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El BCE alerta de que el estrés bancario provoca un efecto dominó en el mercado

El Banco Central pone la lupa sobre las ventas forzosas

Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort (Alemania), el pasado marzo.
Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort (Alemania), el pasado marzo. Daniel Roland (AFP)

La comunidad económica intuye que a la caída abrupta por el coronavirus le sucederá una recuperación más rápida que la vivida tras la Gran Crisis Financiera que arrancó en 2008. Pero aunque la situación es muy diferente a la de entonces, ahora con unos balances saneados y unos riesgos acotados, el sistema financiero, además constituir una solución al proporcionar liquidez a la economía real, también puede ser otra arista del problema.

El Banco Central Europeo (BCE) resalta en su último informe de estabilidad financiera que existe riesgo de que el estrés bancario asociado al coronavirus pueda terminar en una pandemia para al resto del mercado. Por ejemplo, forzando la venta de activos y reduciendo la financiación a corto plazo, como ya se ha constatado, aunque de manera no alarmante.

El BCE pone cifras a la interconexión que existe en el sistema financiero de la zona euro, donde las aseguradoras y los fondos de pensiones poseen “alrededor del 15%” de los bonos bancarios de la zona euro. Por su parte, los fondos de inversión también son cruciales: tienen en su poder el 24% de la deuda bancaria.

En muchos casos, fondos, aseguradoras y los propios bancos tienen los mismos activos. “Las grandes ventas de activos por parte de las instituciones financieras en mercados sin liquidez pueden propagar la tensión en todo el sistema”, avisa el BCE.

Así, si fondos y bancos tratan de deshacerse de los mismos activos al mismo tiempo, se producirá un efecto dominó que acabará repercutiendo en sus balances y en su capacidad de dar crédito a las empresas. Y los grandes bancos están “particularmente expuestos” a esta situación.

Perturbaciones sufridas

“Las grandes salidas de dinero de Estados Unidos provocaron la venta forzosa de activos en marzo, en particular en los mercados sin liquidez, como los de bonos basura y municipales y los bonos de titulización respaldados por hipotecas”, advierte el BCE.

En ese mes, el primero de fuertes efectos del Covid-19 en Europa, también las aseguradoras sufrieron en su rentabilidad por la presión que el mercado ejerció sobre los fondos de inversión. Las aseguradoras depositan en ellos más del 25% de sus activos. El mal comportamiento de los fondos se vio reflejado directamente en sus cuentas, explica el Banco Central.

El BCE traza otra conexión entre los agentes del sistema financiero: bancos y aseguradoras acostumbran a ser inversores mayoritarios en grandes empresas de gestión de activos. El control de esas gestoras permite a bancos y aseguradoras diversificar su rentabilidad y sus riesgos, aunque es un arma de doble filo. Esos vínculos “pueden contribuir a optimizar la liquidez entre la empresa matriz y las filiales, y proporcionar beneficios a largo plazo en ingresos y diversificación de riesgos”, pero también pueden ser “una fuente de contagio en periodos de tensión si existen líneas de crédito (...) entre la matriz y sus filiales”.

Los riesgos a medio plazo aumentan “notablemente”

El informe deja a las claras que el sistema se enfrenta a un shock “global” y demanda un “cambio estructural” del sector. Los amplios esfuerzos monetarios y fiscales han impedido un bloqueo del sistema que, de todos modos, no evitan que crezca la fragilidad a medio plazo. En este sentido, el BCE destaca que “las vulnerabilidades existentes de algunos soberanos, las empresas con gran apalancamiento y el sector financiero no bancario intensificaron la respuesta en los mercados financieros y aumentaron los riesgos futuros”. Pese a que el supervisor reconoce que los bancos presentan mejores posiciones de capital y liquidez que en el pasado, adelanta que aún habrá “importantes pérdidas y una mayor presión sobre la rentabilidad”.

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