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A Fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El nuevo enfoque en las infraestructuras de transporte

Se trata de sacar el máximo partido a lo existente, hacer presupuestos realistas y centrarse en la conservación y el mantenimiento

Obras del AVE en Níjar (Almería).
Obras del AVE en Níjar (Almería).

La publicación del Spending Review realizado por la Airef sobre infraestructuras de transporte nos brinda una ocasión para analizar lo hecho en la materia hasta el momento y señalar el nuevo rumbo.

Es importante, en primer lugar, señalar los aspectos positivos: en España construimos bien. Pese a nuestra difícil orografía (hacer túneles y viaductos a través de nuestras montañas es muy costoso), la Airef señala que hemos construido nuestra red de Alta Velocidad con costes muy inferiores al promedio internacional y la operación global de estas líneas es rentable, aunque se identifican diferencias significativas entre los cuatro corredores.

A pesar de estos elementos positivos, los titulares generados parecían una enmienda a la totalidad a la Alta Velocidad, ya que hablamos de una infraestructura con la que España tiene una relación apasionada: o se venera o se desprecia. Quizás haría falta un análisis más sosegado, realista y menos binario, sabiendo que la necesaria modernización de nuestra infraestructura ferroviaria, sin recurrir a los estándares de Alta Velocidad, en muchos casos hubiese sido una opción también muy costosa y con tiempos de viaje menos competitivos.

Como segundo punto positivo, tenemos que señalar la rápida convergencia de España en infraestructuras con el resto de Europa. Hemos sido capaces de alcanzar a nuestros vecinos europeos en un corto periodo de tiempo, algo que no ha sido posible en otros ámbitos de actividad. Hemos sido eficientes construyendo y lo hemos hecho rápido.

Ahora bien, la alta dotación de infraestructuras de transporte y las nuevas demandas en el campo de la movilidad nos exigen plantear un nuevo enfoque en la política de infraestructuras. Un cambio emprendido por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, recogido en la Estrategia de Movilidad y sobre la que plantearemos una gran conversación pública en el próximo mes de septiembre.

¿Hacia dónde apunta este nuevo enfoque? En primer lugar, hacia sacar el máximo partido a la infraestructura existente. Por ello nos volcaremos en democratizar la Alta Velocidad con la apuesta de Renfe y los nuevos operadores por hacer más accesible su servicio. Y trataremos de hacer que el tren deje de ser un actor muy secundario en el transporte de mercancías en España.

Porque, tengámoslo claro, si no incrementamos la cuota modal del ferrocarril en pasajeros y mercancías, no podremos conseguir avances significativos en la reducción de emisiones del sector transporte, que representa el 27% del total en España. Ahí tenemos ahora una oportunidad, porque el ferrocarril conecta al 100% con el espíritu de los fondos de reconstrucción europeos, al ser una palanca decisiva para la transición ecológica.

En segundo lugar, vamos a evitar los ejercicios de planificación incrementalista en infraestructuras que se han venido planteando históricamente. Ya no se trata de que los nuevos planes superen a los anteriores, sino aterrizarlos al realismo de las capacidades presupuestarias del país, priorizando las acciones que más impacto tengan en la sostenibilidad de la movilidad. Pasaremos de las macroactuaciones a las microactuaciones, más quirúrgicas, más eficientes, más orientadas al servicio al ciudadano, en las que la red de Cercanías tendrá un protagonismo renovado.

En tercer lugar, adoptaremos la planificación a las nuevas tendencias de la movilidad e incorporaremos la transformación digital en este campo. Esto significa utilizar más datos, más tecnología digital, para optimizar la construcción de nuevas obras, en un escenario en el que el automóvil tendrá un papel diferente, tanto por el cambio tecnológico al que se verá sometido, como por su papel, necesariamente, más discreto en la movilidad urbana.

Y por último y quizás más importante. Conservación y mantenimiento serán las nuevas prioridades del mapa inversor. Para ello tenemos que dotar de una cierta estabilidad financiera las partidas destinadas a conservar todo lo que hemos invertido y así garantizar, mejor, el derecho a una movilidad sostenible y segura.

Son muchos los retos. Hemos sabido transformar el país modernizando nuestras infraestructuras, ahora es necesario sacar todo el partido a esa inversión y situar a España, de nuevo, en la nueva revolución que se avecina de la movilidad sostenible.

Sergio Vázquez Torrón es secretario general de Infraestructuras

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