Alain Dehaze (Adecco): “Se puede subir el salario mínimo pero rebajando sus cotizaciones”
Este directivo aconseja al Gobierno español que no anule toda la reforma laboral y advierte que los trabajadores pierden el 40% de su capacitación cada tres años
El consejero delegado del Grupo Adecco, Alain Dehaze (Tournai, Bélgica, 1963), es un habitual de la reunión del Foro Económico Mundial que se celebra anualmente en Davos (Suiza). Desde que en 2015 se convirtió en el líder de esta multinacional de gestión de recursos humanos, presenta cada año el Índice de Competitividad del Talento Global, que analiza exhaustivamente un centenar de aspectos económicos y sociales de 132 países del mundo, en el que España obtuvo el puesto 32. Este año no ha sido una excepción y, tras la presentación del estudio en Davos, Dehaze mantuvo un nuevo encuentro en esta cumbre mundial con periodistas españoles para analizar la actualidad económica y laboral. Cree que España ha hecho muchas cosas bien para salir de la crisis, como la reforma laboral, y aconseja “que no se destruya lo que ha dado buenos resultados”.
- R. La nueva ministra de Trabajo española, Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, es una histórica militante de izquierdas ¿Cómo cree que puede afectar esto al mercado laboral español?
- R. En el Grupo Adecco no hacemos política, pero dado que nuestra actividad se desenvuelve en un terreno regulado, es importante que tengamos diálogo con el partido que esté en el poder. Al final, se trata de construir el futuro del trabajo para todo el mundo, esté quien esté en el Gobierno. Los políticos tienen diferencias a la hora de construir ese futuro, pero hay algunas bases comunes. Si hay un colectivo de trabajadores poco cualificados, hay que hacer que su contratación sea atractiva por la vía de los costes, porque esa es la manera de que las compañías los contraten y les formen o les reciclen, para volverlos a hacer empleables y que vuelvan a formar parte de la fuerza laboral. Esta es una receta global que funciona y para cualquier partido que gobierne. Por ejemplo, en Dinamarca los empresarios no pagan cotizaciones sociales por los que cobran el salario más bajo para empujar a las empresas a que contraten a esos trabajadores porque son atractivos en términos de costes y así les ponen en el mercado.
- R. De momento, el Gobierno ya ha subido un 5,5% el salario mínimo, que unido al 22,3% de 2019 suma un alza de casi el 28%.
- R. La cuestión sobre la subida del salario mínimo está relacionada con la competitividad de las empresas y del país. Puedo entender que los países decidan aumentar el salario mínimo. Pero sugiero, como idea, que se puede aumentar el salario mínimo, pero si a la vez se rebajan las cotizaciones de esos trabajadores, y así no se dañaría la competitividad de la empresa. Además, creo que esto es importante para impedir que el empleo menos cualificado y pagado con el salario mínimo se vaya a la economía sumergida. Cuanto más atractiva se haga la contratación de los empleos con bajos salarios, más se contribuirá a aumentar la economía regular. Porque alimentar la economía informal tiene un riesgo muy alto, porque se crea una bomba social. Es importante formalizar la economía y estamos viendo que la manera en la que lo hacen muchos países es haciendo los salarios más bajos más atractivos.
- R. Pero en España tenemos un problema con la financiación de las pensiones y, si se bonifican estas cotizaciones a los empresarios, disminuyen los ingresos de la Seguridad Social.
- R. Bueno, yo no estoy al frente de las pensiones ¿eh? (risas). Pero siempre será más caro tener a estos trabajadores en el paro y cobrando prestaciones. Es más barato subvencionar su contratación, porque una vez que tienen un empleo producen, generan valor, consumen y ya no son una carga para el Estado y la sociedad. Concretamente, España o Italia tienen grandes necesidades de recualificar y actualizar a los trabajadores y mejorar su empleabilidad. Para las empresas españolas es importante tener el talento adecuado para ser competitivas y conseguir retenerlo. La economía española ha tenido un importante desarrollo en los últimos años pero hay mucho trabajo que hacer para reducir la tasa de paro general y juvenil en particular. Y lo haremos esté quien esté en el Gobierno.
- R. El Gobierno quiere ahora anular buena parte de la reforma laboral del PP de 2012 ¿Cómo afectará esto a la contratación?
- R. De momento, no se ha cambiado nada. Veo que la tendencia, no solo de los Gobiernos sino también de las compañías, es intentar cambiar el pasado. Pero si la herencia que se recibe es buena ¿por qué cambiarla? En España se debería hacer un buen análisis de la reforma laboral, ver lo que ha funcionado bien para crear empleo y lo que no. Solo puedo recomendar que se mantenga lo que ha ido bien.
- R. ¿En qué ha sido buena la reforma laboral?
- R. Si se mira a Europa, se ve que España y Portugal son los únicos dos países que mantienen una buena actividad económica. Y si analizamos el empleo temporal, que es un indicador adelantado, encontramos buenos datos en ambos países y eso es una excepción en Europa. El resto de los países están atravesando problemas. Alemania tiene mal la industria del automóvil; Francia, tensiones sociales; Reino Unido, el Brexit. La mayoría de los grandes países atraviesa dificultades excepto España y esto no era así hace unos años. Así que si el país ha encontrado algunas recetas que están funcionando, o al menos en parte, se deberían mantener. En cualquier caso, no conocemos los detalles de lo que quiere hacer el Gobierno, pero Adecco es uno de los principales empleadores de España así que lo miraremos al detalle y estaremos dispuestos a debatir con el Gobierno cómo crear más empleo y de calidad.
- R. En el Índice de Competitividad que presentan en Davos, España saca recurrentemente mala nota en la práctica de ligar los salarios a la productividad ¿Cómo se puede mejorar?
- R. Siempre existe este debate respecto a la productividad, el incremento salarial y su traslado a la inflación. La ecuación es la siguiente: subir los salarios sin incrementar la productividad reduce la competitividad, ya sea de una empresa o de un país. Así que se pueden aumentar los salarios si gracias a la tecnología o a la automatización de los procesos se logra mejorar la productividad y se puede destinar una parte o la totalidad de las ganancias a subir los salarios. En todo caso, en muchos países como Estados Unidos, Alemania o Suiza, con tasas muy bajas de paro, los incrementos salariales son moderados, entre el 2% y el 4%. Si bien se trata de los únicos países donde se puede ver algún tipo de subidas salariales inflacionistas, que obedecen a la lucha por el talento. Pero esto solo afecta a una parte del mercado de trabajo, no a todo.
- R. Usted ha dicho que cada tres años un trabajador pierde el 40% de su cualificación ¿Eso es así?
- R. Sí, actualmente hemos calculado que un trabajador pierde aproximadamente el 40% de su cualificación profesional y de sus habilidades cada tres años. Así que, si no se hace nada por actualizar la formación, dentro de diez años se está completamente obsoleto.
- R. ¿Y quién tiene más responsabilidad en propiciar que haya formación durante toda la vida laboral?
- R. Es una responsabilidad compartida a tres bandas: el propio individuo debe ser consciente de que necesita actualizar sus conocimientos para ser competitivo en su profesión; en segundo lugar, las empresas, que deben saber qué talento necesitan. Y, por último, los Gobiernos.