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Inversiones alternativas para despegarse del mercado

Su escasa liquidez aconseja un peso reducido en las carteras

GettyImages

Si por algo se caracteriza la inversión alternativa es por su descorrelación del mercado y en estas semanas de fuerte volatilidad y con las Bolsas aún buscando su equilibrio, muchos han vuelto la mirada a la inversión alternativa, bien para entrar directamente (capital riesgo, deuda privada o activos inmobiliarios) o para hacerlo mediante fondos de inversión o fondos de fondos.

Para Carlos García Ciriza, miembro de la junta directiva de EFPA España, su rasgo positivo es que este tipo de inversiones son adecuadas para cualquier escenario ya que “descorrelacionan la cartera y reducen el riesgo”. Aunque, al ser inversiones normalmente mucho menos líquidas que la renta fija o la renta variable, “el peso que tienen que tener en la cartera no puede ser alto”. Por esa razón, Marta García Prieto, responsable de inversiones alternativas de Renta 4, recomienda que este estilo de estrategias no representen un porcentaje superior al 10%-20% del patrimonio de un cliente.

El Covid-19 mejora las perspectivas para el ‘private equity’

Según esta experta, en momentos como el actual hay un triple efecto positivo a favor de este tipo de inversiones. El primero son los ajustes a la baja en las valoraciones de los activos cotizados, que van a facilitar transacciones en los mercados privados a precios más interesantes que en el pasado. “Y conseguir un buen precio de adquisición es la forma más sencilla, aunque no la única, de garantizar rentabilidades atractivas en el momento de la venta. Por eso, históricamente las mejores añadas en private equity (empresas no cotizadas) han sido las de momentos de crisis”, afirma.

El segundo se refiere a que habrá más operaciones, ya que “el frenazo casi total de la actividad económica va a provocar desgraciadamente tensiones financieras en muchísimas compañías. Dar acceso en el accionariado a un fondo de private equity es una vía adicional de financiación para estas empresas una vez agotada la vía bancaria y, en consecuencia, el nuevo entorno hará que surjan nuevas oportunidades”.

Cuanta mayor volatilidad se registre, mejor se deberían comportar

Y el tercer efecto positivo, según García Prieto, es la ausencia de volatilidad diaria en el precio de los activos. Dado que este tipo de estrategias están enfocadas en el largo plazo (5-7 años), no existen valoraciones diarias “y esto proporciona una tranquilidad enorme a los inversores en momentos de máxima volatilidad en las Bolsas”.

Por su parte, Miguel Ángel Rico, gestor de carteras en Gesalcalá (Grupo Banco Alcalá), explica que “están diseñadas para ofrecer diversificación en entornos en los que las inversiones tradicionales tienen demasiada incertidumbre. Cuanta más volatilidad hay, mejor deberían comportarse”. Y es precisamente esa variabilidad la que debe tenerse en cuenta según el perfil de riesgo del inversor. “Ya que este tipo de fondos tienen muy bien definidos los niveles de volatilidad, los inversores agresivos deben optar por los fondos con objetivos de volatilidad más altos y los ahorradores defensivos deben optar por los fondos de estrategias alternativas con objetivos de volatilidad más bajos”, propone.

Existen estrategias para todos los perfiles, también para los conservadores

Efectivamente, al contrario de lo que muchos piensan, la inversión alternativa no es solo para perfiles arriesgados. Carlos Andrés, director de gestión y asesoramiento de Banca March, cree que hay opciones para todos, también para perfiles conservadores, y detalla que cuando se pusieron a diseñar su oferta de gestión alternativa líquida, buscaban un sustituto de la renta fija, “un activo que no ofrece el perfil de rentabilidad-riesgo que nos parecía interesante”, pero no querían aumentar el riesgo de las carteras de los clientes. Por eso, “definimos nuestras propuestas con un perfil de riesgo bajo y una rentabilidad esperada similar a la que ha venido ofreciendo la renta fija en plazos históricos largos, en torno a un 4% anual”, expone. Además, limitaron la inversión a fondos Ucits (que pueden operar de forma transfronteriza en la UE), “con el fin de evitar malas experiencias pasadas con fondos con una regulación más laxa”.

En cuanto a su comportamiento y rentabilidad, “hemos visto de forma global cómo el volumen de activos bajo gestión en fondos de gestión alternativa han disminuido notablemente”, observa Beatriz Hernández, analista de fondos de Atl Capital. Se refiere a que en las caídas de final de 2018 “no tuvieron un buen comportamiento y es por eso que los inversores salieron de este activo. Esta tónica continuó en 2019, cuando mientras los mercados financieros a nivel global subían de manera significativa, estos se quedaban por detrás”. De hecho, durante la crisis del coronavirus, en Atl Capital “hemos preferido acudir a otros activos como fondos de Gobierno americano, que han actuado como valor refugio, o para los clientes más conservadores, fondos corporativos de alta calidad crediticia cuando los niveles eran atractivos”.

Variedad

Rentabilidad. Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada, hace hincapié en que no se puede generalizar al hablar de estas estrategias. Y es que si bien todos los gestores de inversión alternativa tienen un objetivo en común, que es obtener resultados positivos con independencia del entorno económico y financiero en el que nos encontremos, no es un objetivo que todos consigan de forma consistente en el tiempo. “En los fondos de gestión alternativa, más que en ningún otro tipo de fondo, el resultado final depende del acierto del gestor a la hora de posicionarse a favor o en contra de un activo o mercado”.

Cartera. “Esta clase de activo no es inmune al entorno actual, ya que las inversiones subyacentes se realizan en empresas de la economía real y están claramente siendo afectadas o lo serán en algún momento”, advierte Christian Rouquerol, director de ventas para Iberia de Tikehau Capital, “pero con seguridad permiten una mayor estabilidad desde la perspectiva de construcción de la cartera”. En concreto, invertir en fondos en primeras fases de inversión ofrecería la oportunidad de construir una cartera diversificada “con valoraciones atractivas, condiciones de mercado interesantes y con potencial para generar rendimientos atractivos”.

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