de consumidores seniors que va a demandar otra forma de vivir y consumir -tanto productos como experiencia- y que, además, va a tener mayor poder adquisitivo que los jubilados de ahora (desde Euromonitor calculan que para el año que viene los ciudadanos de 60 años o más tendrán una capacidad de gasto de 15 billones de dólares).
Con todo, la otra cara de la moneda de la longevidad la encontramos en la dependencia. El incremento progresivo de la esperanza de vida está haciendo que aumente la tasa de dependencia y, también, el gasto medio en pensiones.
Lo que no podemos pasar por alto es que las enfermedades se van a ir incrementando y, con ellas, las personas que van a necesitar cuidados especiales y asistencia sanitaria para poder vivir su día a día.
Según el INE, la tasa de dependencia en nuestro país se sitúa ahora mismo en el 54,20% frente al 48,44% que representaba en 2010. En sus últimas proyecciones, el organismo estima que la tasa iría aumentando hasta alcanzar un máximo del 81,1% en 2050, para ir bajando paulatinamente dese esa fecha hasta el 72,2% que marcaría en 2070.
Y en este contexto, las pensiones se encuentran en el punto de mira. A la espera de unos nuevos presupuestos y de que el Pacto de Toledo llegue a un acuerdo -el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ya anunció hace unos días que el acuerdo para vincular las pensiones al IPC está cerca-, la preocupación por la sostenibilidad del sistema público de pensiones sigue creciendo.
El INE también señala en sus proyecciones que, de mantenerse las tendencias demográficas actuales, la esperanza de vida para las personas de más de 65 años subirá tres años en 2069, llegando a ser de 22,5 años para los hombres (3,8 más que en la actualidad) y de 26,3 para las mujeres (2,6 más), unos datos que van a incrementar el gasto en pensiones. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), en sus últimas proyecciones, ha señalado que el gasto en pensiones se va a disparar para el año 2050 en 3,3 puntos, hasta llegar al 14,2% del PIB
En un entorno de baja natalidad y de incremento de esperanza de vida, si no retrasamos la edad de jubilación -actualmente se encuentra en los 65 años para las personas que tengan 37 años o más cotizados y en 65 años y 10 meses para los que tengan menos de 37 y se va a ir incrementando progresivamente hasta los 67 años para el año 2027, para los que tengan menos de 38 años y 6 meses- vamos a pasar cada vez más tiempo de nuestra vida como jubilados, ¿estamos preparados para ese escenario?