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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Renovables e infraestructuras, ganadoras de las elecciones en EE UU

La incógnita está en qué ocurriría con la ofensiva antitrust en el sector de las tecnológicas y redes sociales si ganase el candidato demócrata

AFP

La incertidumbre sobre el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses del próximo 3 de noviembre continúa. La recuperación económica, así como el papel del actual presidente, Donald Trump, como “guardián de la ley y el orden” han hecho que este reconecte con su base de votantes, aunque habrá que ver cómo reaccionan estos a sus últimas decisiones. En todo caso, la situación ha cambiado desde hace unas semanas, cuando Trump y el candidato demócrata, Joe Biden, estaban más igualados en las encuestas: este último aventaja al actual presidente una media de 10,6 puntos porcentuales, según datos del agregador de encuestas FiveThirtyEight.

Los escenarios electorales no se deben limitar solo a estas presidenciales, sino que ha de tenerse en cuenta los comicios de mitad de mandato para el Congreso. Las previsiones para los 435 escaños en la Cámara de Representantes sugieren que el Partido Demócrata obtendrá la mayoría. En el Senado, sin embargo, parece que el resultado está más reñido. Actualmente, 53 de los 100 escaños están controlados por los republicanos, aunque los demócratas podrían ganar los suficientes para acortar la diferencia: los conservadores tienen que defender 33 y sus contrincantes solo 12. Con una victoria de Biden y un Senado de mayoría demócrata podría haber más cambios significativos, como una subida de impuestos a las empresas o del salario mínimo interprofesional.

En cuanto a sectores económicos, las renovables serían las grandes beneficiadas si el demócrata gana y ese apoyo se haría notar, sobre todo, en energía eólica marina, almacenamiento de baterías, red eléctrica y en la captura y almacenamiento del carbono. Las subvenciones a la energía solar y eólica (terrestre), por el contrario, están a punto de desaparecer porque ambas tecnologías han madurado y estas ayudas ya no son necesarias.

La campaña de Joe Biden se ha centrado en el cambio climático y en convertir a EE UU en un país sin emisiones de carbono en 2050, pero no hay gran detalle de sus planes más allá de los 2 billones de dólares que pretende invertir. No obstante, la transición energética seguirá desarrollándose independientemente del resultado, y solo hay que echar un vistazo a ciertos sectores para comprobarlo. Varias centrales eléctricas de carbón han cerrado prematuramente este año, y no porque la crisis del coronavirus haya reducido la demanda de energía, sino porque los bajos precios del gas y las renovables, competitivas por sus bajos precios y no subvencionadas, socavan su modelo de negocio. La mayor parte de emisiones de CO2 en el país serán a causa de la movilidad. Y EE UU no pierde de vista los desarrollos en Asia y Europa. Si Biden es el vencedor, probablemente se acelere el cambio a los coches eléctricos. Las compañías electrointensivas y el hidrógeno también están en punto de mira del demócrata.

La inversión en infraestructuras también tiene un gran potencial de crecimiento sea quien sea el vencedor. Los demócratas pretender invertir 1,3 billones de dólares en diez años, acorde a una tendencia global que podría reforzarse debido a la crisis pandémica. La gran huella de carbono en Asia debería hacer que se dispare su crecimiento a largo plazo en EE UU.

Las valoraciones del sector en relación con el mercado se corresponden con los niveles históricos y nosotros no creemos que refleje las perspectivas de crecimiento. Esta misma tendencia también se ve en Europa y en mercados emergentes, con un aumento del gasto e inversión pública e infraestructura, por lo que pensamos que el ambiente inversor mejorará en general.

Tanto la inversión en energías renovables como en infraestructuras son independientes al resultado de las elecciones, aunque los demócratas todavía prevén invertir un poco más que los republicanos.

Lo que sí es una incógnita si el demócrata fuera el vencedor son las cuestiones antitrust en compañías de tecnología de la información y las redes sociales. Por otro lado, el sector financiero probablemente tendría que enfrentarse a “algunos vientos en contra ”. El sanitario, por su parte, tampoco saldría muy bien parado debido a las intenciones de Biden de reformar la asistencia médica, aunque hasta ahora el candidato demócrata se ha mostrado relativamente moderado en este asunto.

En los mercados, una victoria de Biden tendría un impacto limitado inmediato y ninguno en nuestras perspectivas para 2021. Solo tendría algún efecto si el demócrata decide revertir la reforma fiscal de 2018, lo cual podría llevarse por delante un 10% de las ganancias del índice S&P 500. Si bien este impacto podría compensarse con un aumento del gasto en infraestructura y un aumento del salario mínimo y del consumo. De todas formas, hay que señalar que los años en los que hay comicios suelen ser muy buenos para la Bolsa: desde la Segunda Guerra Mundial, el índice ha tenido unos retornos de en torno al 8,5% (excluyendo dividendos) los 12 meses antes de unas elecciones.

Patrik Lang es Responsable de renta variable y estrategia global de Julius Baer

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