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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Se dirige Wall Street a otra burbuja como las punto.com?

No es descabellado preguntarse por qué, en medio de una recesión económica tan fuerte y con previsiones económicas negativas, tanta start-up corre para salir a Bolsa

Reuters

Con la digitalización en boga, tecnologías como las bases de datos (datawarehouse) pasaron al olvido…, hasta el 16 de septiembre de 2020 cuando una empresa desconocida, Snowflake, protagonizó “la más exitosa OPV de una empresa de software en 30 años” (WSJ, NYT, CNBC, Bloomberg, Market Insider, etc). Esta frase de la prensa americana requiere explicación. Snowflake facturó en su último año fiscal, 264,7 millones de dólares. En el mismo período, un competidor, Oracle, ingresó 39.500 millones. Pero, el valor de la acción de Snowflake cuando acabó la sesión en Wall Street era de 253 dólares versus la acción de Oracle, en 59 dólares.

Oracle tiene un negocio rentable: ganó 17.400 millones de dólares (margen operativo del 44%). En cambio, Snowflake perdió 348 millones de dólares, casi 100 millones de dólares más de lo que facturó. Es difícil de entender con datos: la valoración de Snowflake se acercó a Goldman Sachs: 80.000 millones de dólares. ¿Tiene sentido tanto valor en una start-up, que factura lo mínimo y pierde más de lo que ingresa?

El fenómeno Snowflake recuerda la exuberancia irracional (Alan Greenspan, expresidente de la FED) de las punto.com en 2000. Miles de empresas, sin oficio ni beneficio, que ofrecían una realidad virtual “de luz y de color”, como en los parques de Disney. Precisamente, el presidente de Disney entonces, Michael Eisner, rechazó la insistente oferta de fusión que le hizo Steve Case, CEO de la entonces famosa y hoy olvidada AOL (America On Line), que acabó convenciendo a TimeWarner de la necesidad de una fusión, unión que acabó como el rosario de la aurora cuando las punto.com se hundieron. Michael Eisner razonaba como hoy Larry Ellison, presidente de Oracle: es irracional la exuberancia que exhiben sin pudor empresas sin apenas activos, ni facturación ni beneficios, versus negocios tan establecidos como rentables. En 1999, las punto.com fueron novedad, pero, hoy, datawarehouse es un negocio tan viejo como la tos en que, además de Oracle, compiten rentablemente IBM, Teradata, Microsoft, SAP, Cloudera, MarkLogic…

La gran baza de Snowflake, según su CEO, Frank Slootman, es que “opera en cloud”. ¿Y quién no?, preguntan los analistas de mercado, IDC, Forrester, Gartner. En la nube, hay tres compañías líderes en bases de datos o datawarehouse, que son Amazon (Amazon Web Services o AWS), Microsoft Azure y Google Cloud, con facturaciones estratosféricas. No son las únicas empresas que ofrecen rentablemente datawarehouse en el cloud: IBM y SAP Hana lo hacen desde hace bastantes años. Salesforce, compañía de software de gestión empresarial en cloud y que, por tanto, compite con todas las empresas antes citadas, podría decir algo parecido a la primera línea de defensa de Snowflake: “somos nativos en cloud”.

Sin embargo, Salesforce, con su presidente y CEO Marc Benioff, se ha alineado con Snowflake entrando en su accionariado accionariado, al invertir 250 millones de dólares. Y lo hizo después que Warren Buffett -inversor con 200.000 millones de dólares en Coca-Cola, American Express o Apple y 150.000 millones en caja, es decir, líquidos- invirtiera primero 250 millones, después otros 250 millones y acabó el día invirtiendo 700 millones de dólares en Snowflake. Calderilla, comparada esa inversión con las cifras antes mencionadas. Pero, al saberse que Warren Buffett apostaba por Sknowflake, se produjo el efecto llamada y a Salesforce, siguieron miles de accionistas particulares que compraron tantas acciones como para proveer a Snowflake de casi 4.000 millones de dólares y una capitalización bursátil de 70 billones de dólares.

Buffett apenas invierte en salidas a Bolsa. Lo ha dicho mil veces y del mil maneras. Mayor aversión tiene aún al sector tecnológico, que dice no entender “y no invierto en empresas cuyo negocio no comprendo”, afirma Buffett. Por tanto, más sorprende aún su inversión en datawarehouse. No es el único: Iconiq Strategic Partners es el vehículo de inversión de Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) y Jack Dorsey (fundador y CEO de Twitter), entre otros billonarios de Silicon Valley y, en enero de este año, invirtió 250 millones de dólares en Snowflake, cuando ésta estaba valorada en 12.500 millones de dólares y no en los 70.000 millones de dólares del 16 de septiembre. La inversión de Zuckerberg y Dorsey en Snowflake vale hoy 8.000 millones de dólares, mucho más que los 250 millones que invirtieron en enero. Dinero llama a dinero, dice el refrán.

Snowflake no es un fenómeno aislado. Muchas start-up tecnológicas están en capilla para salir a bolsa en EEUU: Airbnb, DoorDash, Wish, Palantir, OpenDoor, Asana, Sumo Logic, American Well Corporation, Unity Software y JFrog, por citar algunas, porque la lista es muy larga. Es un fenómeno que evoca la euforia de las punto.com que antes comentamos y, de todos es sabido, acabó en desastre financiero, empresarial y económico, con recesión como consecuencia.

No es descabellado preguntarse por qué, en medio de una recesión económica tan fuerte como la actual y con previsiones económicas negativas, tanta start-up corre para salir a bolsa. Cuando las punto.com, muchos recogieron el dinero de las OPV, haciéndose billonarios y dejando en la cuneta la empresa fundada -pero sin fundamentos- y con inversores y trabajadores con el lirio en la mano, como los inversores en tulipanes en Países Bajos en 1637: con un tulipán se compraba una mansión en los canales de Àmsterdam, hasta que, como en la fábula del emperador desnudo, alguien se dio cuenta que, verdaderamente, los tulipanes no solo no valían tanto… ¡sino que se marchitaban y morían!

Jorge Díaz Cardiel es Socio Director de Advice Strategic Consultants. Autor de Hillary vs Trump, Trump año uno, Trump, año de tueno y complacencia

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