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Coronavirus, un ensayo general para el teletrabajo

Es la gran asignatura pendiente del sistema de trabajo en España

GETTY IMAGES

El coronavirus está haciendo sonar todas las alarmas. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, comunicó este lunes que se suspenden las clases en la Comunidad de Madrid, Vitoria y Labastida (País Vasco) a partir del próximo miércoles. Asimismo, también instó a las empresas a fomentar medidas de teletrabajo y flexibilizar las jornadas para evitar las aglomeraciones en estas mismas regiones. Una iniciativa que muchas compañías ya habían empezado a adoptar con el objetivo de prevenir nuevos contagios y tranquilizar a sus plantillas.

A pesar de que desde hace varias décadas, empresas y expertos en recursos humanos hablan de las bonanzas de este sistema, en España muy pocas compañías se han atrevido a ponerlo en marcha. Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), solo hay 800.000 personas que trabajan desde casa al menos una vez por semana, lo que significa menos del 5% de la población ocupada. Tal vez sea ahora, con el Covid 19, cuando se pueda hacer un ensayo general de lo que supone realmente el teletrabajo para una organización.

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De hecho en China, de donde parte el virus, advierte Mireia Las Heras, profesora de Dirección de personas del IESE, están trabajando, sobre todo las empresas de servicios, desde hace tres meses en remoto. “Solo un tercio de las plantillas acude al puesto de trabajo para cubrir unos servicios mínimos, y el resto trabaja desde casa. Se van rotando para evitar aglomeraciones”, afirma la docente, que cree que puede ser el momento para que las compañías realicen un ensayo general del teletrabajo.

Hasta ahora, prosigue Beatriz Ardid, responsable de la línea de negocio diversidad y bienestar corporativo de PeopleMatters, “las empresas han dotado a los profesionales de medios tecnológicos móviles, de manera que un día a la semana puedan teletrabajar, pero hasta ahora no se había puesto a toda la plantilla a trabajar en remoto tirando de un único servidor”.

Y es en los momentos de fuerza mayor y de incertidumbre cuando se realizan muchos de los grandes cambios dentro de las empresas. “Ahora se puede forzar y quitar el miedo al teletrabajo, que en el fondo es un tema de confianza en las personas”, señala Ardid, quien cree que no todo el mundo puede hacer su trabajo desde otro sitio que no sea el habitual. Y aclara que el teletrabajo se sostiene sobre dos pilares culturales: la confianza y la responsabilidad. “Se trata de que las personas asumamos que el trabajo tiene que salir adelante, y si la persona tiene los medios para hacerlo, es ahí cuando empieza la confianza, pero las empresas todavía no están preparadas ni disponen de los procesos para que la gente trabaje desde su casa”, continúa.

El problema, añade la docente del IESE, es que el presencialismo es una práctica arraigada a la forma de trabajar de los españoles. “A pesar de que trabajamos desde casa en horario no laboral, a la gente creo que no le gusta teletrabajar al cien por cien, ya que necesitamos las relaciones sociales y hacer que parte de la jornada sea presencial”, afirma Las Heras. En su opinión, entre dos y tres días a la semana sería el periodo ideal para teletrabajar. Y considera que ahora sería el momento idóneo para vencer temores, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores. “El coronavirus puede hacer que las empresas se lo repiensen, y permitan que una parte del trabajo se haga desde casa”.

Para facilitar todo esto y darle un empujón, hay empresas que están lanzando, como la tecnológica Zoho, que ha puso a disposición de cualquier usuario u organización que lo necesite, de forma gratuita y hasta el 1 de julio, una suite de aplicaciones Remotely en la nube que permita estar conectado y hacer seguimiento de todo el trabajo realizado.

A la hora de trabajar bien fuera del entorno habitual, explica el vicesecretario de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, Roger Ballescà, mantener las rutinas habituales es una condición indispensable. Aquí se incluye desde el momento en el que suele sonar el despertador al tiempo que se le tiende a destinar a la comida, pasando por la pausa para el desayuno.

En el caso de las personas que presenten cierta ansiedad por haber estado expuestas a algún tipo de peligro o que, incluso, se encuentren en cuarentena sin poder salir de su domicilio, Ballescà recomienda ser prudentes y no caer en la sobreinformación. “No se puede estar leyendo continuamente sobre el tema, ni usar las redes sociales como una fuente fiable”, desarrolla. Una medida que aconseja especialmente a quienes no pueden salir, pues, al disponer de más tiempo libre, es más sencillo caer en estos errores.

Por su parte, la asociada sénior de laboral de Cuatrecasas Ana Campos comenta que las medidas de teletrabajo no pueden imponerse en cualquier caso, por eso solo podrán implementarse cuando son de mutuo acuerdo entre empresa y trabajadores. Asimismo, la experta reivindica que, en cualquier caso, corresponde a la compañía dotar a sus empleados de los medios oportunos para que realicen la actividad y, si estos consideran que son insuficientes, “no pueden prohibir el acceso al centro de trabajo, aunque se haya estado en zonas de riesgo”.

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