El autónomo trabaja 36 días más al año que el asalariado (sin analizar vacaciones)
El autónomo invierte menos horas que hace diez años, pero la diferencia sigue siendo considerable con respecto a los asalariados.
La percepción social de que los trabajadores autónomos dedican más tiempo al trabajo que los asalariados se puede medir con datos. Según las últimas cifras estadísticas publicadas por la Unión Europea, los profesionales por cuenta propia trabajan una media de 6 horas más, cada semana, que los asalariados.
Esto nos da una media al mes de tres jornadas laborales completas, suponiendo una media de ocho horas de trabajo por día. Lo que significa que los autónomos trabajan hasta 36 días más que un asalariado a lo largo del año. Todo ello, sin tener en cuenta los periodos vacacionales, a los cuales el autónomo tiene difícil acceder, según diversos estudios previos.
En total, serían 47 horas semanales la media para los autónomos, y unas 40,7 horas para los trabajadores por cuenta ajena, según la base de datos Eurostat, que recoge la evolución de las horas de trabajo que dedican semanalmente por país y afiliación laboral.
En comparación con la media europea, los autónomos españoles dedican casi una hora menos de media a la semana, mientras que los asalariados trabajan 0,2 horas menos que sus vecinos europeos.
Menos que Bélgica y más que Lituania
Los profesionales belgas son los que más horas trabajan a la semana, con una media de 52,7 horas, seguidos por los turcos (51,8 horas) y por los austriacos y serbios (51,1 horas).
En el lado de los países europeos con menos horas de trabajo por parte de los autónomos se sitúan Lituania (40,9 horas), Hungría (41,5 horas) y Letonia (41,8 horas). Otros países como Bulgaria, Estonia o Noruega también se sitúan por debajo de las 45 horas de media a la semana.
Ahora, el autónomo trabaja menos
No obstante, si nos fijamos en los datos de la década pasada, la media de horas trabajadas a la semana por los autónomos españoles era de 48,5, con lo que ha reducido hasta las 47,6 horas en tan solo 10 años. Una evolución positiva, aunque muy alejada de la realidad de los asalariados.