Cos ve “optimistas” los Presupuestos y critica el alza fiscal y las subidas de sueldos públicos y pensiones
El gobernador del Banco de España alerta del riesgo de que las restricciones vuelvan a hacer caer la economía en el último trimestre del año
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021 que ha impulsado el Gobierno se basa en previsiones macroeconómicas y de aprovechamiento de las ayudas europeas que pecan de “optimistas”; incorpora una inoportuna subida de la presión fiscal; un desproporcionado incremento de pensiones y salarios públicos; y corre el riesgo de quedarse corto en la previsión del coste de los ERTE y de adquisición de material sanitario.
Así lo ha aseverado este jueves el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, al arrancar la ronda de comparecencias de autoridades en el Congreso de los Diputados que ha puesto en marcha la tramitación de las nuevas cuentas públicas.
“Los Presupuestos deben de tener como principal objetivo facilitar la recuperación de la economía española en los próximos trimestres y mitigar el impacto de la crisis”, ha aseverado De Cos, antes de comenzar a analizar las previsiones macroeconómicas en las que se basan, su estimación de gastos e ingresos y su impacto fiscal.
La situación macroeconómica
El gobernador ha recordado que tras el histórico desplome de la economía global en el arranque del año como consecuencia de la expansión de la pandemia el coronavirus, en el segundo semestre de 2020 se ha iniciado una “senda de recuperación parcial y desigual por países, por sectores”. “A pesar de esta recuperación, el nivel de PIB que se alcanzaría en 2021, se situaría claramente por debajo de 2019”, ha dicho en referencia a la evolución de la economía mundial.
“A pesar de las medidas de relajación del confinamiento, en la zona euro, a final del año el PIB a final del año se situará un 4,3 por debajo del último trimestre del 2019”, ha expuesto, recordando que España acumula la mayor caída, del 9,1%. En conjunto, el bloque se aboca a caer en torno a 8% en 2020 seguida de aumento del 5% para 2021.
Dadas las nuevas restricciones a la actividad que han comenzado a imponerse y ante el agravamiento de las cifras de contagios en la segunda ola del Covid, De Cos no ha descartado que varias economías del euro culminen el año en negativo.
“La pandemia está teniendo consecuencias muy negativas sobre diferentes variables como el mercado laboral”, pero también en las cuentas públicas -disparando déficit y deuda-, en la desigualdad social, la situación empresarial (con un 6% menos de compañías en el mercado y un aumento de su vulnerabilidad financiera).
Un cuarto trimestre más negativo
Para tratar de anticipar la evolución económica, el Banco de España trabaja con dos escenarios: uno de caída del 10,5% del PIB este año, con un alza del 7,3% en 2021 y una recuperación que no llegaría antes de finales de 2022, cuando se estaría aún dos puntos por debajo del nivel de 2019. Otro con un retroceso del 12,6% en 2020, un avance de apenas un 4% el año próximo y la estimación de que la economía cerraría 2022 aún seis puntos por debajo de los niveles precrisis. Solo a partir de 2022 se comenzaría a reducir el paro, año al que llegaría en el 18% y el 20%, respectivamente, mientras que el déficit saltaría a una horquilla de entre el 10,8% y el 12,1% este año con la deuda subiendo entre 20 y 25 puntos este ejercicio, para situarse entre el 118% y el 128%.
Esas son las previsiones que el organismo publicó en septiembre, pero De Cos ha avanzado varios factores para su actualización. La subida del PIB registrada por el INE para el tercer trimestre, del 16,7%, la misma que el supervisor utilizaba para su escenario 1, el más positivo. Sin embargo, la intensidad de la recuperación “habría perdido impulso, por el rápido incremento en el número de contagios” en las últimas semanas. Así, mientras que la recuperación del tercer trimestre corresponde al escenario más benigno, la evolución del otoño se parece más al escenario más pesimista dibujado por el Banco de España.
El gobernador ha advertido de este riesgo de nueva ralentización económica, alertando de que, aunque hay pocos precedentes, “dobles desaceleraciones pueden generar dobles efectos negativos colaterales”.
El cuadro macro del Gobierno
Al analizar el cuadro macroeconómico en el que el Gobierno sustenta el proyecto de Presupuestos para 2021 (una caída del PIB del 11,2% este año, cuando el déficit saltaría al 11,3%, con un incremento del 9,8% en 2021, cuando el agujero fiscal se reduciría al 7,7%), el gobernador ha valorado que, teniendo en cuenta el enorme grado de incertidumbre actual, “en líneas generales, estas previsiones son coherentes con las publicadas” por el supervisor. El consenso de analistas, ha recordado, apunta a una caída del PIB del 12,1% este año y un avance del déficit al 12,1%.
