El cliente de flotas, un colchón para los talleres en tiempos difíciles
El renting asegura a los centros carga de trabajo, pero a precios ajustados. Lo aconsejable sería que este canal aportara el 14% de sus ingresos
Los coches de renting tienen fama de ser más seguros y fiables que los particulares, sin embargo, reciben el mismo mantenimiento que cualquier otro vehículo nuevo. La única diferencia es que al tratarse de un servicio que viene incluido en la mensualidad, el usuario no duda en cumplir con las revisiones periódicas y, por esa razón, neumáticos, frenos y filtros suelen encontrarse en mejor estado que la media del parque en propiedad.
Ese incentivo a llevar el coche al mecánico, similar al que transmite un seguro a todo riesgo, ha resultado providencial este año para los talleres que tienen acuerdos con las compañías arrendadoras, ya que ha impedido que su actividad se derrumbe por completo durante la crisis del Covid.
“Prestar servicio a este tipo de clientes nos ha ayudado a que nuestros ingresos no retrocedan más de lo que han bajado”, corrobora Rosa Monedero, directora de cuentas clave de flotas renting de Euromaster.
La cadena obtiene el 14% de sus ingresos en este canal. No obstante, recuerda que la caída del mercado ha sido tan dramática –llegó al 70% durante la cuarentena de marzo y abril– que no ha sido suficiente para compensar la pérdida de negocio. “De enero a septiembre hemos facturado un 15% menos que en los nueve primeros meses del año pasado”, indica.
No a todos los mecánicos les conviene tener acuerdos con las arrendadoras
Recibir flotas de empresas tiene pros y contras para los talleres: los márgenes de ganancia por revisión son estrechos, pero les asegura un volumen de trabajo mínimo que en tiempos de crisis se agradece. Por eso, no a todos les interesa o están en capacidad de cerrar acuerdos con las firmas de renting, depende de su tamaño y cercanía a grandes ciudades o polos industriales.
“Aunque el coche esté parado por confinamiento, el cliente de renting va a cumplir con llevarlo a pasar el mantenimiento preventivo cada cierto número de kilómetros o años, porque es un servicio por el que ya ha pagado en la cuota. El particular, en cambio, puede hacer la vista gorda y, si sufre un golpe o arañazo, dejarlo para después”, explica José Luis Gata, responsable de mercado posventa y renting de Solera, firma que desarrolla softwares para aseguradoras y centros de reparación.
Pero incluso la eficacia del renting como colchón anticrisis es relativa. “Al dejar de hacer kilómetros, el desgaste de los vehículos ha sido menor y durante un tiempo no necesitarán cambio de neumáticos, por ejemplo. Eso hace que sea difícil recuperar la actividad perdida durante los casi cuatro meses del estado de alarma”, señala Monedero.
Por eso, ante todo, Gata recomienda a estos establecimientos diversificar su clientela. El experto calcula que si en España hay unos 5 millones de vehículos con una antigüedad inferior a cuatro años, las 730.000 unidades que al mes de agosto componen el parque de renting suponen el 14%. “Ese es el peso que, de media, debería tener este segmento en la facturación de un taller”, siempre que el margen le resulte atractivo, sostiene.
Las cifras
1.200 euros, sin IVA, es el gasto medio anual de un vehículo de renting en el taller, según la AER. Dicho importe incluye daños propios, neumáticos, reparaciones, mantenimiento, chapa, pintura…
750 millones de euros aportaron las compañías arrendadoras a los centros de reparación en 2019. El 60% correspondió a daños propios y el 40%, a mantenimiento, reparaciones y neumáticos.
400 euros es la cuota media que pagan los clientes de renting. El 25% de esa cifra cubre los gastos de mantenimiento y reparaciones.
Enrique Fontán, presidente de la confederación del sector, Cetraa, coincide en que todo depende de la estructura, capacidad y enfoque de negocio de cada centro. “La principal ventaja es que puede implicar una carga de trabajo importante al año. Por otro lado, según las características particulares de cada taller, puede no compensar dado lo ajustado de los precios”, matiza.
La Asociación Española de Renting estima que en 2019 su actividad aportó a los talleres unos 750 millones de euros. José-Martín Castro Acebes, presidente de la AER, destaca que aparte de este volumen extra de negocio, trabajar con las arrendadoras les da a estas empresas notoriedad y prestigio, además de estabilidad en momentos difíciles.
Mario Romero, director de marketing del grupo Aser, acepta que el cliente de renting es muy atractivo, “especialmente cuando otros coches no entran en el taller”, pero llega con unas condiciones muy ajustadas y muchas obligaciones, por lo que no es adecuado para todos. “Puede incluso desplazar al cliente habitual y eso es peligroso y debe estar muy controlado”, advierte.