El mercado de deuda resucita con la ayuda de los bancos centrales
La banca de inversión vuelve a recibir los primeros mandatos; todas las emisiones son de alto rating
El mercado ha captado el mensaje de Christine Lagarde. Alto y claro. La presidenta del BCE está dispuesta a hacer “lo que sea necesario” para que el dinero siga fluyendo en la economía a pesar del caos que ya ha sembrado el coronavirus en los mercados de todo el planeta. Las grandes empresas europeas y sus bancos de inversión de cabecera se han puesto manos a la obra con las primeras emisiones de deuda en medio de la pandemia global.
El pasado viernes –dos días después de que el BCE sorprendiese al mercado con un contundente programa de compras de deuda en la zona euro por 750.000 millones– en las mesas de colocación de bonos de varios bancos de inversión empezaron a llegar las primeras operaciones tras semanas de sequía absoluta. Se trata, en cualquier caso, de emisiones en euros de grandes bancos y empresas europeas estadounidenses y canadienses ratings altos y capacidad para acudir al mercado aún en las condiciones más difíciles.
Entre las entidades que han abierto la veda hay tres bancos y una aseguradora con la máxima nota de las agencias de calificación, AAA (o A3 para Moody’s). Son Bank of Montreal, Canadian Imperial Bank of Commerce, Toronto Dominion Bank y la aseguradora francesa Axa. Aunque todas ellas pretenden endeudarse en euros, en puridad solo la última es una emisión 100% europea.
Han elegido el tipo de bono más seguro que existe: las cédulas. En caso de quiebra de una entidad financiera es el último bono que podría asumir pérdidas. La protección es máxima y es casi imposible que, por muy cruda que sea la recesión, una entidad matrícula de honor deje de pagar su deuda más blindada.
Sin embargo, también se atreven a ir al mercado compañías con una nota crediticia más baja y con deuda más expuesta a una eventual quiebra. Solo son dos las empresas europeas que se atreven a explorar este mercado. En ambos casos, son grandes corporaciones con un rating de A- o superior.
Por un lado está la eléctrica francesa Engie, que trata de vender bonos verdes de la mano de Natixis, como coordinador global. Por el otro, el gigante de la distribución Unilever. Colocó 1.000 millones en dos tramos a 5 y 10 años, con diferenciales sobre el midswap (tipo de interés libre de riesgo a esos plazos) iniciales del 1,6% y del 1,65%, respectivamente.
En deuda soberana el único protagonista fue otro emblema de la Europa más fiable. Se trata de uno de los grandes landers alemanes, Hesse, donde se sitúa una de las grandes capitales financieras europeas, Fráncfort. Sigue al Tesoro español, que el jueves consiguió colocar el máximo previsto (5.000 millones de euros) en una subasta de deuda pública, aunque a un precio superior.
La llegada de las primeras emisiones al mercado no garantía de que la corriente se vaya a mantener en las próximas semanas. “Seguimos viendo un mercado de crédito con protagonismo de las ventas a pesar de que los nombres italianos sí que mejoraron y de que veamos ya algo más de consolidación, aunque en niveles que deberían de mejorar si queremos ver actividad de emisión en próximas sesiones”, indica Jesús Saez, managing director de Natixis. Y apunta a que, más allá de las medidas que tomen los bancos centrales, el sentimiento del mercado mejorará cuando aumenten las esperanzas de control del virus. Las continuas menciones de los bancos centrales a que están dispuestos a seguir sacando la artillería ayuda a que el mercado pueda afrontar con mayor entereza.
Es cierto que el mercado parece que se anima en la deuda más blindada. Pero en las capas inferiores se percibe una perturbación fuerte. Los índices iBoox sobre la deuda high yield se desplomaron en las últimas semanas. Son las empresas de menor calidad crediticia a las que los inversores han puesto en cuarentena. Y las que pueden desencadenar un crac de crédito. Es decir, no poder disponer de sus líneas de financiación ni suscribir nuevas.
El BCE está decidido a evitarlo con todas sus fuerzas. Y en su comunicado del jueves dejó la puerta abierta de forma velada a comprar deuda corporativa por debajo del grado de inversión, como ya hará con la griega. Algo que ha provocado dos sesiones de subida en el índice en euros y que insuflaría ánimos nuevos en el mercado de deuda.
Oleada de colocaciones en en Estados Unidos
Banca. La Fed, por su parte, ha tomado dos paquetes de medidas extraordinarias. Primero bajó los tipos 50 puntos básicos y relanzó su programa de compras de deuda. El domingo dejó el precio del dinero en el 0% y amplió las compras 700.000 millones. Y los emisores del otro lado del Atlántico se lo han tomado con más alegría que los europeos. Tres gigantes financieros del país –JP Morgan, Morgan Stanley y Citi– se lanzaron el viernes a colocar cerca de 6.000 millones de dólares en deuda. Los plazos eran extralargos, de entre 11 y 31 años.
Empresas. No solo las entidades financieras se animaron el última día de la semana pasada a colocar papel entre los inversores. También empresas de todo tipo aprovecharon la mejora del mercado gracias a la avalancha de liquidez de los bancos centrales. La más intrépida fue Walt Disney, con varios tramos de emisiones por un total de 6.000 millones de dólares. Pero hubo más. El grupo estadounidense de empresas aeroespaciales y de defensa Northrop Grumman salió con un total de 2.250 millones de dólares en varios tramos con vencimientos entre 5 y 30 años. También disparó la aseguradora Metlife, con un total de 1.000 millones de dólares a 10 años.