En cuanto a la previsión del Ejecutivo de recuperación para 2021, un alza inercial del 7,2% (8,1% nominal), “se encuentra en línea” con la estimada por el Banco de España para el escenario 1, un avance del 7,3% (aunque el cálculo nominal oficial es algo mayor que el del supervisor).
En todo caso, el gobernador del Banco de España considera “optimistas” los cálculos del Ejecutivo en cuanto a la evolución del PIB así como al estimar el impacto positivo de las ayudas europeas. Hernández de Cos recuerda que la absorción de recursos comunitarios por parte de la economía española nunca superó el 80%, y que el Ejecutivo espera un multiplicador el 1,2, difícil de alcanzar en un primer año. Los Presupuestos están sujetos por tanto a riesgos a la baja que han comenzado a materializarse con la segunda ola de la pandemia.
Subida de salarios y pensiones
El Presupuesto incorpora un alza del 24% en el gasto (del 26% en el primario), con incrementos inéditos en algunas partidas, ha destacado Hernández De Cos al entrar a valorar el contenido de las cuentas. Así, ha destacado se prevé que las inversiones reales del Estado aumenten un 47% el año próximo (equivalente a 0,2 puntos porcentuales del PIB); que el gasto en investigación, desarrollo e innovación civil y en infraestructuras lo hagan en un 70% (0,4 puntos porcentuales del PIB) y 52% (0,3 puntos porcentuales del PIB), respectivamente con respecto a lo presupuestado en 2019, mientras que el gasto en educación y sanidad aumentarían en un 80% (0,2 puntos porcentuales del PIB) y 71% (0,3 puntos del PIB), respectivamente.
El gobernador ha subrayado, sin embargo, que las cuentas prevén una caída del 2,5% en el coste de adquisición de material sanitario tras el alza del 14% en 2020, pese a la vigencia de la pandemia, y una disminución del 36% en el coste de los ERTE, pese a que es posible que haya que prorrogarlos más allá del 31 de enero. Hernández de Cos ha considerado, por tanto, que estos gastos podrían acabar disparándose por encima de lo presupuestado por el ejecutivo.
A la vez, Hernández de Cos ha subrayado que el IPC está sorprendiendo a la baja, con caídas del 0,9% hasta la fecha, que contrastan con la actualización de pensiones contributivas y sueldos públicos al 0,9% en 2021, y por encima incluso en el caso del IPREM (5%), el ingreso mínimo vital o las pensiones no contributivas (1,8%, en ambos casos).
En este contexto, De Cos ha señalado que los aumentos de pensiones y salarios públicos anunciados podrían “redundar en un aumento de las compensaciones reales de estos colectivos, en una coyuntura en la que, al mismo tiempo, se materializa una importante destrucción de empleo en el conjunto de la economía y un deterioro muy acusado, sin precedentes históricos recientes, en las cuentas públicas”. Sería más conveniente, ha defendido, que en lugar de aprobar incrementos generales para los trabajadores públicos se valorase la posibilidad de implementar incrementos focalizados, como podría ser en el caso del personal sanitario.
“La previsión del Gobierno de inflación es un 0,9%, pero es altamente probable que esa inflación sea más baja, como ya lo ha sido en 2020, cuando el Banco de España prevé un -0,3% y ha habido un alza del 0,9%” en pensiones y funcionarios. “Estamos a tiempo de tener una posición más prudente”, ha dicho, pues aunque admite que estos colectivos han podido tener pérdida de poder adquisitivo en los últimos años no parece el momento indicado para que lo recuperen a costa de elevar el gasto estructural.
Los ingresos públicos
De lado de los ingresos, De Cos se ha mostrado aún más crítico, tras destacar que las cuentas públicas incorporan subidas en una buena parte de las figuras tributarias. “La recuperación económica en curso aún presenta evidentes síntomas de fragilidad y se encuentra sometida a considerables riesgos a la baja que no aconsejan un aumento generalizado de la presión fiscal en estos momentos”, ha dicho. “Por eso, posiblemente hubiera sido preferible retrasar la introducción de alguno de ellos hasta que nuestra recuperación económica fuera más robusta”, ha agregado.
Más allá, el gobernador ha puesto en duda la previsión de ingresos de las diferentes figuras dada la incertidumbre general y, ante todo, por las dudas que arroja la estimación de recuperación de la actividad en el marco de la pandemia.
