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Tampoco los clientes minoristas de firmas como Wirecard están protegidos

La congelación del grupo de pagos en Reino Unido ha afectado a personas “realmente vulnerables”

Estand de Wirecard en una feria de videojuegos en Colonia (Alemania), en 2018.
Estand de Wirecard en una feria de videojuegos en Colonia (Alemania), en 2018.Wolfgang Rattay (REUTERS)

Las ondas de choque de la implosión de Wirecard golpearon a los clientes minoristas durante el fin de semana. La Autoridad de Conducta Financiera de Gran Bretaña congeló el negocio del grupo en el Reino Unido para tratar de precisar sus saldos de efectivo. Este lamentable asunto expone otro agujero en la supervisión de las empresas de pagos, en rápido crecimiento.

La intención de la FCA, dirigida por el consejero delegado interino Christopher Woolard, era la correcta. Después de que Wirecard admitiera que 1.900 millones de euros de su efectivo podrían no existir, a los ejecutores de Woolard les interesaba asegurarse de que el dinero de los clientes de la unidad del Reino Unido no se viera envuelto en la insolvencia de su matriz alemana.

Para ello, sin embargo, la FCA prohibió el viernes cualquier pago o venta de activos que involucrara a la filial de Wirecard en el Reino Unido, que emite tarjetas en representación de empresas de toda Europa.

Eso tuvo consecuencias nefastas para los clientes de Gran Bretaña y otros lugares. Wirecard UK tiene licencia como emisor de “dinero electrónico”, o efectivo digital, que le permite proporcionar tarjetas de pago para pequeñas empresas de tecnología financiera como la aplicación bancaria Curve.

Cuando la FCA congeló el negocio, los clientes de Curve y otras empresas no pudieron acceder a su dinero. Woolard dijo a la BBC que era consciente de que la medida afectaba a personas “realmente vulnerables” que, por ejemplo, dependían indirectamente de Wirecard para recibir prestaciones sociales.

La FCA levantó las restricciones a última hora del lunes después de que los supervisores se convencieron de que el dinero de los clientes estaba guardado de forma segura en cuentas bancarias con condiciones estrictas.

Los emisores de dinero electrónico están regulados con de forma mucho más liviana que los bancos, en los que los depósitos están cubiertos por garantías gubernamentales y los altos directivos son individualmente responsables de malas praxis. Aun así, Wirecard y los de su especie tienen la obligación de garantizar que el dinero de los clientes esté “salvaguardado”, es decir, que se mantenga separado del dinero en efectivo propio de la empresa o, al menos, que esté cubierto por un seguro. Eso debería significar que los clientes están protegidos si los grupos de pagos se meten en problemas.

La congelación durante cuatro días de Wirecard en el Reino Unido muestra que no es así. La FCA, al igual que otros reguladores, no tiene una forma fácil de comprobar si las empresas de pagos están obedeciendo las normas sin provocar daños a los clientes. El organismo está pensando en cómo asegurarse de que eso no vuelva a suceder. Singapur y Suiza aplican un escrutinio adicional a las empresas de pagos de mayor tamaño, lo cual es una posible solución. A medida que se expanden las transferencias de dinero digital, a toda la industria le interesa que el dinero de sus clientes esté protegido de escándalos similares al de Wirecard.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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