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La Lupa
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

España necesita ya un plan estratégico de transformación

Las ayudas de Europa son la oportunidad de que Sánchez reforme el Gobierno y cree un Ministerio para la Reconstrucción que asuma la coordinación y la ejecución

AFP

La estructura era de madera, con reiteradas capas de barniz aplicadas durante más de cien años. Ardió como una tea y colapsó en media hora. La desolación fue absoluta. Una semana después, se sentaron con la aseguradora y vieron la luz. Con la indemnización del seguro y algo de ahorro podían rehacer la casa en el mismo lugar, pero con mejores materiales y actualizada. Era la rehabilitación que tanto tiempo llevaban pensando y que no realizaron por falta de dinero. Definitivamente, el incendio es la gran oportunidad de la transformación.

Esa casa se llama España y el seguro es con la Unión Europea. El incendio que hemos sufrido es obvio, aunque en este caso se ha cobrado muchísimas vidas, demasiadas. Las conversaciones para fijar el importe de la indemnización que nos va a pagar el pool ya han empezado y dentro de una semana se reúnen los miembros de la UE al máximo nivel. No va ser nada fácil, el gobierno del club (la Comisión) tiene un plan que cuantifica en 140.000 millones la ayuda para España, algo más de la mitad, a fondo perdido y el resto, créditos baratos. El problema está en que una parte de ese club, encabezados por Países Bajos, quiere aprovechar el incendio para pasarnos la cuenta y cambiar nuestro rol, de socios a siervos.

El ajuste de las miserias es mejor dejarlo en manos de Alemania y Francia, si ellos no convencen a Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Holanda, buena gana de perder el tiempo en el Sur. España debe concentrarse, como bien está haciendo Italia, en el diseño de la nueva casa, con foco en reconstruirla con materiales que no sean pasto fácil de las llamas y en conseguir una habitabilidad que facilite la creación y el desarrollo. En resumen, más sanidad pública y empleo estable.

El lunes pasado Vittorio Colao, ex CEO de Vodafone, entregó al Gobierno de Italia el documento final para la reconstrucción. Una propuesta de 102 ideas, relatadas en 127 páginas, que será analizada este fin de semana por políticos, agentes sociales y económicos, que han sido convocados por el primer ministro, Giuseppe Conte.

En la crisis sanitaria generada por el coronavirus, España ha avanzado sobre la huella que dejaba Italia, que, a su vez, andaba sobre pisadas chinas. Sin embargo, y para nuestra desgracia, en el plan para afrontar la crisis económica provocada por las medidas antivirus estamos yendo tarde y por nuestra cuenta. Empezamos queriendo reeditar los Pactos de la Moncloa y ahora los partidos no saben qué hacer con una comisión parlamentaria que es el eco de la bronca política de cada miércoles en el Congreso.

No hay tiempo que perder. No nos puede pasar como con los fondos estructurales de la Unión Europea, que, ante la falta de proyectos, hubo muchos años que ni se utilizaban íntegramente. La propia estructura territorial se puede convertir en un embudo, ya que las ideas se desarrollarán a escala autonómica, pero quien tiene que presentarlas en Bruselas es el Gobierno central. Si vamos despacio y nos enredamos en la burocracia podría ocurrir que consiguiéramos los 77.000 millones de recursos subvencionados y no fuéramos capaces de invertirlos. El colmo.

España necesita ya contar con un plan como el de Italia, promovido desde el Gobierno o la comisión para la reconstrucción económica y social, si se le quiere encontrar una utilidad. Es urgente encontrar a un grupo de expertos que identifique bien los problemas que tenemos hoy y visualice la España que queremos. Su trabajo concluiría con un plan estratégico, con presupuesto concreto y plazos de actuación, que entregarían al Gobierno o a la Comisión para su debate parlamentario y posterior puesta en marcha.

Las grandes líneas del plan son nuestras deficiencias seculares, sobradamente conocidas, y que decoran buena los programas electorales de los partidos. Hay que fijarse especialmente en aquello que coinciden, que básicamente es: sanidad pública, empleo, reforma de las administraciones públicas, despoblación, natalidad y energías verdes. Si estos ámbitos se abordan desde la perspectiva de la digitalización, cambio climático, igualdad de género e inclusión económica y social tendremos un gran plan de transformación de este país.

Ahora que ha bajado la presión sanitaria es el momento de que den un paso atrás Salvador Illa, ministro de Sanidad, y su alter ego, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, así como sus contrapartes en las comunidades autónomas. Lo agradecerán; deben estar exhaustos.

El 12 de enero, justo hoy hace cinco meses, Pedro Sánchez presentaba a su gabinete con sus 22 carteras. Era un Gobierno para la normalidad, no para la situación extraordinaria en la que nos encontramos. Hay razones tácticas que justifican retoques en el gabinete. Es el caso de los posibles ascensos de la titular de Exteriores, Arantxa González Laya, y del de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, a la Organización Mundial del Comercio y a la Agencia Espacial Europea, respectivamente. O la necesidad de aliviar la carga a la vicepresidenta Nadia Calviño, si finalmente asume la presidencia del Eurogrupo. Además de remover a algunos cuya ejecutoria es cuestionable.

Todo induce a pensar que el plan estratégico para la reconstrucción y modernización de esa casa llamada España es una gran oportunidad para modificar el equipo de Gobierno y crear un gabinete que refleje las nuevas prioridades en la nueva normalidad. Las canas del presidente Pedro Sánchez reflejan que este Gobierno lleva más meses de los que dice el calendario. Quizás merezca la pena crear un Ministerio para la reconstrucción que centralice esta labor. Me asaltan dos nombres: Pedro Luis Uriarte (ex CEO de BBVA) y José Vicente de los Mozos, aunque quizás este nos es más útil en la vicepresidencia ejecutiva de Renault.

 Aurelio Medel es Doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Unviersidad Complutense

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