Como consecuencia de este análisis de gastos e ingresos, De Cos ha señalado que “cabe concluir que existe riesgo de que el nivel de déficit acabe 2021 por encima del 7,7%” previsto por el Gobierno.
Un plan de ajuste
El gobernador ha defendido la necesidad de mantener políticas expansivas para dejar atrás la crisis, pero ha reclamado la necesidad de comenzar a diseñar "un plan pormenorizado" de reequilibrio fiscal a medio plazo (que se pondría en marcha una vez consolidada la recuperación) y ha instado especialmente a vigilar el nivel de deuda y déficit, que entre otras cosas dejan sin margen de actuación al país de cara a nuevas crisis. Recuperar el equilibrio de las cuentas puede llevar una década, ha advertido.
En cuanto a la magnitud del reto que supone semejante plan de consolidación fiscal, Hernández de Cos ha cifrado en cinco puntos de déficit estructural el impacto de la propia crisis, Partiendo del 3% de cierre de 2019, habría que añadir dos o tres décimas extra de incremento del gasto sanitario (no solo para afrontar esta pandemia, sino para encarar las futuras y subsanar los problemas detectados); el coste de la ingente deuda pública; otras tres décimas del ingreso mínimo vital o la factura que supondrá la decisión de la Comisión del Pacto de Toledo de volver a indexar las pensiones al IPC (que per se aportaría un punto extra en esta década, y otro más en cada una de las dos siguientes).
Más allá, el gobernador ha subrayado que el aprovechamiento de las ayudas europeas podría mejorar con mucho el horizonte económico del país, pues una adecuada combinación de inversiones y reformas estructurales podrían elevar el potencial de crecimiento económico y reducir con fuerza la deuda pública del país.
Para acometer el ajuste, De Cos insta a repasar todas las partidas de gasto e ingresos, siguiendo en especial las recomendaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, que ha identificado posibles mejoras de la eficiencia en campos tan variados como el gasto sanitario, los beneficios fiscales, o la dotación para infraestructuras, ha recordado.
En el caso de los ingresos, el gobernador cree que es necesario exigir que el nivel de ingresos públicos vuelva a ser capaz de hacerse cargo de las previsiones de gasto, logrando niveles de entrada de recursos que superen a las de salidas.
A partir de ahí, el gobernador ha destacado que casi la mitad de la brecha fiscal de España frente a los países vecinos se dan por los menores tipos aplicados a múltiples productos sujetos a IVA reducidos. Además, ha añadido, otra parte importante radica en el bajo nivel de gravamen en el ámbito de la fiscalidad verde -campo en el que el gobernador ve avances positivos dentro del Presupuesto- y otra más al elevado volumen de beneficios fiscales del país.
El gobernador ha destacado que otro factor desequilibrio a vigilar es el de las cuentas de la Seguridad Social, que soporta gastos impropios, el peso del creciente envejecimiento de la población y el sobrecoste de medidas como la actualización con el IPC. Solucionar la situación, ha dicho Hernández de Cos, pasa por “aumentar recursos del sistema, admitir reducciones de tasa de beneficio, o incrementar adicionalmente la edad de jubilación”, si bien queda en manos de los políticos decidir qué vía seguir.
Medidas pendientes
El gobernador ha concluido defendiendo que la prioridad es salir de la crisis y que eso puede requerir la necesidad de impulsar medidas de apoyo adicional, si bien ha instado a que estas sean temporales y dirigidas a los colectivos concretos que lo necesiten.
De Cos también ha abogado por la incorporación de la mochila austriaca para mejorar el mercado laboral reduciendo la temporalidad, así como por el impulso de un examen detallado de todas las partidas de ingreso y gasto para tratar de buscar una mejora de la eficiencia.
El gobernador aboga por una política fiscal expansiva, retomando incluso medidas discrecionales ya superadas si la dureza de las restricciones lo hace necesario. Al Banco de España le preocupa particularmente el riesgo de insolvencia de las empresas. En este caso, el supervisor ve necesario abrir la puerta a reestructuraciones de deuda para compañías viables pero en situación de tensión temporal, e insta al Gobierno a incorporarse habida cuenta el amplio volumen de avales públicos concedidos.
“El gran problema de este país es la baja productividad”, ha sostenido, admitiendo que no es un problema fácil de superar y que requiere reformas en educación, formación, una apuesta decidida por la I+D+i, o un impulso al tamaño de las compañías para mejorar la competencia empresarial.
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