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Preparar la jubilación más allá del ahorro en planes de pensiones

Es una de las decisiones más importantes que tomamos, dado que es una etapa que se puede prolongar tres o cuatro décadas

Las pensiones son noticia estos días a raíz del acuerdo del Pacto de Toledo y también por el proyecto de presupuestos generales, que, a falta de que sean aprobados, modifica la fiscalidad de los productos de previsión social. El foco está puesto en la sostenibilidad del sistema, en cómo se deberían revalorizar las pensiones y en incentivar el retraso de la edad de jubilación. En este contexto, es comprensible la preocupación de muchas personas por cómo serán las pensiones públicas del futuro y por si tendrán dinero suficiente para mantener su nivel de vida en el futuro.

Lo mejor para despejar incertidumbres y reducir preocupaciones es hacer un análisis de nuestra situación, de lo que queremos y trazar el plan de acción para alcanzarlo. Porque lo más probable es que, aunque el sistema se mantenga, las pensiones se reduzcan. La jubilación puede prolongarse tres o cuatro décadas, en las que todos esperamos disfrutar de nuestro tiempo y nuestros seres queridos. Es una de las decisiones financieras más importantes que vamos a tomar, por lo que nos interesa dedicarle algo de tiempo.

Muchas personas piensan que para planificar la jubilación y asegurarnos un nivel de vida en el futuro basta con invertir en un plan de pensiones. Pero, ¿cuánto tenemos que ahorrar cada año? ¿Qué nivel de riesgo debemos asumir? ¿Me interesa invertir solo en un plan de pensiones o mi cartera para la jubilación debería incluir otros vehículos? ¿De los miles de productos que hay en España cuál es el que más nos conviene?

Mantener un nivel de vida determinado en el futuro, que nos permita gastar en ocio o en viajes, ayudar a nuestros hijos y nietos, costear las necesidades médicas que puedan surgir… tiene un coste. Tener claro cuál es ese coste en función de cuáles sean nuestros objetivos o proyectos es el primer paso para determinar qué debemos hacer para conseguir la cantidad de dinero que vamos a necesitar. Lo siguiente que tenemos que introducir en la ecuación es el plazo del que disponemos para lograrlo.

A partir de ahí, podremos trazar la hoja de ruta, nuestro plan para la jubilación: determinar el esfuerzo de ahorro que podemos/queremos/debemos hacer y el nivel de riesgo que deberíamos o podríamos asumir con nuestras inversiones. También cómo vehiculizarlas, incluyendo en nuestro análisis no solo los planes de pensiones, sino también otras opciones de previsión social y también otros productos financieros como, por ejemplo, fondos de inversión, con el fin de tener la cartera que mejor se ajusta a nuestras necesidades y que resulte más eficiente desde el punto de vista financiero y fiscal.

Pero no solo eso. Nos tenemos que plantear también si nuestro proyecto personal y profesional se termina por completo a los 65 años (o antes en el caso de prejubilación). Es posible que ahora deseemos vivir esas tres décadas sin hacer ningún trabajo. Pero no tiene por qué ser así en todos los casos.

Podemos plantearnos una jubilación activa, parcial o flexible para prolongar, con otro ritmo, nuestra vida laboral y mantenernos activos unos años más. Esto nos ayudaría, en primer lugar, para alcanzar nuestro objetivo financiero, dado que tendríamos más tiempo para alcanzar el capital que necesitamos y que la pensión de jubilación se incrementaría. Pero, como ponen de relieve diferentes estudios, también contribuiría a un mejor envejecimiento.

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