“Me cuesta ver que un banco sea popular. Su producto no se toca”
La opinión del CEO de Santander es compartida por sus homólogos. Guardiola añade: “Los banqueros salimos peor parados que los políticos, en todos los ranking ocupamos los útimos puestos”
Los banqueros consideran que el tejido industrial se encuentra enfermo en la actualidad. “El paciente está enfermo, pero anestesiado con la política de rentas del Gobierno y las moratorias de pagos, y cuando salgamos de aquí veremos si efectivamente el paciente se ha recuperado o no”, advirtió el jueves José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander en un encuentro telemático organizado por Esade. La cuestión es cómo y cuándo se va a salir de la crisis económica que ha generado el Covid. Y ahí las opiniones, como suele suceder, son dispares.
La ministra de Economía, Nadia Calviño, defendió la semana pasada en el Congreso que la economía comienza a dar señales de recuperación. Su opinión coincide con la del vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, quien también la semana pasada aseguro que la situación económica en Europa ya había “tocado fondo” y empiezan a observarse “señales de cierta recuperación”.
El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, declaró el jueves que la crisis económica será “muy fuerte”. Aunque confía en una recuperación en uve asimétrica, es decir, una recuperación más lenta que la súbita entrada en la recesión.
Su homólogo de Banco Sabadell, Jaime Guardiola, comparte esta opinión. Y para apoyar su opinión recuerda las previsiones del Banco de España, que no auguran nada positivo. La economía española caerá entre el 16% y 22% sólo en el segundo trimestre, por esta razón el número dos del Banco Sabadell duda de que se pueda producir un rebrote a través del consumo porque piensa que la gente va a racionalizar más el gasto.
Álvarez también tiene una opinión más pesimista que Calviño y Guindos. Cree que la economía mundial se puede abrir, pero no estará en una situación de normalidad por el temor al coronavirus, y los bancos tendrán que afrontar una situación inesperada con porcentajes altos de créditos de clientes “anestesiados”, que habrá que ver luego si se recuperan (y parece que será una tarea muy complicada).
Y es que la recuperación parece, de momento, un mero espejismo en la tan mencionada en la crisis pasada travesía del desierto. Es cierto que “hay signos de recuperación”, como argumenta Gortázar; pero dónde y cómo, esas son las cuestiones. Al parecer, las fases son las claves de estos signos positivos de la economía. En la tercera fase se ha batido récord de pagos con tarjeta, que han superado con creces su uso frente a igual fecha del pasado año, pero como precisó el propio Gortázar, “su auge se debe a que se está pagando más con tarjeta” que un año antes, vamos que el español se ha vuelto más proclive a desenfundar su tarjeta para abonar sus compras.
Guardiola también comparte esta opinión, aunque afina más. Los datos de la utilización de las tarjetas en junio “son muy espectaculares”, pero “puede ser porque la gente está deseando consumir”, tras más de dos meses de confinamiento total.
Yo pondré mi ejemplo (con el permiso de los lectores). Sí estaba deseando consumir, como también tenía una necesidad imperiosa de tomar el sol, y más de abrazar a mi familia, aunque eso todavía no lo he logrado, y en algún caso ya no lo conseguiré.
Expresadas las consideraciones de si ya estamos en una incipiente recuperación, según la opinión de algunos (y ojala sea así), o todo es solo un mero efecto óptico, como consideran otros, lo que sí parece es que la banca quiere desempeñar un rol más social entre los ciudadanos, por necesidad, pero también parece que como convicción.
Gortázar confía en que cualquier actividad empresarial será mucho “más social” a partir de ahora. De esta forma, las compañías, sobre todo los bancos, no están solo para maximizar sus beneficios, sino que también tienen una función social importante. “Creo que todo esto se va a acentuar”, opina.
Considera que la banca debe marcar una diferencia y dar impresión de que el sector “está aquí para ayudar” y hacer cosas buenas “y chulas”. “Es una gran oportunidad. Podemos hacer cosas para ser una parte fundamental de la columna vertebral y que se nos valore por ello”, sentenció la semana pasada en el acto de Esade.
El número dos de Banco Santander es menos optimista, y puede que por ello, también más pasota al considerar si tras la crisis sanitaria la banca va a poder mejorar su reputación. “Me cuesta ver que el banco sea más popular porque el producto no se ve, no se toca”. Y se conforma con que “se nos respete por hacer las cosas bien”.
Jaime Guardiola navega entre la opinión de que la gente tiene cada vez una mejor imagen de su banco, pero peor de la banca como sector. “Los banqueros salimos peor que los políticos, somo los peores del ranking”, considera. Piensa que “hay una leyenda que es difícil de corregir (...), porque devolver un crédito no es lo más grato”. Pese a todo, cree que cuando a un cliente se le pregunta por su banco, y por su gestor, el porcentaje de satisfacción es alto, incluso mucho más alto que si se les pregunta por otros sectores. Pero parece que el sector tampoco podrá sacar sobresaliente en reputación en esta ocasión, pese a que las malas prácticas se hayan reducido.
Al final, no se tiene claro si saldremos de esta crisis en forma de bucle, tirabuzón, V, W, o de logotipo de Nike, tampoco que la banca recupere su reputación perdida, si es que eso puede ser, pero sí “llama la atención lo débiles que somos los países. Todos dependemos mucho de los demás”, como reflexiona Gortázar. Guardiola coincide en su opinión, y considera que “todos somos frágiles”, por lo que la reacción a esta crisis debe ser una cura “de humildad”.
Y por cierto, como asegura José Antonio Álvarez, “volverán los tiempos en los que los bancos coticen por encima de su valor en libros”. Esa es su opinión, pero ¿cuándo será eso? De momento, es una pregunta trampa, no tiene respuesta, como la de ¿cuándo se producirán fusiones transfronterizas en Europa? Primero tendrán que establecerse las mismas reglas de juego y, de momento, la concesión de una hipoteca en España no tiene que ver con la concesión en Alemania, ni el consumo de capital para una entidad financiera.
Por cierto, se han dado cuenta de que los banqueros no siempre van encorbatados.